Hechos clave:
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El dinero y la pobreza han sido un instrumento de dominación durante el chavismo en Venezuela.
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Bitcoin, independiente de cualquier gobierno, ha servido a algunos como herramienta de autonomía.
La separación del dinero y el Estado es de las consecuencias más importantes de la existencia de Bitcoin como garante de la libertad individual. El monopolio Estatal de la política monetaria sin un debido sistema de balances y contrabalances, abre la posibilidad de que cualquier gobierno caiga en la arbitrariedad y utilice la economía nacional como un instrumento de dominación.
Así ha sucedido en Venezuela. Devaluaciones monetarias, emisionismo de dinero inorgánico y demás estrategias político-económicas, han minado el poder adquisitivo de gran parte de la población a niveles de subsistencia, aumentando su dependencia del Estado para sobrevivir. El dinero se vuelve de esta manera un instrumento coercitivo de control biopolítico.
El autoritarismo en Venezuela durante el chavismo y el madurismo ha tenido diversas manifestaciones. Cuando ha necesitado usar la fuerza para imponer su voluntad, lo ha hecho sin que le tiemble el dedo en el gatillo. Pero también ha sabido aplacar la disidencia con artilugios menos groseros: empobreciendo estómagos y espíritus.
Suele decirse que el poder es más poder cuando administra, no solo la potencia, sino la impotencia. Así, la represión se mantiene en ejercicio aunque de manera más sutil, aparentemente accidental, como una torpeza deliberada. Depreciar la vida de una población a la mera supervivencia, es decir, restringir la humanidad a su pura dimensión biológica, enfocar la cotidianidad en la exclusiva procura de alimento, reduce la posibilidad de rebelión y apoca el desarrollo espiritual de un pueblo.
En el pasado, las naciones que han caído presas de tiranías empobrecedoras, no han tenido más remedio que sufrir sus desmanes hasta la posible inanición o, en el mejor de los casos, huir, dejando sus tierras y familias en la incertidumbre. En nuestros días, la coincidencia histórica de la tiranía chavista con la existencia de Internet y del dinero digital (si bien alternativas como PayPal y más recientemente Zelle han tenido un papel destacado, en adelante nos referiremos a Bitcoin), ha abierto una salida para respirar fuera del aire viciado de la economía nacional.
Con todo, ha circulado en Internet cierta narrativa sobre Venezuela siendo un paraíso bitcoiner. La realidad es que está lejos de serlo, si bien tiene un enorme potencial para ello.
En esta pieza abordamos, a grandes rasgos, condicionantes político-económicos que fueron favorables para el uso de Bitcoin en Venezuela, así como su historia en el país y la interacción con la política Estatal en materia de criptomonedas, para exponer el rol de Bitcoin como herramienta contra el autoritarismo en el contexto venezolano. A pesar de que su uso no sea generalizado, la circulación de una moneda dura e independiente del control gubernamental ha ayudado a muchos a preservar un margen de libertad económica y dignidad humana ante el afán coercitivo de la tiranía.
La fatal arrogancia: planificación centralizada de la ruina
A quienes sean cercanos a la escuela austríaca de economía les resonará este título, nombre de la última obra de Friedrich Hayek. En este libro, Hayek critica los sistemas centralizados de planificación económica propios del socialismo, los cuales incurren en la fatal arrogancia de pretender poseer un conocimiento suficiente de la realidad como para organizar toda la vida económica de una nación desde un ministerio. Hayek dice que esto es arrogante, principalmente, porque implicaría el cálculo del comportamiento de todos o al menos la mayoría de los agentes económicos, y esto, más aún en una sociedad global, es humanamente imposible.
Desde la perspectiva de la Revolución y su respectivo Ministerio de Planificación, probablemente todo esto suene a desvarío “neoliberal”. Cumplir el ideario marxista pasa por Estatizar los medios de producción y, así, religiosamente, se hizo. Se adelantó una política de expropiaciones que, durante el gobierno de Chávez, dejó un saldo de más de 1400 empresas expropiadas, según la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), muchas de las cuales quedaron sin recibir la debida compensación monetaria. Es decir, las robaron. La destrucción del aparato productivo del país fue general: de 12.700 industrias que había en Venezuela para la toma de posesión de Chávez en el 98, hoy van quedando menos de cuatro mil.
