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Empresas de minería de Bitcoin dedican su potencia de GPU a servidores de IA.
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La industria de las IA es una de las de mayor proyección económica en la actualidad.
El crecimiento de la industria de las inteligencias artificiales (IA) exige cada día más recursos de los fabricantes de chips y los centros de datos. Los servidores para aplicaciones de IA proliferan a una velocidad vertiginosa. De ahí que los mineros de Bitcoin acudan al llamado de un negocio en expansión, que se perfila como una de las industrias de mayor proyección en los próximos años.
En este sentido, el surgimiento de los modelos generativos de inteligencia artificial supone una oportunidad para muchos mineros de criptomonedas que tienen granjas de GPU y que, desde el fin de la minería en Ethereum, habían estado sorteando obstáculos para generar ganancias. De hecho, algunos de estos mineros se vieron en la necesidad de apagar sus equipos o minar otras criptomonedas. Es el caso de Hive Digital, una compañía que mina Bitcoin y que en el pasado había diversificado su actividad para minar Ethereum, que con solo el 2% de las 38.000 tarjetas gráficas que posee dedicadas a servidores de IA obtuvieron ganancias de USD 250.000 en el primer trimestre.
También es el caso de Northern Data, la empresa minera de Bitcoin más grande de Europa, que mediante una inversión de EUR 575 millones de Tether adquirirán tarjetas gráficas para usarlas como servidores para IA en la nube. Y así, otros como Bit Digital, Applied Digital, y Bitdeer también se suman a la ola.
Todas estas empresas tienen motivos para incursionar en este negocio. El principal podría ser la vertiginosa caída de la rentabilidad de la minería de Bitcoin, que disminuyó al menos 85% desde noviembre de 2021 con el aumento de la dificultad y el hashrate de la red y la caída de precios desde su máximo histórico.
Para comprender cómo las empresas que minan Bitcoin están dando un salto hacia la industria de la inteligencia artificial generativa, hay que desmitificar una idea sobre esta actividad: no consiste solo en conectar equipos a una red y esperar sentados las recompensas. Al contrario, una gran mayoría de las personas que intervienen en la minería de Bitcoin se especializan en ingeniería de sistemas (con o sin grado académico). Y esta cualidad es lo que finalmente proporciona las habilidades para que numerosas compañías diversifiquen el negocio e incursionen en otras áreas que requieren la operación de centro de datos.
Esto me lleva pensar que son precisamente las empresas de minería de Bitcoin las que podrían tomar el testigo de los centros de datos tradicionales, que en la actualidad se enfrentan a numerosos retos para sostener una industria que cada día exige más energía y poder de cómputo.
En primer lugar, los mineros de Bitcoin han desarrollado mejores estrategias para optimizar sus operaciones mediante el uso de energías renovables. Además, muchas de estas empresas generan su propia electricidad e incluso tienen la capacidad de suplir de energía de eléctrica a poblaciones cercanas a las granjas de minería. En un mundo donde los recursos escasean, esto podría ser una ventaja.
Aquí entran en juego otros factores que contribuyen con el surgimiento de esta oportunidad de negocio. El crecimiento de la demanda de servidores para ejecutar aplicaciones de inteligencia artificial y el crecimiento del mercado de IA, que se estima llegue a los 300.000 millones en 2025, podrían ser de los más resaltantes.
Esa proyección genera distintos problemas, tanto para operadores de centros de datos como para fabricantes de chips semiconductores (como los que usan las GPU) o de circuito integrado (como los que emplean los dispositivos ASIC para minar Bitcoin).
En concreto, uno de los problemas que experimenta la industria de fabricación de GPU surge de la dificultad de predecir hasta dónde llegará el desarrollo de chips más potentes que pudieran servir a la industria de las IA (y otras como la de videojuegos o la minería de criptomonedas), porque los fabricantes están llegando al límite físico de los materiales para crear placas u obleas de fotolitografía, de donde se extraen los chips. Los dispositivos de este tipo más eficientes y potentes en la actualidad son los de 2 y 3 nanómetros, fabricados por empresas como IBM y TSMC, y la complejidad para producir el sustrato de estos chips es un proceso tan complejo, y está en tan pocas manos, que generó escasez entre 2020 y 2022, un cuello de botella en la industria difícil de sortear.
En 2023, el panorama dio un giro, pues la escasez fue cediendo. Entre las razones, se encuentra la disminución de la demanda de GPU con el fin de la minería en Ethereum. Además, con el crecimiento de mercados de segunda mano de tarjetas gráficas, que ya no se usaban para minar criptomonedas, los chips comenzaron a bajar de precio y produjo la situación actual. Las empresas que minan Bitcoin (y los centros de datos) están aprovechando las condiciones del mercado favorables para adquirir equipos baratos y los fabricantes de GPU, como Nvidia, sufren un retroceso de sus ganancias, como reportó CriptoNoticias.
Otro factor que podemos tomar en cuenta para comprender por qué los mineros de Bitcoin están incursionando en el negocio de la inteligencia artificial tiene que ver con las capacidades de los centros de datos en la actualidad. Las instalaciones de centros de datos también llegarán a sus propios límites para suplir los requerimientos computacionales de las aplicaciones de IA de manera sostenible.
Tomemos en cuenta que se estima que en la actualidad los centros de datos demandan entre 200 Tw/h y 250 Tw/h o, sumados, el equivalente al 1% de toda la electricidad que consumimos en el planeta (estas estimaciones podrían incluso duplicarse y según estimaciones crecería hasta el 30% en apenas 7 años). Además, las operaciones de estos edificios repletos de computadoras necesitan ingentes cantidades de agua para refrigerar los equipos (hasta 25 millones de litros por cada edificio) y, en ese sentido, también estamos en el límite de lo sostenible.
Mayores requerimientos de agua y de electricidad para atender la demanda, podrían significar en el futuro que los edificios de los centros de datos tendrán que hacer un mejor uso de los recursos existentes, debido a las políticas medioambientales globales y la propia disposición de esos recursos en el planeta, algo en lo que los mineros de Bitcoin tienen tiempo trabajando.
Un último factor que hay que tomar en cuenta se relaciona con la escasez de personas capacitadas para operar en centros de datos. Los ingenieros y operadores de muchas compañías que minan Bitcoin tienen el potencial para trabajar en dos frentes, una alternativa para que el sector cuente con opciones en el futuro cercano.
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