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Como con cualquier inversión, lo mejor es entrar a Bitcoin con una estrategia clara.
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Dudar de espejismos y proyectos que ofrezcan retornos demasiado buenos.
Bitcoin se ha recuperado de forma sostenida de la caída que vivió a comienzos de la cuarentena por coronavirus, cuando descendió hasta el nivel de los 4.000 dólares. Desde entonces, bitcoin ha mantenido su impulso y actualmente ronda los USD 11.000. De hecho, diversos analistas han afirmado que ha comenzado una nueva corrida alcista de Bitcoin.
Para el reconocido analista de mercados Willy Woo, por ejemplo, luego de que la llegada de la pandemia se interpusiera en el camino del alza, la criptomoneda entró en fase alcista en junio de este año, tras superar los 11.000 dólares, como reportamos en CriptoNoticias en ese momento. Tiempo de invertir, pensarán muchos.
En efecto, los mercados alcistas pueden ser una interesante oportunidad para obtener ganancias. Sin embargo, también hay muchos riesgos para los inversionistas. En la joven historia de Bitcoin, tenemos ya un precedente para revisar y no incurrir en posibles errores durante esta etapa en la que se dispara el movimiento en torno a las criptomonedas.
Por ello, revisaremos en este artículo una serie de escenarios durante la corrida alcista de 2017 que dejaron valiosas lecciones de mercado. En ese momento, bitcoin rozó los 20.000 dólares y salían de todos lados proyectos de nuevas criptomonedas buscando capitalizar la fama que iba ganando el ecosistema. Muchos hicieron dinero, muchos más perdieron.
No entrar a Bitcoin por FOMO: todo lo que sube tiene que bajar
Durante los últimos meses de 2017, Bitcoin entró en una fase alcista muy pronunciada, que llevó rápidamente el precio de la criptomoneda a su máximo histórico hasta el día de hoy. En cuestión de apenas un mes, Bitcoin triplicó su valor de mercado.
Para algunos, podría haber parecido una gran idea comprar cuando rondaba los 17.000, 18.000 o incluso los 19.000 dólares y parecía que no dejaría de subir. Pero al igual que la subida fue muy rápida, la caída también lo fue. Tras rozar los 20.000 dólares a mediados de diciembre, un mes después ya el precio de BTC había caído a la mitad. Nunca, desde entonces, se ha vuelto a acercar siquiera a los USD 16.000 de valor.
Por ello, una recomendación clave es no sucumbir al FOMO (Fear Of Missing Out o «Miedo a perderse de algo»). En el caso de las inversiones, se considera al FOMO como el sentimiento que lleva a los inversionistas a comprar por miedo de perderse las potenciales ganancias de un activo que va en alza, como describe el diccionario de acrónimos de este periódico.
De haber comprado en esa época, el ansia de entrar, ese FOMO, te mantendría en este momento muy por debajo de tu valor de entrada a Bitcoin.
Para incursionar en el mundo de las inversiones, ya sea de criptomonedas, acciones, oro o cualquier otra opción, es importante primero entender el momento en el que está el mercado, saber leer los gráficos y no dejarse llevar por el sentimiento de que el alza será para siempre. En todos los mercados, una subida precipitada de precio viene seguida de una corrección drástica a la baja.
Es fundamental tener una estrategia clara de inversión. Particularmente, en el caso de Bitcoin es importante saber si esperas ganancias a largo o corto plazo. Hasta el momento, la criptomoneda creada por Satoshi Nakamoto ha demostrado ser eficiente como resguardo de valor a largo plazo. Si nos remitimos a los promedios anuales, vemos que BTC se ha revalorizado año tras año. Solo hubo una excepción, en 2015, cuando el promedio de Bitcoin estuvo alrededor de 50% por debajo del año anterior.
En el corto plazo, la historia es otra. Bitcoin es un activo volátil, por lo que si buscas ganancias en poco tiempo probablemente lo más recomendable sería estudiar, entender cómo analizar métricas y patrones para luego adentrarse en este mundo. Tal como evaluó recientemente el trader Eduardo Gavotti en el podcast En Consenso, de CriptoNoticias, sin eso es muy probable que termines perdiendo dinero.
