-
Los mitos tejidos alrededor de Bitcoin podrían obstaculizar su adopción.
-
En esta segunda parte, continuamos explicando mitos más avanzados.
En la primera parte abordamos algunos de los mitos que requieren un conocimiento avanzado de Bitcoin. En esta segunda parte continuamos desentrañando los mitos en cuanto al sistema y el futuro de Bitcoin. Veamos.
Es muy malo que se hayan perdido numerosos bitcoins
Recordemos que la cantidad total programada de bitcoins a emitirse es de 21 millones y no más que eso. Sin embargo, cuando la recompensa de los bloques al fin se termine, la cantidad de BTC en circulación será mucho menos que esa, pues, a lo largo de los años, muchos usuarios han perdido sus llaves privadas y discos duros —de los primeros años—, han muerto antes de poder dejar instrucciones a sus herederos o han enviado BTC a direcciones inexistentes, imposibilitando su acceso quizás para siempre.
De acuerdo a un estudio llevado a cabo por la compañía de análisis de la blockchain Chainalysis, cerca de 4 millones de BTC se han perdido para siempre, incluyendo la cartera sin tocar de Satoshi Nakamoto. No hay modo de reemplazar estos BTC perdidos para volverlos a introducir en la recompensa de los bloques, pues no se puede estar 100% seguro de cuáles se han perdido y cuáles sólo permanecen en inactividad por decisión de sus dueños. Además, algunos usuarios aún conservan la esperanza de recuperar sus bitcoins perdidos, incluso si eso significa buscar entre la basura algún disco desechado previamente.
Pese a todo, que estos BTC se hayan perdido no es algo en verdad negativo para el mercado. Dado que la escasez aumentó, el precio por unidad lo hace de la misma manera. Si estos BTC perdidos aparecieran de repente al mismo tiempo vendiéndose en el mercado, por el contrario, provocarían una caída en los precios.
Ahora, en un escenario más crítico, donde más millones de BTC se pierdan, podría hacerse a la moneda más divisible —con más decimales— por medio de una bifurcación. Pero que suceda algo así ya es poco probable: en sus inicios, los usuarios no valoraban mucho la criptomoneda, que apenas valía algo. Ahora que todos conocen su valor, se inclinan por cuidar mucho más sus llaves privadas.
Cuando estén en circulación todos los bitcoins, ya nadie querrá minar
El incentivo actual de la minería, proceso mediante el cual se emiten nuevas monedas y se confirman todas las transacciones, es de 12.5 BTC por bloque minado. Este es un gran incentivo para cualquier persona que quiera aportar sus equipos y electricidad en este proceso, pero no siempre existirá ese aliciente. Como mencionamos antes, sólo 21 millones de BTC serán minados en total. El último BTC probablemente se mine para al año 2140, y entonces ya no habrá recompensas para los mineros que son los únicos encargados de mantener en funcionamiento la red, ¿no? ¿Qué pasará entonces, quién confirmará las transacciones si ya nadie querrá minar sin una recompensa?
Pues bien, no es cierto que los mineros se quedarán con las manos vacías. Las comisiones por transacción también se cuentan entre la recompensa por bloque minado, y actualmente se ubican en 106,5 BTC al día (para los mineros, juntando el total de transacciones confirmadas). En el pasado han llegado incluso a los 19.107 BTC en un solo mes, así que esto también asegura que en el futuro los mantenedores de la red continúen haciéndolo.
En el peor de los casos, si la cantidad no llegase a ser suficiente contra los gastos —equipos y electricidad—, tendrían que aumentarse las comisiones por transacción. Pero si Bitcoin es utilizado de forma masiva en ese futuro próximo, la cantidad de comisiones reunidas por parte de todos esos usuarios, aunque sean muy pequeñas de forma individual, pueden ser más que suficientes para los mineros.
La minería de bitcoins es un proceso dañino para el ambiente
Para entrar en contexto, hay que recordar que los bitcoins no se crean de la nada. Están respaldados por una red digital construida con criptografía y la única forma de generar nuevas monedas es mediante la Prueba de Trabajo (PoW), un sistema que, como su nombre indica, requiere que los equipos trabajen en la resolución de difíciles problemas matemáticos. La dificultad de este trabajo solicitado para generar nuevas monedas es tal que consume una alta cantidad de energía eléctrica. Y allí es donde entra el debate ambiental en cuanto a Bitcoin.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “la energía es el factor que contribuye principalmente al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”. Por tanto, el razonamiento en contra de la minería de bitcoin (y de otras criptomonedas) es que, a mayor cantidad de energía exigida, mayor contaminación se libera al medio ambiente.
Algunos reportes alarmantes sugieren que Bitcoin ha llegado a consumir más energía que 159 países en conjunto, aunque esa cantidad descendió a solo 38 países el año pasado. Asimismo, un artículo académico de la revista científica Nature Climate Change llegó a afirmar que Bitcoin podría elevar en 2 °C la temperatura mundial en poco menos de treinta años. Este último fue fuertemente criticado por su falta de rigurosidad en la metodología.
En todo caso, se calcula que Bitcoin solo consume un 0.29% de la energía global, mientras que el sistema bancario y la minería de metales preciosos consumen muchas veces más esa cifra; si pensamos en actividades de igual utilidad. En todo caso, no es la minería de bitcoins por sí misma la que podría ser dañina para el ambiente, sino las fuentes de energía utilizadas para ello.
Y dado que los mineros siempre buscan los sitios con electricidad más económica y renovable, simplemente porque pueden conseguir así más ganancias y menos gastos, se puede decir que la minería de criptomonedas no debería ser un proceso contaminante. En cambio, el calor generado por los equipos ya se está aprovechando de distintas formas, incluyendo calefacción doméstica y cultivo de tomates.
Las computadoras cuánticas pueden quebrar la seguridad de la blockchain
Esta es una afirmación cierta, pero, a la vez, muy debatible. Es lo mismo que decir que con la tecnología actual se puede hackear sin dificultad una de las primeras plataformas digitales en existencia, del siglo pasado. La cuestión es que el siglo pasado no existía la tecnología actual para quebrar ese sistema, así como tampoco existe ahora una computadora cuántica en condiciones para quebrar la seguridad de la blockchain.
La computación cuántica, que ofrece mucho más poder de procesamiento —entre otras cosas—, está apenas en sus primeros estadios. Algunos exponentes, como IBM, ya han desarrollado equipos cuánticos, pero de muy baja capacidad. Estos no son suficientes para quebrar los potentes algoritmos con los que se protege Bitcoin, y es probable que no lo sean tampoco en varias décadas.
Ahora, cuando el tiempo finalmente llegue, ¿será ese el final de las criptomonedas? La respuesta es no. La computación cuántica no es enemiga de la tecnología blockchain, sino que pueden complementarse bastante bien. Ya existen modelos teóricos para crear cadenas de bloques cuánticas, mucho más seguras que las actuales. Por supuesto, aún no existe la infraestructura necesaria, pero cuando llegue en los próximos años será posible adaptar las cadenas ya existentes con esa nueva tecnología.
Con el panorama un poco más claro acerca de estos puntos, sin duda es posible llegar a aumentar la adopción de Bitcoin, ahora y a largo plazo.