También partidizaron PDVSA, la empresa petrolera con el monopolio exclusivo de explotación de hidrocarburos en Venezuela, producto del cual depende la totalidad de la economía venezolana en tanto que monoproductor. En el año 1998 PDVSA llegó a ser la tercera empresa en el mundo en capacidad de refinación, capaz de procesar 3,3 millones de barriles diarios de petróleo. Por esos años administraba 24 refinerías en todo el mundo, 18 de ellas en el exterior y 6 en el país. Para 2019 solo administra 11 refinerías 6 en el país, 3 en Estados Unidos, y 2 en las islas del Caribe, y produce 700 mil barriles diarios.
También se hicieron con los medios de comunicación tradicionales del país e impusieron una fuerte política de censura. Al hacerse con la hegemonía comunicacional, pudieron irrigar sus narrativas de manera monopólica y casi incuestionable en un gran segmento de la población, posicionándose como los principales productores de “verdad”.
La neolengua del chavismo se fue extendiendo en conjunto con su aparato propagandístico, elemento fundamental de los autoritarismos modernos. Fue así como se logró difundir el discurso sobre la supuesta “Guerra Económica” para justificar la debacle responsabilizando de todo mal a un enemigo externo. La lucha contra la supuesta Guerra Económica trajo fiscalizaciones a comercios, a los cuales les robaron los productos o permitieron que fueran saqueados y, en consecuencia, quebraron.
La total violación del Estado de Derecho y la Estatización de industrias en el país fue aumentando con los años la desconfianza por parte de los inversionistas para apostar en un país de tan alto riesgo.
En la perspectiva monetaria, desde 2003 pesaron restricciones para el cambio de divisas para “evitar fuga de capitales”, estableciendo límites en el acceso a divisas por parte de particulares y empresas. Había que atravesar un proceso kafkiano para poder comprar los dólares subsidiados que daba el Estado. Esto solo generó corrupción, y un mercado negro de divisa debido a las necesidades de los comerciantes de un flujo confiable y constante de divisas extranjeras para adquirir los productos importados que el Estado no conseguía suplir.
Estos controles, en conjunto con una desmesurada emisión de dinero inórganico, fueron propiciando la devaluación del bolívar frente al dólar y la inflación en el país. Los precios de los productos suben a altísima velocidad y el poder adquisitivo de los venezolanos va desapareciendo. Con la inflación, vino el control de precios para los productos de la cesta básica. Con el control de precios, vino la superación de los costos en relación a las ganancias para los productores, lo que se tradujo en menor producción y escasez. Los productos desaparecieron durante una larga temporada de los supermercados y, de haberlos, horas de filas en la calle eran prerrequisitos para acceder a ellos, aunque siempre limitados, tanto por número de cédula como por cantidad de productos diarios. El Estado se vuelve el administrador total de tu consumo.
Esto tiene una gran utilidad política. Cuando reduces la vida de los individuos al mundo de la necesidad, cuando el día a día se reduce a procurarse el alimento, hay poco tiempo para pensar en asuntos más abstractos como la libertad, o en la práctica, para protestar y rebelarse. Y gracias a su hegemonía comunicacional y discurso polarizador, el gobierno ha instalado en tu cabeza la narrativa de un enemigo externo constantemente atacándote, culpable de cuánto mal te acontece pues entorpece todas las ayudas que el gobierno quiere ofrecerte. Pero tu gobierno, que es tan bueno, crea políticas sociales que no mueras de hambre.