Tener una estrategia clara de inversión te permitirá saber si estás preparado para asumir pérdidas en el corto plazo, particularmente en un mercado tan volátil y difícil de predecir. Como ejemplos de esto, tenemos el pico alcanzado en marzo de este año, a niveles de 6 años atrás; y luego el bajón de la volatilidad registrado en el mes de junio.
Dudar de proyectos que parezcan «demasiado buenos»
En 2017, fueron las ICO, con miles de millones recaudados en lanzamientos de criptomonedas de todo tipo. Hubo muchas estafas lanzadas por esa vía, aprovechando la palabra clave «criptomoneda» y el discurso de disrupción tecnológica para captar inversionistas o víctimas.
El otro gancho de las ICO era que se trataba de una especie de preventas. En ellas, los creadores de determinada criptomoneda ofrecían unidades a precios «de descuento» en una primera etapa.
En medio de la corrida alcista de ese momento, estas monedas se apreciaban rápidamente, amparadas en el éxito y la visibilidad que Bitcoin estaba ganando para el resto del mercado. Pero también caían rápidamente, sin un proyecto fuerte que los respaldara.
¿El resultado? Pérdidas millonarias para los inversionistas que se dejaron llevar por las presentaciones de una u otra ICO como la nueva mejor inversión. Incluso, en muchos casos se recomendaba como «el nuevo Bitcoin» a cualquier nueva moneda que recién aparecía.
Un claro ejemplo fue el de Filecoin, un proyecto para el almacenamiento de datos de forma descentralizada que logró recaudar más de 250 millones de dólares en su ICO. Ahora, tres años después, todavía no han lanzado siquiera su red principal.
Lanzada en diciembre de 2017, la criptomoneda del proyecto tenía un valor de 11 dólares, que casi triplicó en menos de una semana. Tras algunos vaivenes, cayó finalmente hasta que se mantuvo en un rango entre 2 y 5 dólares (con algunos picos momentáneos).
Otro ejemplo resaltante es el de Bancor, un proyecto de «tokens inteligentes» que recaudó más de 150 millones de dólares en la ICO de su token BNT. Vendido a un precio inicial de USD 3,92, BNT tuvo como primer precio de intercambio un valor por encima de los 4 dólares.
En plena burbuja, entre finales de 2017 y comienzos de 2018, el token superó los 10 dólares y volvió a caer rápidamente. Hoy, más de dos años más tarde, el precio de un BTN apenas ronda 1 dólar.
La fiebre de las ICO llegó incluso a las celebridades. Por ejemplo, el boxeador Floyd Mayweather llegó a apoyar públicamente dos proyectos de este tipo. Esto, como reseñó este periódico, le acarreó problemas legales.
Tal fue la cantidad de proyectos (legítimos o no) que optaron por la vía de la ICO para obtener financiamiento, que incluso los gobiernos se volcaron a crear regulaciones o limitar el alcance de estas recaudaciones de fondos. A la par, la desconfianza en las ICO generó las ofertas iniciales de exchanges o IEO, que fueron básicamente una forma de lanzar ICO, pero a través de exchanges. Sin mucho éxito, como reportamos en CriptoNoticias.
En la actualidad, ya no hay ICO saliendo hasta debajo de las piedras. Ahora son las DeFi. Proyectos que ofrecen retornos impresionantes a la inversión inicial en un corto tiempo. Pero no todo lo que brilla es oro en ese mundo.
Hay muchas fallas en proyectos que salen de la nada han generado pérdidas importantes, como los 750.000 dólares bloqueados en YAM, una DeFi que se lanzó sin auditorías que bloqueó los fondos tras un error de código.
En síntesis, no parece la mejor idea caer en cualquier oferta de inversión, especialmente durante el mercado alcista. A mayor oferta de retornos por la inversión, mayores son los riesgos.
