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Los proyectos de Rusia e Irán aún se encuentran en una etapa muy inicial.
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El petro es unidad de cuenta en Venezuela, sin embargo los venezolanos desconocen cómo usarla.
Los gobiernos del mundo han estado reconociendo en los últimos dos años la importancia de los sistemas descentralizados de criptoactivos y de las criptomonedas, pues cada vez es más difícil ignorar al ecosistema impulsado por Bitcoin.
Algunos países adoptaron estrategias para desarrollar blockchains nacionales, mientras que otros se han interesado en la naturaleza descentralizada de los criptoactivos como posible vía para eludir la dependencia del sistema financiero tradicional. Los gobiernos de Irán, Rusia y Venezuela, sobre los que hay sanciones económicas de varios países, han iniciado proyectos para emitir su propia criptomoneda nacional.
Irán
La República Islámica de Irán, fuertemente sancionada en las últimas semanas por el gobierno de Estados Unidos, comunicó algunos meses atrás sus intenciones de lanzar una criptomoneda nacional. En tal anuncio, realizado en julio de este año, la División de Asuntos de Gestión e Inversión de Irán declaró que el propósito es facilitar “la transferencia de dinero a cualquier parte del mundo”, como una vía de enfrentar las sanciones impuestas por la administración de Donald Trump.
La propuesta de una criptomoneda “endógena” está dirigida por el Banco Central del país y la Dirección de Asuntos Tecnológicos y Científicos de la presidencia. Ninguna de estas dos entidades gubernamentales se ha pronunciado acerca del algoritmo, minería o características del consenso de la red que plantean lanzar. Sin embargo, un documento obtenido confidencialmente asegura que la criptomoneda nacional de Irán estará basada en la blockchain de Hyperledger Fabric y no será minable.
De acuerdo a este documento referido a un medio local por medio de Saeed Mahdiun, Director para las Corporaciones de Servicios Informáticos, está previsto que la criptomoneda funciona como un “ficha e instrumento de pagos intercambiarios” y posteriormente, como un “instrumento para hacer pequeños pagos en el país”.
Con los datos revelados hasta el momento, se puede inferir que, al igual que otros proyectos de criptomonedas nacionales, el token iraní será de naturaleza centralizada. De igual forma, tampoco se conoce cómo la emisión de este criptoactivo ayudaría exactamente al gobierno local a evadir las sanciones financieras de Estados Unidos.
Por su parte, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a través de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) advirtió que Irán está utilizando criptomonedas para evadir las sanciones económicas estadounidenses y “perturbar” el sistema financiero estadounidense.
Al respecto, FinCEN publicó un documento de 19 páginas para “ayudar a las instituciones financieras a detectar” y reportar “transacciones potencialmente ilícitas relacionadas con Irán”. Tales medidas están sustentadas en que la administración de Trump considera que el régimen iraní representa una amenaza contra el sistema financiero estadounidense.
Asimismo, el panorama regulatorio es confuso, pues la minería de criptomonedas es reconocida como actividad comercial dentro del territorio al mismo tiempo que está prohibido el comercio de bitcoins.
Recordemos que desde abril de este año el Banco Central de Irán (CBI) ilegalizó el uso de bitcoin por considerarlo una herramienta para el lavado de dinero. Esta medida condujo a que las casas de cambio nacionales perdieran el soporte bancario, pues todas las entidades financieras reguladas tienen prohibido procesar transacciones relativas a criptomonedas.
La prohibición del comercio no eliminó el mercado de bitcoin en reales iraníes. Actualmente se siguen comerciando bitcoins en plataformas peer-to-peer como LocalBitcoins, que aún ayudan a los iraníes a mitigar los altos índices inflacionarios de su economía local. Sin embargo, la nueva tanda de sanciones impuestas a Irán si afectaron el criptomercado.