Esto es, en parte, lo que en la descripción de nuestro meetup figuraba como “control biopolítico”. La biopolítica se fundamenta en la gestión política, estrictamente, la gestión Estatal, sobre la vida en su dimensión biológica. Desde cierta perspectiva, puede entenderse como la administración Estatal sobre la vida y la muerte de los ciudadanos. El ejercicio del poder político sobre cuerpos y mentes. En Venezuela, el biopoder tiene diversas dimensiones, pero su condición necesaria ha sido la limitación de derechos económicos, civiles y políticos. La guerra contra la infraestructura que resultó en las carencias de alimentos, electricidad, agua, transporte, Internet, medicinas y suplementos médicos y demás, tiene como consecuencia la destrucción de los derechos civiles y naturales de los venezolanos con el fin de postrarlos ante la dominación gubernamental.
La biopolítica chavista también ha ejercido la censura a partir de data individual. Tras el referéndum revocatorio contra Chávez en el año 2004, el cual se realizó por medio de firmas, el chavismo tuvo acceso a una lista de nombres de las personas adversas al régimen, la llamada Lista Tascón, la cual fue procesada posteriormente por un software para discriminar quién podría trabajar o no en la administración pública, quién tendría acceso a viviendas o demás programas sociales, quién de las personas en situaciones vulnerables pueden comer o no, según si era opositor o feligrés de la iglesia chavista.
Desde entonces, el chantaje fue normalizado como técnica política del chavismo. En la actualidad, su más evidente manifestación es el llamado Carnet de la Patria, sistema de identificación paralelo que incluye datos biométricos y sociales. Este punto parece especialmente relevante para los nihilistas que niegan la importancia de la privacidad digital; la discriminación basada en la data privada no es un mito de paranoicos.
La dimensión económica resulta, en este sentido, fundamental para el control biopolítico en Venezuela. Durante el primer sexenio de gobierno de Nicolás Maduro, la inflación acumulada entre los años 2013 y 2019 en el país fue de 5.395.536.286%, se le han quitado cinco ceros a la moneda en dos cambios de cono monetario en menos de un año. Habiendo diluido por completo los ahorros de la población, dejándola empobrecida y dependiente de las dádivas del gobierno para sobrevivir, y manteniendo pleno control de las Fuerzas Armadas, tienes una fórmula casi perfecta para perpetuarte en el poder.
Claro que esto tiene muchas más aristas que no lograremos agotar en este texto, y que no son indispensables para nuestro objetivo. Pero la administración autoritaria y destructiva de la moneda nacional pone sobre la mesa una interrogante sobre la que importa pensar ¿qué hubiera pasado si los venezolanos hubieran tenido una moneda alternativa?
Bitcoin: entre la libertad y la opresión
Pues sí la hubo, si bien muy pocos tenían conocimiento al respecto.
Es difícil saber cómo empezó la adopción de Bitcoin en Venezuela. Al menos desde inicios de 2012 ya se minaba en el país con tarjetas de video, aunque probablemente en 2011 ya había minería. Más adelante, alrededor del 2014, nacería la primera casa de cambio de bitcoins por bolívares en el país, Surbitcoin. La gente comienza a hacer trading, mandar remesas y a buscar trabajos tipo freelance o en plataformas que ofrezcan pagos en bitcoins para así huir del bolívar y esquivar el control cambiario. También se empieza a utilizar bitcoin para comprar, a través de Internet, bienes de primera necesidad como alimentos no perecederos, papel de baño o medicina. Empero todavía son pocas las personas involucradas y no es ni de cerca algo de lo que se hable en las calles.
Bitcoin vs. Bolívar
Las propiedades de Bitcoin comienzan a relucir frente al devaluado bolívar. Siempre es importante resaltar cuáles son estas propiedades, pues, aunque las sabemos de manera inconsciente, vistas en conjunto ayudan a entender parte de lo que hace a Bitcoin dinero fuerte.
Bitcoin es durable. Al ser dinero digital no se desgasta físicamente, no es perecedero ni puede ser fácilmente destruido. Siempre que haya una computadora corriendo el software, existirá Bitcoin. En contraste con Venezuela, la locura ha llegado a tal punto que si los billetes tienen algún rasguño, no te los aceptan como pago. Además, en relación al bolívar, es resistente a cambios de conos monetarios, por lo que no pasaría eso de que tu billete o tu moneda deje de ser aceptado, como ya ha ocurrido varias veces en Venezuela.
