Las tecnologías de contabilidad distribuida han resultado ser herramientas financieras con alto potencial para resolver problemáticas de índole socio-económico, como lo son la desbancarización y la pobreza extrema, desempeñando la función de plataformas para el desarrollo descentralizado de las economías a bajo coste. Asimismo, las criptomonedas se perfilan como un producto capacitado para convertirse en una moneda de viajero y potenciar el turismo. Todos estos beneficios característicos de las blockchain y de Bitcoin encajan en las necesidades actuales y metas a largo plazo de la región centroamericana y las islas del Caribe.
América Central, en conjunción con el Caribe, son dos regiones atravesadas por la desigualdad social y las problemáticas de la desbancarización de sus poblaciones. En este perfil encajan varias naciones de América Latina, sector del continente caracterizado por territorios con gran potencial de recursos materiales y humanos en consonancia con redes financieras atrasadas o en vía desarrollo.
Además de esta realidad económica, el Caribe y Centroámerica se han definido por su alto atractivo turístico, siendo este en algunos casos el baluarte financiero de diversos países de la región. En este sentido, Bitcoin podría convertirse en el mejor aleado del desarrollo socio-económico de los centros de turismo de estas naciones, debido a sus características peer-to-peer, a la falta de intermediarios como lo son los bancos centrales — y por ende, del dinero fiduciario— y a la globalización y popularización de la moneda.
Es debido a estas expectativas mercantiles que el mercado de criptomonedas y las investigaciones sobre herramientas DLT en esta región han constituido un ecosistema robusto y referencial, el cual varía según la capacidad y disposición de apertura de los diversos gobiernos de este continente. Un mercado que ha sido reconocido por empresas de talla internacional del mundo de las criptomonedas, como Bitpay, y que es representado por Panamá, Costa Rica y República Dominicana, países con mayor desarrollo de venta de criptoactivos y que más avances han demostrado en materia jurídica y de adopción en este sector.
Además de todo esto, diversas entidades internacionales y reguladores financieros de la región, como lo es la ONU y la Mancomunidad de Naciones, han aconsejado adoptar las tecnologías blockchain en estos países con miras a aprovechar los beneficios de estas herramientas financieras y facilitar la interacción entre los distintos sectores financieros nacionales.
Estas recomendaciones en conjunto con el aumento exponencial del mercado de las criptomonedas y la repercusión de Bitcoin en las potencias económicas de todo el globo, ha llevado a distintos países de esta parte del continente a tomar posicionamientos respecto a las criptomonedas; debatiéndose entre adoptarla, supervisarla, regularla o ignorarla frente a los riesgos y beneficios que significan las mismas.
Los posicionamientos de este grupo de países son muy variados y personales. No hay, al igual de América del Sur y a diferencia de Europa, una opinión única y consensuada. Mas, esto no ha evitado que las economías más pujantes del territorio empiecen a protagonizar su propia revolución blockchain, mientras las más rezagadas se mantienen a la espera y en el silencio:
Centro América
Cuando nos referimos al mercado de criptomonedas en América Central, sin lugar a dudas Panamá es de las primeras naciones en ser mencionadas. Además de ostentar el titulo de una de las economías más importantes de la región, el país centroamericano se ha convertido en el centro blockchain más representativo de este conglomerado de repúblicas.
Esto se puede constatar gracias a que la nación ya posee cuatro cajeros automáticos en todo su territorio, una proeza que es tan sólo superada en América Latina por México, con 11 ATM, y República Dominicana, con 6 máquinas en el sector capitalino. Asimismo, el país ha liderado importantes eventos blockchain a nivel nacional y conferencias Fintech para el desarrollo de la industria en el país.
El Estado panameño también se ha involucrado con las tecnologías emergentes, decisión que ha impulsado el estreno de una incubadora para productos tecnológicos financieros y ha posibilitado que el Banco Central de Panama esté estudiando aplicar DLT en sus redes internacional con la ayuda del consorcio blockchain R3CEV.
Vale destacar que aunque las autoridades no han realizado un pronunciamiento concreto acerca de la situación jurídica del Bitcoin en territorio panameño, tampoco parecieran tener una posición desfavorable hacia estas tecnología.