El pasado 7 de noviembre las casas de cambio Binance y Bittrex dejaron de prestar sus servicios de intercambio a los ciudadanos de Irán. De acuerdo a Sephr Mohammadi, Presidente de la Comunidad Blockchain de Irán, la decisión de estas casas de cambio —y de otras que no mencionó— restringen severamente el criptomercado en ese país.
Rusia
Pensando en una criptomoneda nacional como “una herramienta útil” para eludir las sanciones financieras impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos, Rusia viene planteando la creación de una criptomoneda nacional desde hace dos años.
Llamada provisionalmente como criptorublo, la criptomoneda rusa está pensada como una vía para que Rusia acuerde pagos con sus socios comerciales y disminuir la influencia de Estados Unidos en su economía.
Este instrumento nos conviene muy bien para la actividad sensitiva en nombre del Estado. Podemos liquidar cuentas con nuestras contrapartes en todo el mundo sin importar las sanciones.
Sergei Gláziev
Asesor económico
A pesar del tiempo transcurrido desde el anuncio hasta la fecha, aún no existen detalles técnicos sobre el algoritmo, la minería y la participación del ecosistema de las criptomonedas ruso. Sin embargo, el asesor económico del presidente Vladimir Putin aclaró que la intención es construir un criptoactivo centralizado, donde solo el estado pudiese participar en la minería, aún cuando no todos los miembros del gobierno estén de acuerdo.
Asimismo, reportes señalan que el criptorublo ruso estará basado en algoritmos desarrollados en el país, pero basados en Ethereum. Sin embargo, hasta el momento nada está escrito sobre piedra, pues recientemente el presidente del Comité de Mercados de la Duma Estatal de Rusia, Anatoly Aksakov, declaró que el parlamento ruso está evaluando emitir una criptomoneda con paridad 1:1 con la moneda fiduciaria rusa, el rublo.
Venezuela
Venezuela es otro de los países que ha tomado la emisión de una criptomoneda nacional como alternativa para combatir las sanciones impuestas por Estados Unidos.
El proyecto de la criptomoneda del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, propuesto en diciembre de 2017, ha tenido un avance lento y controvertido. Los detalles técnicos del Petro (PTR) se dieron a conocer hace un mes, cuando las autoridades financieras del país publicaron una nueva versión del libro blanco del criptoactivo.
De acuerdo a ese documento, el criptoactivo utilizará un algoritmo de consenso X11, el mismo utilizado por Dash. La blockchain del PTR utilizará un mecanismo de consenso híbrido entre Prueba de Participación (PoS) y Prueba de Trabajo (PoW) para generar bloques de 4 MB cada 60 segundos.
Asimismo, el libro blanco establece que las confirmaciones se realizarán luego de 10 bloques; y los usuarios podrán hacer uso de envíos instantáneos o “InstanSend”, otra similitud con la criptomoneda de código abierto desarrollada por Evan Duffiel, Dash.
Es importante destacar que este criptoactivo, respaldado en las reservas petroleras del país suramericano, funciona como unidad contable en Venezuela y ya las entidades bancarias reflejan los movimientos de las cuentas en bolívares y en petros. Sin embargo, gran parte de los venezolanos aún desconoce cómo comprar, vender o utilizarlos. Actualmente solo es posible acceder a los PTR con bitcoins o litecoins; la compra de Petros con bolívares soberanos no está habilitada.
El Petro vino acompañado de una serie de medidas destinadas a legalizar la actividad comercial con criptomonedas. Entre esas medidas destacan el reconocimiento de la minería como actividad comercial, la certificación de casas de cambio digitales del país, y la creación de un organismo regulador, la Superintendencia de Criptoactivos de Venezuela y Actividades Conexas Venezolana.
Estos tres países se han unido a la tendencia de emitir criptomonedas nacionales de países como Suiza, Islas Marshall, Suecia y Emiratos Árabes Unidos y Ucrania, aunque por razones diferentes. Todo apunta a que estas naciones, aliadas comerciales, intentan lograr un objetivo en común: eludir las sanciones económicas impuestas desde Washington.
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