Es portable. En Venezuela, por culpa de la devaluación, si quieres pagar con efectivo tienes que llevar una bolsa con billetes. Una breve anécdota puede ayudar a clarificar cuan importante es a portabilidad.
En el año 2017, iba de viaje con unos amigos al sur del país, a ciertas montañas llamadas tepuyes en la frontera con Brasil. El pueblo fronterizo desde donde se sale a los tepuyes es sumamente rural, hay un solo banco en todo el pueblo y los negocios no tienen puntos de venta. Mis amigos y yo estuvimos dos semanas yendo al banco todos los días en Caracas para sacar suficiente efectivo para pagar el bus de regreso y nuestra comida mientras estuviéramos allá. Obviamente retiramos el billete de mayor denominación, el de cien, para reducir la cantidad de billetes.
Después de las 24 horas que dura el viaje hasta Santa Elena, llegamos para enterarnos que Maduro había anunciado que el billete de cien sería retirado de circulación, por lo que al volver de la montaña, nuestro dinero no tendría ningún valor. La cantidad de personas con carretillas llevando cajas de billetes por Santa Elena de Uairen para depositar su dinero en el único banco del pueblo, era increíble. En este vínculo pueden profundizar en la historia. Tan solo les adelanto que tuvimos que acampar cuatro días en una pizzería porque habían saqueado a lo largo de la ruta y no estaban llegando autobuses, para ilustrar una de las consecuencias que puede tener la administración arbitraria del dinero.
También está el tema de la migración. Si tuviste que salir de emergencia de Venezuela por cualquier motivo y no tuviste tiempo de hacer trámites, teniendo tu dinero en Bitcoin tendrías acceso a la totalidad de tus ahorros en cualquier parte del mundo en que te encuentres siempre que tengas contigo tu llave privada. La portabilidad también es utilidad para el envío de remesas a familiares en el país y, como ya dijimos, para el acceso a bienes y servicios escasos en el país, o para facilitar el comercio y hasta trabajar con personas en el exterior. En resumen, Bitcoin es portable globalmente con o sin desplazamientos físicos de su poseedor.
Verificable. Con el tema del control cambiario siempre ha habido suspicacia al momento de recibir un pago en dólares sobre la posible falsedad del billete. Por el contrario, no hay forma de falsificar un bitcoin. Claro que puede caerse en estafas, no obstante eso dependerá de la debida investigación del inversionista; no es algo inherente a la tecnología.
Divisible. En este momento que comienzan a verse nuevamente monedas extranjeras circulando por el país, hay tan poca liquidez aún que suele ser difícil conseguir cambio cuando se paga en dólares en efectivo, por lo que si no tienes el monto preciso, es probable que termines regalándole unos cuantos dolares al comercio.
Resistente a la censura e inconfiscable. Con Bitcoin pudimos evadir el control de cambio y acceder a la economía global todos aquellos que no teníamos cuentas en moneda extranjera. Tampoco, a menos de que te roben tus llaves privadas, van a poder expropiarte tu propiedad ni congelar tu monedero debido a movimientos irregulares.
Autónomo. Por su carácter supranacional, los conflictos locales de los países no suelen tener una incidencia directa sobre Bitcoin, por lo que su política monetaria permanece predecible, por no decir consabida, e inalterable frente a los caprichos de los gobernantes.
Finalmente, escaso. El emisionismo de dinero inórganico para “inyectar liquidez” y cobrar impuestos de señoreaje no es una alternativa en Bitcoin. El suministro se mantiene en menos de 21 millones de bitcoin, siendo suministrados a un ritmo decreciente, y cambiar eso parece, en la práctica, improbable, por decir poco. Vivir una hiperinflación es una de las cosas que mejor te hace entender cuán importante es esta característica de Bitcoin.
