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Criptomoneda de Facebook genera preocupación en muchos ámbitos, por las implicaciones de privacidad.
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Normas regulatorias pueden obligar a las empresas a que recopilen y compartan datos de sus clientes.
Los datos de clientes son un bien comparable con una criptomoneda, pues no pertenece al mundo físico, pero forma parte de nosotros; y en el mundo actual es cotizado en todos los mercados.
Lo que reflejan las noticias nos ayuda a comprender como es que los datos de clientes o usuarios están en alza, por la demanda, emulando a bitcoin. Así vemos, por ejemplo, que la mayor red de cajas de ahorro de Norteamérica, la canadiense Caisse Desjardins, informó esta semana que los datos de 2.9 millones de personas y 173.000 empresas, equivalente al 41 % de su clientela, fueron filtrados por un empleado.
Mientras tanto, en Corea del Sur, la casa de cambio de criptomonedas Bithumb, ha sido procesada por la presunta omisión de tomar las medidas adecuadas para proteger la información personal de sus usuarios, lo que luego habría sido aprovechado por hackers para robar fondos de la plataforma.
Cuando se habla de datos de clientes no podemos dejar de lado el alcance de Facebook y sus 2.400 millones de usuarios mundiales, lo cual ubica a Libra, su propuesta de criptomoneda, en una posición privilegiada para obtener una audiencia más amplia que otras criptomonedas. De hecho, es válido pensar que la red social podría manipular los datos a los que tiene acceso, y generar miles de comentarios positivos o negativos para incrementar, o no, el precio de una criptomoneda.
Total, todavía está fresco en la memoria uno de los mayores escándalo digitales de todos los tiempos: el de Cambridge Analytica, la consultora dedicada a las campañas electorales que había usado un test de personalidad para acceder a través de él a los datos de millones de usuarios de Facebook.
En definitiva accedieron a la información de 87 millones de perfiles de Facebook para con ellos, segmentar la distribución de sus mensajes para beneficio de las campañas de Donald Trump en 2016 y la del Brexit.
Del hilo de Cambridge Analytica surgieron otras informaciones de alianzas en las que la red social vendía los datos de sus usuarios y varios fallos de seguridad que exponían los de otros tantos. Ahora, un año después, sabemos que entre escándalos, alianzas empresariales y errores de privacidad, se han visto afectados más de 140 millones de perfiles.
Por todo lo anterior es que la criptomoneda de Facebook genera tanta preocupación en todos los ámbitos, por la privacidad y los riesgos comerciales que representa. Quizás el temor proviene del hecho de que Facebook ya es demasiado grande y poderoso, al tiempo que enciende alertas mientras avanza su proyecto que también involucra a Calibra, el monedero que abre la puerta a una gran cantidad de servicios financieros.
Facebook cree que Libra podría convertirse en una moneda digital estable, utilizada por la gente de todo el mundo, con un potencial de cambiar fundamentalmente los sistemas financieros y de pagos. Muchos parecen estar de acuerdo, pero también exigen igualdad de condiciones, pues ahora los bancos tradicionales también están solicitando acceso a los datos de sus clientes. Todos quieren acceso al bien que consideran más preciado: la información que permite generar más negocios.
¿Y que representa que ahora todos en el mundo financiero tengan acceso a los datos de los clientes? ¿Hasta qué punto esos datos pueden ser utilizados o manipulados para generar más dinero a favor de una firma?
Sobre la primera pregunta hay que decir que a fin de cuentas nuestra privacidad, parece ser de todo menos privada. Es parte de nuestra identidad, pero no somos sus dueños. Ni siquiera sabemos cuanto valen nuestros datos porque también desconocemos cuanto beneficio le puede representar a los que los tengan en su poder.
Con respecto a la segunda interrogante, quizás la respuesta la tengan las regulaciones, aunque poco se sabe del giro que obligarán a dar, se conoce que el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), la organización intergubernamental creada por iniciativa del G7 para promover la aplicación de medidas jurídicas, reglamentarias y operativas para luchar contra el lavado de dinero, está por publicar una nota aclarando cómo las naciones participantes deben ejercer la supervisión del sector de las criptomonedas.
Se espera que las normas del GAFI exijan a las empresas, que van desde los principales mercados al contado, como Coinbase, hasta los gestores de activos, como Fidelity Investments, que recopilen datos sobre todos los clientes que inicien transacciones por valor de más de USD 1.000 o 1.000 euros.
También se les pedirá que proporcionen datos sobre los receptores de los fondos y que compartan esos datos con el propio proveedor de servicios del receptor, junto con datos sobre cada transacción, lo cual preocupa a muchas empresas de la industria por el valor que significará el aumento de los costos de cumplimiento.
Mientras Facebook hace sus preparativos para lanzar su criptomoneda, el mundo financiero se preocupa por el acceso a los datos y es notorio que las regulaciones que estarían por venir representen la posibilidad de que el ecosistema cripto tenga que reestructurarse, o de otro modo construir un complejo sistema paralelo entre las casas de cambio, para satisfacer los nuevos requerimientos de información. Esta es una rueda que no deja de girar.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.