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Nuevas restricciones cambiarias se aplican en Argentina tras el triunfo de Alberto Fernández.
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En Venezuela hay control cambiario en mayor o menor grado desde el año 2003.
La reciente elección presidencial en Argentina, en la que resultó vencedor el peronista Alberto Fernández, generó un efecto inmediato más restrictivo en la política cambiaria del país. A solo unas horas de la victoria, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) impuso un límite mensual de compra de 200 dólares estadounidenses, si se trata de cuentas bancarias, y de solo USD 100 para operaciones en efectivo.
La medida, conocida en Argentina como “cepo cambiario”, es un refuerzo de las ya implementadas por el gobierno del presidente saliente Mauricio Macri. En septiembre de este año se estableció que las empresas deben pedir autorización al BCRA para la compra de dólares, mientras que los ciudadanos individuales tenían un tope de hasta 10 mil dólares para la compra al mes, al menos en teoría.
El “cepo” es bien conocido por los argentinos ya que en el 2011 fue implementado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien en la actualidad es compañera de fórmula de Alberto Fernández como vicepresidenta electa del país.
Decisión económica y política
Lo que sucede en Argentina con el control cambiario tiene en Venezuela un ejemplo magnificado en el tiempo, aunque con diferencias en sus razones de aplicación. En Argentina, y en la mayoría de los países en donde ha existido este tipo de control, la decisión de aplicarlo está orientada al aspecto económico y no al político.
En Venezuela sucede lo contrario, la medida es política y permanente. De hecho, altos funcionarios del gobierno lo han reiterado públicamente, lo que abona la desconfianza entre los inversionistas. En el país petrolero existe control de cambio desde el 2003 con múltiples mutaciones.
Estos cambios, antes de flexibilizar la situación cambiaria, se implementaron para hacerla cada vez más estricta, incrementando la burocracia en los trámites y con constantes reducciones en la cantidad de divisas disponibles. El resultado, en combinación con otras decisiones en el ámbito financiero, es que la economía venezolana tiene la mayor inflación del mundo, una contracción del PIB de doble dígito y una migración que supera los cuatro millones de personas.
Llegada de bitcoin a Venezuela
Ante los férreos controles, la escasez de divisas y una creciente demanda por ellas, los venezolanos comenzaron a buscar, desde el 2009 aproximadamente, nuevas alternativas para conseguir dólares u otras monedas nacionales. Un mecanismo que comenzó a ganar terreno fue el de la minería de bitcoins, una actividad que germinó en el país a partir del 2012 y que con el pasar de los meses se hizo más evidente.
Las personas se dieron cuenta que podían saltarse el establishment del Estado y entrar de lleno al nuevo mundo que se les presentaba. Había iniciado la bitcoinización en Venezuela. Luego llegarían las casas de cambio de criptomonedas y otros servicios para canjear los bitcoins ante un nuevo mercado, una nueva demanda, una nueva realidad.
Es así como, poco a poco, miles de venezolanos han sorteado la hiperinflación y la crisis económica a través de bitcoin. Un reflejo de ese auge es que la demanda por la principal criptomoneda en plataformas como LocalBitcoins ubica al país entre los más activos del mundo en este mercado.
Argentina abona el terreno
La nación sureña presenta varios síntomas que la perfilan como una candidata a incrementar la adopción y comercialización de bitcoins, como ha ocurrido en Venezuela, ante asuntos políticos o económicos. La más evidente es la transición política que, como es usual, siempre genera cierto nivel de incertidumbre entre los inversionistas.
En este caso todavía más, ya que se trata de un gobierno que recibirá una economía inflacionaria, que tiene una moneda que pierde valor ante el dólar y que requiere miles de millones de dólares en financiamiento externo para manejar el turbulento panorama.
A diferencia de lo sucedido en Venezuela, en dónde unos pocos comenzaron a minar bitcoins y la expansión fue más cuesta arriba, el escenario para Argentina luce más fértil ya que existen múltiples emprendimientos relacionados con el criptoecosistema, desde cajeros automáticos de BTC, desarrolladores de software, hasta casas de cambio de criptomonedas.
Eso sin tomar en cuenta que cada vez más hay empresas internacionales que eligen Argentina como su sede de operaciones para ofrecer soluciones que tienen que ver con criptomonedas.
Esta combinación podría incidir en que los argentinos vean más de cerca a bitcoin como una alternativa para mantener el valor de sus pesos, transformarlos a dólares si lo desean y eliminar las limitaciones que impone el Estado al dinero de los ciudadanos. Es decir, lo que le tomó a Venezuela años para alcanzar el actual nivel de bitcoinización, a Argentina le podría tomar solo meses ya que cuentan con la infraestructura, el talento humano y la capacidad para hacerla realidad.
¿Se habla y se trabaja sobre bitcoin en Argentina? Sí.
¿Podría hablarse mucho más con este panorama que se cierne? Sí.
¿Bajo estas condiciones los argentinos podrían sacar sus fondos en bitcoins y desconectarse del sistema? Sí.
Con estas afirmaciones el país estaría en posición de convertirse en una nación bitcoinizada, como ya lo es Venezuela, en donde miles de usuarios han demostrado que la adopción de bitcoin es una opción válida para sus intereses financieros.
Ahora los argentinos estarían atravesando las fases iniciales de lo que sería un mayor acercamiento a bitcoin, una hoja de ruta que en Venezuela lleva años en desarrollo.
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