Con todo, estas cualidades tan valiosas que contrastan tanto con la realidad venezolana, siguen siendo conocidas y apreciadas tan solo por unos pocos. La barrera de conocimiento y la resistencia al aprendizaje es similar a la existente en otras geografías; las criptomonedas, en buena parte de los casos de los casos, han sido vistas como una estrategia de hágase rico de la noche a la mañana sin ningún esfuerzo. Por esa mentalidad, muchos han perdido dinero siendo seducidos por estafas. Además, cuando el dinero apenas alcanza para cubrir las necesidades inmediatas, poco se repara en cualidades más profundas.
Minería en Venezuela
La minería en Venezuela sí ha sido una realidad relativamente extendida; primera aproximación que muchos tuvieron al ecosistema. No es demasiado raro entrar a una casa en Venezuela y escuchar a lo lejos, en algún cuarto encerrado, el ruido constante y aturdidor de un Antminer.
Es una coincidencia curiosa que Venezuela, que desde hace al menos un siglo vive de las rentas de la minería de extracción, haya sido uno de los lugares más rentables, al menos al principio, para la minería de criptomonedas. El socialismo y sus subsidios a la electricidad y al Internet fueron un elemento favorable, aunque al mismo tiempo perjudicial para la minería en el país. Esto pues, al momento de hacer el cálculo de la rentabilidad de tus operaciones, también tienes que incluir entre tus costos posibles incautaciones, extorsiones, mudanzas de tu granja por acoso policial, o simplemente que, por problemas eléctricos, se te quemen los equipos.
En Venezuela, desde 2016 a 2018 se dieron al menos once casos de incautaciones, con al menos 14 detenidos bajo cargos de delitos informáticos, ilícitos cambiarios, hurto eléctrico y demás, la mayoría de los cuales fueron liberados después de días o meses de detención al no haber una legislación clara sobre la materia. El vacío legal fue utilizado como una excusa por parte de la policía para robar equipos de minería y utilizarlos ellos mismos o revenderlos.
De alguna manera, esta información llegó a ejecutivos de gobierno, pero no se tomaron medidas para detenerlo. Más bien, vieron ellos mismos la oportunidad de negocio y comenzaron a minar. Al final del 2017, año en el que se concentran el 90% de la historia de incautaciones en Venezuela fue anunciado el Petro.
CriptoChavismo
Realmente no es de extrañar que el chavismo viera en las criptomonedas una salida a los problemas en que se hallaba. Desde el 2015 comenzaron a pesar sobre diversos dirigentes del gobierno y de las Fuerzas Armadas sanciones internacionales por crímenes contra los derechos humanos y acusaciones de narcotráfico que se tradujeron en congelamiento de cuentas bancarias, cancelación de visados e interdicciones para comerciar con ellos. Las criptomonedas aparecían entonces como una herramienta para burlar el sistema financiero tradicional y las sanciones.
En sus cabezas debió sonar maravillosa la idea de lanzar su propia criptomoneda. La lanzarían en una ICO, con lo cual, además recaudarían millones de inversión extranjera y así solventarían sus problemas de liquidez, y todos sus aliados comerciales del mundo estarían interesadísimos tanto en invertir, como en recibir pagos con su supuesta criptomoneda. Nada más lejos de la realidad.
Desde su concepción, el Petro ha sido un desastre. Se estableció en Gaceta Oficial, no solo que el Petro estaría anclado al precio del barril de petróleo, que estaría respaldado con las reservas de petróleo, para lo cual se dispuso el campo número uno del bloque Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco, sino que sería canjeable por crudo físico. Es decir, yo voy con un petro al banco central y puedo reclamar un barril. Una locura, una mayor emisión de deuda, inconstitucional, de paso, pues el petróleo es un bien de dominio público inalienable según la constitución. Igual eso no importa demasiado pues Maduro lleva tres años gobernando bajo Estado de Excepción, es decir, por encima de toda ley.