Costa Rica es otra de las naciones centroamericanas que más ha experimentado el crecimiento exponencial de los mercados de monedas criptográficas, siendo ahora un país veterano en el sector de minería con novedosas granjas que trabajan con luz solar. El país también consta con su primer cajero de BTC, que según reportes sería instalado próximamente.
Sin embargo, aunque Costa Rica respira un ambiente favorable para los negocios de monedas criptográficas, la avanzada de las economías disruptivas han prendido las alarmas de las autoridades regulatorias nacionales, quienes han comunicado la alegalidad de estas herramientas financieras en territorio costarricense.
Nicaragua, por otro lado, se ha convertido en un territorio potencialmente amigable con el Bitcoin. Aunque las autoridades todavía no han dado su voto de confianza a las tecnologías distribuidas, tampoco han desalentado al mercado de criptomonedas que ya está siendo aceptado en el mundo inmoviliario, según información de la prensa local.
El Estado de Belice forma parte de los tantos gobiernos que no ha querido dar a conocer su posicionamiento regulatorio frente al Bitcoin. No obstante, la nación si ha realizado llamamientos de atención a la supuesta «criptomoneda» Onecoin debido a las actividades irregulares que practicaba en su territorio, aconsejando a sus ciudadanos de no realizar operaciones con esta empresa.
En las latitudes restantes, Honduras ha sido una de las naciones que vivió más temprano el agite de las tecnologías de contabilidad distribuida, experimentando con estas herramientas a principios del 2015. Sin embargo, el país hoy en día está más bien poco acontecido en este sector. Por otro lado, Salvador y Guatemala, aunque poseen sólidos servicios de intercamibio en el país, las autoridades han decidido permanecer en silencio.
Las islas del Caribe
De todas las islas del Caribe es indudable que República Dominicana es quien se lleva la batuta con un popular mercado de criptoactivos que avanza cada día más. La nación se ha convertido en uno de los países de América Latina con más cajeros bitcoins en todo su territorio, sólo siendo superado por México. Una importante adopción que comprueba la importancia de este mercado de criptoactivos y del crecimiento de su uso.
Barbados es otra de las islas caribeñas que ha planteado grandes expectativas para el Bitcoin. Su institución financiera más importante, el Banco Central, consideró por un tiempo utilizarla como moneda de reserva en el 2015. El territorio también goza de las posibilidad de Overstock, ente que está financiado el crecimiento de este mercado de criptoactivos de forma local.
Antigua y Barbuda se convirtió en uno de los primeros países en el caribe cuyas autoridades notificaron una próxima regulación para Bitcoin en este 2017, una decisión que se ha convertido en un hito en la historia del Bitcoin en el Caribe con muy favorables expectativas.
Mientras tanto, los países de Jamaica y San Vicente y las Granadinas han dado unos primeros tímidos pasos de reconocimiento regulatorio a empresas que operan con monedas criptográficas en sus territorios. Por ejemplo, la primera casa de cambio local de Jamaica, Caricoin, está negociando con las autoridades regulatorias para iniciar servicios de forma legal. De igual manera, la plataforma Genesis Vision recibió licencia de la autoridad financiera de San Vicente y las Granadinas para la realización de su Oferta de Moneda Inicial (ICO).
Haití, Cuba, Trinidad y Tobago, Granada, Santa Lucía, Dominicana y San Cristobal y Nieves, son otros de los tantos territorios insulares del mar caribe con mercados de criptomonedas de modestas tranzas y cuyas autoridades regulatorias han decidido mantener sus reservas e indiferencias ante la realización de declaraciones o posicionamientos frente a este ecosistema distribuido.
Es importante destacar nuevamente que en cuanto a la intensa actividad turística que viven las islas del caribe y las posibilidades de Bitcoin frente al turismo, las criptomonedas podrían ser una excelente apuesta para invocar mayores y mejores ganancias a esta industria atrayendo nuevas clases de turistas a la región.
El Bitcoin tiene cada día un más alto potencial como moneda de viajero, con bien pronunciados ejemplos en Japón, Malta y China, gracias a sus pagos transfronterizos, su naturaleza P2P y la eliminación de terceras partes lo cual reduce la necesidad de utilizar dinero fiat. Una herramienta que podrá potenciar las ganancias de los negocios locales y hacer de la estadía turística toda una nueva experiencia digital, propuesta que podría mejorar a la largo plazo las economías de estas naciones.