Hechos clave:
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Cree que el avance en el uso de blockchain para el sector financiero desafía las leyes actuales.
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Para Brian Brooks, hay que regular a la tecnología y no a quienes la operan.
Para Brian Brooks, contralor interino de la Moneda en Estados Unidos, los reguladores deben replantearse la forma en que elaboran y aplican las regulaciones ante el avance alcanzado por las nuevas aplicaciones y casos de uso en las finanzas descentralizadas (DeFi).
En un artículo de opinión publicado en el Financial Times, titulado Prepárese para bancos autónomos, Brooks dijo que los reguladores deben crear reglas que establezcan restricciones para la tecnología en sí, en lugar de controlar a quienes las operan.
Considera que actualmente la mayoría de las regulaciones crean sistemas de supervisión enfocados solo en las personas. «Lo llamamos regulación bancaria, pero en realidad estamos regulando a los banqueros», escribió.
Exigimos que todos los bancos tengan funcionarios responsables de su seguridad, como un director de riesgos y un director ejecutivo de auditoría. Limitamos cuánto pueden prestar los bancos a sus directores. Incluso hacemos que algunos empleados del banco se tomen una cierta cantidad de vacaciones para que otros puedan sentarse en sus escritorios e identificar un posible fraude.
Brian Brooks.
Ante este panorama, el tecnólogo y abogado observa cómo las DeFi están poniendo de cabeza a los reguladores, principalmente porque es un mercado que opera con blockchain, y su objetivo es brindar servicios sin intermediación humana.
«Un ejemplo de ello es la creación de mercados monetarios con tasas de interés derivadas algorítmicamente basadas en la oferta y la demanda, las cuales usualmente los bancos tradicionales establecen por comité», comenta Brooks, al tiempo de citar otros casos.
Menciona así los proyectos DeFi con intercambios descentralizados que permiten comerciar sin intermediarios y sin protocolos para préstamos. Además no involucran a oficiales de crédito o comités de crédito.
Son entidades financieras a las que Brooks califica como bancos autónomos. «Aunque son nuevos, no son pequeños», acota.
Se refiere a los nuevos servicios que permiten dar y solicitar préstamos, obtener retornos por proveer liquidez en plataformas descentralizadas. Esto, además de especular en ciertos activos y asegurar contra riesgos, entre otras operaciones. Todo, sin recurrir a intermediarios. Para ello, la mayoría de las plataformas DeFi tiene soporte en contratos inteligentes, cuyos acuerdos están basados en un software.
El problema es que, hasta ahora, particularmente en Estados Unidos, la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) no puede emitir un estatuto bancario federal para un software de código abierto, sino solo para personas, aclara Brooks.
«Según la ley actual, redactada sobre los supuestos de principios del siglo XX, las cartas solo pueden expedirse a seres humanos». De ahí que las normas existentes deriven en reglas anticuadas, inadecuadas ante los avances tecnológicos.
Se trata de una situación que genera falta de claridad regulatoria, «y sin claridad regulatoria federal los estados pueden crear un mosaico de reglas inconsistentes que impiden el desarrollo ordenado de un mercado nacional», acota Brooks.
Esta problemática no solo atañe a los organismos supervisores de EE. UU., sino de muchos otros países.
Sobre este tema CriptoNoticias ha reportado los cuestionamientos de varias figuras del ecosistema. Entre las más recientes está la de Daniel Larimer, exdirector de tecnología de Block.one, empresa británica encargada del proyecto EOS, quien renunció hace una semana debido a sus preocupaciones por las presiones regulatorias. Las considera limitantes para la innovación y la descentralización.
Brooks parece coincidir con esta idea. En su escrito propone realizar una revisión a esas normas y poner el foco en el manejo de la tecnología. «Los reguladores federales pueden investigar y regular un banco que solo utiliza software capacitando a los examinadores para que lean y prueben que los algoritmos cumplen con los requisitos legales». Esta sería, a su juicio, la forma más adecuada de regular a estos bancos autónomos.
Las DeFi tienen ventajas, pero también hay riesgos
Al hablar de las DeFi el contralor interino expuso «las nuevas oportunidades y los nuevos riesgos». En el lado de las ventajas, cuenta cómo ahora son los algoritmos -y no los ahorradores- los que se encargan de buscar las mejores tasas de interés. Algunas plataformas incluso ofrecen préstamos sin garantía, delegando sus líneas de crédito a otras personas.
También pueden poner fin a la discriminación contra ciertos prestatarios haciendo que el software tome decisiones crediticias. Incluso podrían eliminar el riesgo de fraude o corrupción, al dejar de ser manejados por humanos.
Brian Brooks.
Sin embargo, el retiro de los fondos por parte de los depositantes y la frecuencia de las operaciones pueden acelerar las liquidaciones, aumentando el riesgo de iliquidez. Una situación que pone a estas plataformas en desventaja respecto a los bancos tradicionales.
«La volatilidad de los activos podría ser otro motivo de preocupación por causas similares. Y la gestión de las garantías crediticias podría resultar más difícil si los seres humanos no participan en las valoraciones», indica Brooks.
Son circunstancias que ya han experimentado algunas plataformas, afectadas por vulnerabilidades en los contratos inteligentes. En 2020, muchas de ellas, aun con auditorías, vieron vulneradas sus barreras de protección y sufrieron hackeos.
A pesar de ello, Brooks, que fue director legal del exchange Coinbase, cree que todos estos problemas son superables, pues al final de todo es el cerebro humano el que está detrás de la ley y del software. «Pero las reglas anticuadas deben revisarse, al igual que las regulaciones que aún exigen el uso de máquinas de fax», sentencia el abogado.
Concluye su artículo con una pregunta para la reflexión de los reguladores: «¿Podríamos marcar el comienzo de un futuro en el que eliminemos el error, detengamos la discriminación y logremos el acceso universal para todos?».