Igual luego, eso se modificó, así como el White paper, el cual fue publicado al menos de tres maneras distintas. Primero el Petro se lanzaría sobre Ethereum, luego sobre Nem, se dijo que sería una bifurcación de Decred, finalmente terminó siendo un fork de Dash.
El ICO tuvo distintos problemas de seguridad, por ejemplo, al momento de hacer la verificación de identidad, se podía subir cualquier documento sin ningún problema. Supuestamente se recaudaron 3.380 millones de dólares, de los cuales no se sabe en qué fueron invertidos, si bien desde un inicio se determinó que el 55% de lo recaudado lo mantendría el gobierno en un llamado “Fondo Soberano”.
El Petro finalmente migró desde un mosaico en NEM, hacia una red federada bifurcada de Dash, basada en Prueba de Participación o Proof of Stake controlada por nodos maestros, quienes son los únicos que pueden ver y “certificar” lo que ocurre en la red. Así, la blockchain aparece como Secreto de Estado. No hay manera de auditar el código, por lo que no puede saberse qué es lo que realmente está operando ahí, ni si el supuesto suministro fijo es real. El explorador de bloques tiene una interfaz terrible: para revisar el historial de transacciones hay que avanzar bloque por bloque. Además las únicas aplicación de monedero disponibles, la PetroApp y el monedero Patria, son aplicaciones web, y para usarlas debe realizarse un proceso de KYC. Es decir, tus datos se encuentran directamente asociados a tu monedero. El cual ni siquiera debería llamarse monedero pues no ofrece ningún tipo de llaves privadas. De existir, es el Estado quien administra las llaves. También administra la API, por lo que el Petro podría simplemente ser apagado a discreción del gobierno y quedarse con todo tu dinero.
Así, de llegar a sustituir el bolívar, como parece ser la intención del gobierno, el Petro se constituiría como un sistema de vigilancia, control y potencial censura de las transacciones nacionales.
Legalización de las incautaciones o expropiación capítulo minería
El 30 de enero de 2018 entro en vigencia el Decreto Constituyente sobre el Sistema Integral de Criptoactivos, medidas regulatorias que fiscalizan la industria de criptomonedas en el país, sobre todo la minería, las casas de cambio “y actividades conexas”, las cuales no quedan especificadas en la ley, lo que da cabida a una amplia interpretación.
Quienes incumplan las medidas estipuladas, sobre todo las de registro, pueden sufrir penas que comprenden multas de hasta dieciocho mil dólares y hasta tres años de cárcel. Además, en relación a la minería, el artículo 37 estipula que “Cuando se ordene la medida de comiso sobre los equipos de minería, la Superintendencia custodiará los respectivos bienes, los cuales en caso de quedar firme la medida, podrán ser dispuestos con fines sociales”. Tampoco queda claro cuáles puedan ser estos fines sociales.
Además, al organismo fiscalizador, la Sunacrip, también se le otorgan facultades de auxiliar judicial, erigiéndose como juez y parte de los procesos en que actúa.
Salida de las sombras
Esta etapa de la historia venezolana que llamamos CriptoChavismo también ha tenido efectos colaterales positivos para el país y el ecosistema. Si bien la desconfianza ante el gobierno persiste en la comunidad, al menos ya hablar de criptomonedas no es tabú y no sientes que te van a meter preso por ello.
Esto ha permitido que comiencen a surgir eventos e iniciativas privadas centradas en criptomonedas que, si bien son pocas todavía, han ayudado a difundir la existencia de esta alternativa. Han sido instalados cajeros de criptomonedas y puntos de venta, distintos comercios han comenzado a aceptar criptomonedas como forma de pago ya sea directamente o a través de procesadores de pago. En fin, se comenzó a promover el uso de criptomonedas como medio de pago, aunque realmente con una adopción poco considerable a nivel general. Además, teniendo en cuenta la guerra contra la infraestructura (los problemas eléctricos y de Internet), no es viable el uso de bitcoin para pagos cotidianos, aunque sí para transacciones asincrónicas y sobre todo para el ahorro.