Por otro lado, están las estafas y proyectos que salen sin tener cubiertos aspectos mínimos de seguridad para sus usuarios. En solo un par de meses, en este periódico hemos informado sobre la estafa de unos 20 millones de dólares en la plataforma Yfdexf.Finance, la desaparición de los creadores de Asuka.Finance o el incidente en el que el creador de SushiSwap retiró unos 14 millones de dólares en la criptomoneda de Ethereum y luego los devolvió.
Alzas de la noche a la mañana son probablemente espejismos
Todo lo que sube, eventualmente tiene que bajar. Al menos eso reza el dicho popular (y la ley de gravedad). En este contexto de las criptomonedas, esto aplica particularmente cuando hablamos de alzas muy pronunciadas en poco tiempo.
Especialmente, si se trata de criptomonedas con poca capitalización de mercado, lanzamientos recientes o proyectos desconocidos. Las denominadas altcoins siguieron el impulso de Bitcoin y alcanzaron sus máximos valores hasta la fecha, cayendo igualmente al poco tiempo.
Entre esas monedas, encontramos por ejemplo a Bitcoin Cash (BCH), surgida de una bifurcación del código de Bitcoin. Durante el pico de la corrida de 2017, BCH llegó a superar los 3.600 dólares. No solo perdió ese nivel rápidamente, sino que actualmente no alcanza ni el 10% de ese precio.
Ahora está ocurriendo con insistencia en el sector de las DeFi. Pero también con otras criptomonedas, cuyos principales tenedores pueden manipular el mercado a su favor para tomar ganancias rápidas.
¿Alzas de 50% de la noche a la mañana? Probablemente, le seguirá una caída proporcional o incluso mayor. Ejemplos cercanos en el tiempo incluyen el token COMP de la plataforma DeFi Compound, que, a mediados de año, a pocos días de su lanzamiento, pasó de 96 dólares a más de 341 en pocos días para luego caer a 200.
Actualmente, el valor de mercado de COMP es de 155 dólares. Quienes hayan comprado por encima de 300 dólares estarían en este momento con 50% de pérdidas. Prácticamente la misma situación de quienes compraron BTC alrededor del pico de 2017.
Ignorar a falsos «gurús» de Bitcoin (y no convertirse en uno)
En pleno mercado alcista, Bitcoin y el resto de criptomonedas son los temas del momento. Por ello, es común leer recomendaciones de inversión de lo más diversas. Tokens, plataformas, nuevas criptomonedas. Todas tienen sus riesgos.
Si vas a invertir, mejor hacer una investigación exhaustiva que seguir el consejo de otra persona. En definitiva, por reconocida o exitosa que sea, esa persona también tiene sus propios intereses. O comete sus propios errores.
Esto aplica incluso para actores bien intencionados, no solo para quienes buscan atraer inversionistas a proyectos turbios o con poco respaldo. Quizá sus análisis le hacen pensar que efectivamente determinada inversión es una buena oportunidad, pero siempre cabe la posibilidad de que estén equivocados.
Tomemos en cuenta que no hay riesgo únicamente en caer en malas inversiones escuchando cualquier consejo. También podemos incurrir en el error de convertirnos en ese falso gurú sin quererlo, o sin darnos cuenta.
¿Llevas tiempo recomendando Bitcoin? ¿Quieres comenzar a hacerlo? El mercado alcista, aunque puede ser ventajoso para generar interés, también puede ser riesgoso para la recomendación, si no viene acompañada por todas las advertencias de rigor. Señalar la volatilidad del mercado, las múltiples estafas que existen en el ecosistema y el énfasis en que cada inversión implica un riesgo, son pasos necesarios para no pasar por un charlatán.
Imagina haber recomendado la compra de Bitcoin en 19.500 dólares en diciembre de 2017. ¿A largo plazo? Falta por ver qué pasará. Muchos analistas coinciden en que ese techo será superado en un futuro cercano. Pero ¿a corto plazo? El inversionista no estará muy complacido con su entrada a Bitcoin. Y tú serás el culpable.