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El límite propuesto por el organismo es de 10.000 euros máximo para una transacción.
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Además de las tarjetas y transferencias bancarias, los activos digitales podrían ser una opción.
Esa sensación de tener un billete en la mano pasaría a ser algo muy poco frecuente en el futuro si se consolida el camino que las autoridades financieras están planteando hoy en día. En este sentido, la comisionada de la Unión Europea (UE) Mairead McGuinness propuso un límite de 10.000 euros en los pagos en efectivo para reducir su uso en un plazo de tres años.
El propósito principal de esta medida, que forma parte de un paquete más amplio de proyectos, es combatir el lavado de dinero. En lugar de las transacciones en papel, la economía se volcaría a los pagos con tarjetas y transacciones bancarias, según expresó McGuinness en su mensaje.
Además, los activos digitales podrían jugar su papel también. Aunque la representante de la UE afirmó que estos «son como moneda corriente» en la actualidad, dijo que su anonimato permite que el mercado sea «corrompido por criminales». Para ello, siguió, las reglas del sistema financiero deben aplicarse también a los activos digitales.
McGuinness reconoció que el dinero en efectivo sigue siendo importante para la población y para la propia UE, pero lo que buscan es que «esté limpio». El límite de 10.000 euros que propuso, en su visión, «es un nivel apropiado». Los países que ya cuenten con límites inferiores seguirán cumpliéndolos, afirmó la comisionada.
Para fundamentar esta iniciativa, McGuinness expuso que las transacciones cuantiosas en efectivo permiten lavar dinero proveniente de actividades ilícitas. Con el «techo» propuesto para estas operaciones, podrían combatirse este tipo de maniobras fraudulentas, sostuvo.
Otras propuestas que complementan el paquete presentado por el organismo incluyen la creación de una “nueva autoridad” que coordinará esfuerzos con los estados miembros de la Unión Europea para luchar contra el lavado de dinero. Precisamente, la armonización y unificación de leyes y criterios es uno de los mayores desafíos que afrontará este organismo, según McGuinness. Una de las medidas que se tomarían incluye el acceso a un registro unificado de cuentas bancarias para las unidades de inteligencia financiera de todos los países.
El camino hacia un futuro sin efectivo
Más allá de la proliferación de los métodos de pago digitales, la realidad es que muchas personas todavía usan el efectivo en su vida cotidiana. Medios españoles informaron a fines de 2020 que el 66% de la población pagó sus compras en efectivo durante 2019. Se trata del país que más usa este método entre las grandes economías de Europa.
La Unión Europea quiere cambiar esta ecuación, y ya está dando los primeros pasos en este sentido. Como informó CriptoNoticias, las pruebas para un euro digital están cada vez más avanzadas en países como Francia, e incluso el propio Banco Central Europeo lo está analizando, aunque aseguran que este proceso tomará al menos dos años.
Ya en 2020, en España se presentó un proyecto de ley para el reemplazo del dinero en papel por otro en formato digital, pese a que esto generó cuestionamientos sobre una posible pérdida de la privacidad de los usuarios. Desde el BCE, en tanto, prometen que el euro digital cumplirá con este requisito y varios otros, como la gratuidad, seguridad e interoperabilidad con sistemas bancarios.