También hay que admitir que, aunque sea mala publicidad y la gente comience a escuchar sobre Bitcoin a través de esta terrible shitcoin, es un primer paso para la divulgación, y quienes realmente estén interesados en las propiedades de las criptomonedas podrán hacer su propia investigación, estudiar con toda la información disponible en Internet, y educarse al respecto.
Liberación cambiaria
Quizás la mayor consecuencia que vino aparejada al criptochavismo hasta ahora es el cese del control cambiario en Venezuela. Como se dijo anteriormente, el lanzamiento del Petro fue una herramienta para buscar liquidez de divisas extranjeras ante las sanciones, pero también supuso una tácita liberación del tipo de cambio, pues promover el uso de criptomonedas en el país ya suponía que el bolívar no era la exclusiva moneda de legal, sino que el resto de las criptos también tenían reconocimiento, si bien de facto y no de iure.
Un año después del lanzamiento del Petro, después de un proceso de liberación progresivo con mesas de subastas de divisas en que también participaba el sector privado, terminó por oficializarse la liberación del mercado cambiario.
Esta liberación del mercado cambiario quizás tuvo más perjuicios que beneficios para la narrativa de la “criptonación” en Venezuela. Al comenzarse a usar dólares en efectivo libremente en Venezuela, las personas optaron por esta alternativo por tener mucha menos fricción a la hora de realizar pagos. Las personas prefieren un sistema conocido a tener que atravesar toda la brecha de conocimiento que implica usar criptomonedas. Además, con salarios de subsistencia no puedes darte el lujo de soportar inalterablemente la volatilidad. Si tus ahorros consisten en diez dólares, la posibilidad de que mañana estos sean solo cinco es sencillamente inviable.
Petro como fiat
El Petro, en esencia, sigue siendo una moneda fiat por más criptografía que aseguren que tiene. Fiat, en el sentido de hágase, una moneda basada en la imposición arbitraria y no en el consenso voluntario. Esto es connatural a la violencia inherente al Estado. El Estado, entendido como aquella entidad que monopoliza el ejercicio de la violencia, tiene como mecanismo fundamental para promover sus medidas la imposición por la fuerza, lo cual no necesariamente significa violencia física pero sí coacción mediante penas.
Y así lo ha venido haciendo el chavismo. Al no conseguir que el Petro devenga dinero fiduciario (fides: fé. Dinero basado en la confianza) por todo el descrito que se ha granjeado como administrador de divisas, ha procedido a obligar a bancos, comercios y organismos públicos a aceptar Petro como medio de pago y unidad de cuenta.
También arbitrariamente ha decidido pagar las pensiones y los subsidios con Petros, obligando a personas de la tercera edad cuya única entrada monetaria es aquella mísera pensión a tener que pedirle a alguien más que los ayude a cambiar sus petros a bolívares para poderlos usar.
La poca demanda existente para esta moneda hace que cambiar petros al precio de decreto sea casi imposible. Los pocos que lo hicieron, cambiaron inmediatamente a dólares para preservar el valor de su dinero, alimentando nuevamente la hiperinflación en el país. También, a los pocos comercios que tuvieron infraestructura para aceptar Petro, utilizando unas máquinas captahuellas especiales, se les prometió que se les pagaría el cambio el bolívar; a pocos se les pagó.
En los organismos públicos que se decidió imponer el pago con Petro para los trámites, la infraestructura no lo permitía ni tampoco los empleados disponían de los conocimientos para cobrar.
Impuestos para criptomonedas
Con todo y ese desastre, el gobierno se da cuenta de que la apertura cambiaria solo sirvió para que las personas opten por usar cualquier dinero que no sea gubernamental, por lo que insiste en su voluntad autoritaria de imponer el Petro, decretando un impuesto de 25% a las transacciones con criptomonedas para disuadir de usarlas. Nuevamente, parece que el gobierno podría declarar una guerra tácita contra las criptomonedas en el país.
