Blockchain suele promoverse como el fin de las intermediaciones. Se dice que la tecnologĆa de contabilidad distribuida acaba con los intermediarios de todos los procesos: con los bancos, en el caso de las transacciones; con las aduanas, en el caso de las importaciones; con los abogados, mediante el uso de contratos inteligentes.
En el estadĆo que se encuentra la tecnologĆa blockchain actualmente, dichas afirmaciones pecan de exageradas; blockchain es aĆŗn una tecnologĆa en desarrollo. AdemĆ”s, la cadena de bloques no podrĆa llevar a cabo este proceso por sĆ sola. Se necesita la integraciĆ³n de otras tecnologĆas, pertenecientes tambiĆ©n a lo que se ha llamado 4ta RevoluciĆ³n Industrial,Ā para que la eliminaciĆ³n de los intermediarios fuere total. Inteligencia artificial, robĆ³tica, Internet de las Cosas, aprendizaje de mĆ”quinas, son algunas de estas.
Aun asĆ, el proceso que adelantan estas tecnologĆas no elimina a los intermediarios: los sustituye. Esta nueva tecno-intermediaciĆ³n forma parte de un proceso mucho mĆ”s grande y que precede a la apariciĆ³n de blockchain por varios siglos. Se trata de la sustituciĆ³n del hombre por la mĆ”quina.
La tƩcnica y el hombre: el homo faber
Desde la Edad de Piedra, el ser humano se distinguiĆ³ del resto de los animales, no solo por su capacidad de pensar, sino por su posibilidad de crear herramientas para protegerse y hacer su estancia en la tierra menos hostil. AsĆ, desde los dĆas del censor romano Apio Claudio el Ciego, el homo sapiens pasĆ³ a conocerse tambiĆ©n como homo faber: el hombre que fabrica.
Se dice que la primera herramienta usada por el hombre para transformar sus condiciones en el mundo fue el fuego. Por los antiguos griegos sabemos que el mĆtico Prometeo fue encadenado por robar el fuego a los dioses y entregĆ”rselo a los hombres, acercĆ”ndolos a lo divino. Con el fuego, el hombre pudo sobrevivir a las heladas ātanto atmosfĆ©ricas como corporales- pudo confeccionar herramientas cada vez mĆ”s sofisticadas para defenderse de la intemperie y sobrevivir a sus embates. AsĆ, la tĆ©cnica hizo tĆ©cnica y ha seguido ese proceso hasta nuestros dĆas.
Desde el Renacimiento y a lo largo de la Edad Moderna, la ciencia y la tĆ©cnica se emplearon para hacer cada vez mĆ”s sencillos y eficientes los procesos de la vida del hombre. Si bien en el Medioevo se inventaron herramientas de importancia indudable (como la pĆ³lvora, las gafas o el molino de viento, por mencionar algunas), el centro de la reflexiĆ³n se dirigĆa a Dios.
Diversos acontecimientos ātales como las tesis de Lutero y las crĆticas episcopales de Erasmo de Rotterdam, todo lo cual ponĆa en entredicho la legitimidad eclesiĆ”stica- derivaron en que el teocentrismo medieval diera paso al antropocentrismo moderno, situando al hombre como centro y medida de todas las cosas. La tĆ©cnica y la ciencia estarĆan a partir de entonces al servicio del hombre, tal como se evidencia en el Discurso del MĆ©todo cartesiano.
Con todo, en nuestros dĆas, el oropel deslumbrante de resultados econĆ³micos de la tecno-ciencia, logrĆ³ desplazar al hombre del centro de la reflexiĆ³n. Pareciera que nuestra sociedad encumbra cada vez mĆ”s lo que el matemĆ”tico del MIT, Seymour Papert, ha denominado tecnocentrismo. Lo que fue Dios para el Medioevo, ahora lo es la tecno-ciencia para la Posmodernidad.
Sin embargo, como se escribiĆ³ en pĆ”rrafos precedentes, este proceso no surgiĆ³ de la nada. Ya desde la Primera RevoluciĆ³n Industrial los artesanos veĆan con recelo la apariciĆ³n de telares industriales por los cuales fueron progresivamente sustituidos. Por esta razĆ³n surgieron movimientos como el ludismo en Inglaterra, el cual se caracterizĆ³ por protestas y destrucciĆ³n de las nuevas maquinarias que amenazaban con dejarlos desempleados. Al final, luego de sangrientos enfrentamientos con el ejercito britĆ”nico, la maquinaria industrial se impuso.
Blockchain y el registro de todos los aconteceres
Con la apariciĆ³n de blockchain y demĆ”s tecnologĆas que hemos englobado bajo el concepto de Industria 4.0, una nueva ola de ludismo podrĆa acechar. Son muchas las plazas laborales que son amenazadas por la automatizaciĆ³n de todos los registros. MĆ”s aĆŗn si estos registros tambiĆ©n son programables para ejecutar acciones digitales ācon contratos inteligentes- para aprender a partir de la experiencia ācon aprendizaje de mĆ”quinas y redes neuronales artificiales- y para movilizar objetos del mundo ācon Internet de las Cosas.
La ciencia ficciĆ³n nos ha prevenido en mĆŗltiples ocasiones sobre las consecuencias del tecnocentrismo y del advenimiento de lo que ha sido llamado Singularidad TecnolĆ³gica: un momento del tiempo en que las Inteligencias Artificiales sean capaces de auto-mejorarse y volver al hombre obsoleto, casi rayando en el clisĆ© del dominio del hombre por la mĆ”quina.
Si el hombre es un ser natural, es lĆ³gico pensar que aquello derivado de sus atributos tambiĆ©n forme parte de la naturaleza. Y si ha llegado a plantearse la posibilidad de conectar los cerebros humanos a Internet y demĆ”s propuestas del movimiento cyborg para asĆ evitar el dominio de mĆ”quinas sobre los hombres, no parece descabellado pensar en que algĆŗn dĆa blockchain tambiĆ©n funcione como sustituto de nuestra memoria.
MĆ”s allĆ” de la intermediaciĆ³n de blockchain en la psique, en el Ć”mbito laboral la sustituciĆ³n de los intermediarios por mĆ”quinas mediante blockchain es un hecho. Sin embargo, la historia nos ha enseƱado que con la renovaciĆ³n tecnolĆ³gica, algunos trabajos desaparecen y otros nuevos nacen. Y si esta enseƱanza ha sido interiorizada por los hombres, es poco probable que una nueva ola de ludismo se presente en nuestra era.
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IvĆ”n, muy interesante tu artĆculo, como siempre. Saludos desde EspaƱa!