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La FSB advierte que los distintos criptoactivos cumplen funciones diferentes en el mercado.
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Algunas instituciones se muestran cautelosas frente al auge de las criptomonedas.
La Junta de Estabilidad Financiera (FSB) publica cada año un informe previo a la reunión del Grupo de los 20 (G-20), donde señala los caminos a tomar por los legisladores. Debido a que Bitcoin surgió como un modelo alternativo al sistema bancario, las instituciones que regulan los mercados financieros continúan debatiendo sobre las restricciones que deben ponerse a esta tecnología. La FSB sugiere que las criptomonedas deben tener una clasificación «prudencial».
El informe de este año, titulado Criptoactivos. Trabajo en progreso, aproximaciones regulatorias y brechas potenciales, resume las opiniones que han tenido distintos organismos, como el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS), el Comité de Pagos e Infraestructuras Mercantiles (CPMI), entre otros. También indica las posturas de los distintos miembros de la Junta, quienes consideran que las criptomonedas «no representan riesgos para la estabilidad del sistema financiero global actualmente».
LA POSTURA PESIMISTA
Dado que criptomonedas como Bitcoin, al menos en su concepción inicial, están diseñadas como una alternativa el sistema bancario tradicional, estas instituciones se ven interesadas en el auge de este mercado. El BCBS se muestra prudente sobre el uso y posesión de criptoactivos por parte de las entidades bancarias y advierte de los riesgos asociados a estos instrumentos.
El informe de la FSB indica que esta organización ha llevado a cabo registros de inventario sobre la posesión de criptoactivos por parte de los bancos y de cómo estos lidian con los riesgos asociados a su uso.
Actualmente, el Comité está considerando clarificar formalmente el tratamiento prudencial de los criptoactivos a través de una serie de categorías de riesgo (riesgo crediticio, riesgo de crédito de contrapartes, riesgo mercantil, riesgo de liquidez, etc).
Junta de Estabilidad Financiera.
La Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) ve con especial preocupación el auge de las ofertas iniciales de moneda (ICO). Este método de recaudación ha generado polémica incluso dentro de la comunidad de criptomonedas, pues los proyectos no suelen concretar lo que ofrecen o, en el peor de los casos, son estafas.
En torno a las ICO se han pronunciado muchas instituciones, entre las que destaca la SEC de Estados Unidos, que prohíbe el intercambio de valores financieros sin permiso.
¿UNA POSTURA OPTIMISTA?
Otras organizaciones se muestran aparentemente más optimistas sobre la adopción de esta tecnología. Sin embargo, esta aceptación surge bajo la condición de que los proyectos sean regulados por las leyes tradicionales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) opina que las ICO pueden ser beneficiosas para la recaudación de capitales por parte de pequeñas y medianas empresas, siempre que el proyecto sea regulado por instituciones estatales.
El CMPI admite que los usuarios demanden medios de pago más baratos y eficientes. “Sin embargo, los tokens digitales de primera generación que son decentralizados, no están denominados en una moneda soberana y no representan una declaración en un emisor o activo subyacente constituyen un medio de pago inseguro”, afirma la organización.
LA POSTURA DE LA FSB
La Junta considera que las criptomonedas no representan una amenaza para la estabilidad financiera, aunque afirma que deben mantenerse vigiladas. Señala, además, que la creación de leyes que no tengan en cuenta las diferencias entre los distintos tipos de criptoactivos generará inconsistencias en la regulación. A pesar de esto, algunos miembros consideran que las políticas existentes son suficientes para manejar los problemas actuales derivados de las criptomonedas.
Como afirma la FSB, no puede tratarse de la misma forma una criptomoneda como bitcoin, que busca establecerse como medio de pago global y descentralizado, y otros activos provenientes de ICO, que se acercan más, en sus funciones, a valores financieros.
Pero además hay que tener en cuenta que Bitcoin, como mencionamos, no surgió para facilitar el trabajo de los bancos, sino para brindar a los usuarios una forma segura, descentralizada y autónoma de manejar su dinero.