A Bitcoin no le importa
Pero a Bitcoin no le importa. Y si bien podemos asegurar que es tan solo un nicho, tan solo un grupo de personas las que entienden cuáles son las propiedades que hacen a Bitcoin valioso, y por las cuales no es una estrategia de “hágase rico de la noche a la mañana”, de igual manera Bitcoin sigue siendo una herramienta política de resistencia al autoritarismo.
Uno de los mayores progresos de Bitcoin en tanto herramienta contra el autoritarismo es que no necesita de la extinción del Estado (o de los bancos) para existir; opera a pesar de ellos y, operando, los hace obsoletos, prescindibles y, en el mejor de los casos, caducos.
Si seguimos a Isaiah Berlin y definimos la libertad como la posibilidad de ser y hacer sin interferencias externas, la incensurabilidad de Bitcoin la sitúa como una herramienta para la libertad monetaria: nadie puede decidir por ti si puedes o no hacer una transacción. Por eso, podemos decir con Jameson Lopp que el principal valor de Bitcoin es ser Fuck You Money.
Bitcoin’s primary function is not «store of value» – that’s a result of its primary function.
Bitcoin is «fuck you money.»For example:
You want to seize my accounts? Fuck you.
You don’t want me to buy ______? Fuck you.
You want to steal my wealth via inflation? Fuck you.— Jameson Lopp (@lopp) November 24, 2019
La principal función de Bitcoin no es «depósito de valor» – eso es un resultado de su primera función. Bitcoin es «dinero jódete.»
Por ejemplo:
¿Quieres confiscar mis cuentas? Jódete.
¿No quieres que compre _____? Jódete.
¿Quieres robarme mi riqueza vía inflación? Jódete.Jameson Lopp
Y sí, se puede argumentar que se puede censurar el Internet como se ha hecho en Hong Kong o en Irán anteriormente y se inhabilita la posibilidad de usar bitcoin. Por eso están adelantándose iniciativas en Venezuela como Locha, que promueve el uso de redes mesh para las transacciones de bitcoin fuera de Internet. Y esperemos también que el satélite de Blockstream nos brinde mayores facilidades más temprano que tarde.
Venezuela no es una criptonación. Pero pienso que es el mejor sitio para entender porque Bitcoin es necesario. De ahí también el nombre de nuestra presentación y la razón por la que escogimos hablar de autoritarismo, el cual es una forma de abuso e imposición de la autoridad en ámbitos variados, como puede ser el económico; y no de tiranía, que es en rigor lo que hay en Venezuela, una usurpación del poder jurídico-institucional a través de la fuerza. Lamentablemente, solo la fuerza puede detener la imposición del poder a través de la fuerza. Bitcoin no va a evitar que los militares en Venezuela usen la fuerza para encarcerlar disidentes.
Bitcoin hace su parte, una parte importantísima para posibilitar cierta autonomía individual, pero no puede hacerlo todo. Bitcoin es una savings techonlogy, no solo en el sentido de ahorro, sino de salvavidas en escenarios de autoritarismo y precariedad.
El objeto de la política es el poder. El principal motor para ejercer el poder actualmente es el dinero. Separar el dinero del Estado reduce su potencial coactivo y su influencia sobre los individuos. Por eso Bitcoin es un instrumento político. Si no puedes usar el dinero para empobrecer a una población y aumentar tu dominio, se reduce tu control sobre ellos.
Antes de Bitcoin, la mayoría de las personas que vivían una hiperinflación solo podían sentarse a ver como los ahorros de su vida se diluían como agua entre los dedos. El dinero ganado trabajando, la traducción del esfuerzo y el tiempo invertido en ello, desaparecido en menos de una década. El tiempo es el activo más valioso y escaso que tenemos en tanto mortales. Ningún gobierno debería poder devaluar tu dinero porque, en el fondo, está devaluando tu tiempo vital, tu energía vital. Con Bitcoin tenemos una herramienta para resistir ante el autoritarismo económico y el empobrecimiento arbitrario para la dominación.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.
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