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Las búsquedas de "bitcoin" en Google están muy lejos de los máximos de 2017.
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No se observa la euforia que llegaba con anteriores subidas de precio.
Para responder la pregunta del título, basta con citar al trader e influencer David Battaglia: “Nadie de mi entorno me ha escrito para decir nada sobre el nuevo máximo de bitcoin (BTC)”.
La publicación recibió decenas de comentarios que debatían los motivos de esta falta de entusiasmo generalizado. Al margen de las opiniones que podía tener cada usuario de X, todos coincidían en algo: es el máximo histórico (ATH) de bitcoin menos mediático de la historia.
Una cuestión que refuerza esta hipótesis es que las búsquedas en Google relacionadas con BTC están lejos de los niveles alcanzados en 2017 o en otros ciclos alcistas. Es decir que, a pesar de que el precio superó los 111.000 dólares, al público en general no parece importarle demasiado esta subida de precio.
Esta falta de interés en los buscadores sugiere que, por ahora, el mercado no está impulsado por la euforia masiva que caracterizó a otros momentos históricos.
Ahora bien, esto no significa que no esté pasando nada. Detrás de esta suerte de silencio, hay algunas señales que ponen en evidencia lo que está ocurriendo entre los pequeños inversionistas.
Tonya Evans, colaboradora de Forbes, sostiene que hay una serie de factores que contribuyeron a que actualmente haya una tendencia a la baja del interés minorista por BTC. “No solo apatía, sino enojo. Creo que la ‘industria’ no es igual a la gente. La gente no cree que bitcoin sea ‘el dinero de la gente’. ¿Y por qué deberían creerlo? ¿Por los titulares? ¿El miedo, la incertidumbre y la duda? ¿Las estafas?”, argumenta.
En principio, sostiene que las cuestiones relacionadas con la inflación, despidos y la incertidumbre económica “tienen a muchos en modo ‘simplemente sobrevivir”, además dice: “Incluso quienes sienten curiosidad por los activos digitales no sienten que tengan margen para asumir riesgos financieros en este momento”.
Esto es porque para muchos inversionistas BTC es considerado un activo de riesgo, al igual que las acciones y las criptomonedas. Por esa razón, con salarios ajustados por inflación y un clima económico inestable, buscan refugio en instrumentos como los bonos del Tesoro, que generan menos rendimientos pero que no están expuestos a las fluctuaciones del mercado.
Asimismo, Evans opina que varios de estos pequeños inversionistas sufren una especie de fatiga postraumática del FOMO (miedo a quedarse afuera, en español) después del ciclo alcista de 2021. En aquella oportunidad, muchas personas compraron BTC cuando los precios estaban en su punto más alto, impulsados por el FOMO.
Cabe señalar que, por aquel entonces, la moneda creada por Satoshi Nakamoto alcanzó un máximo de 69.000 dólares. Sin embargo, esa fue la antesala de uno de los mercados más bajistas de la historia de BTC y las criptomonedas, tal como lo reportó CriptoNoticias. Entre enero y diciembre de 2022, el activo digital experimentó una caída superior al 60%.
“Muchos inversionistas minoristas se perjudicaron en 2021-22 al comprar en el máximo y vender por pánico durante el criptoinvierno. Ese latigazo emocional y financiero genera dudas, incluso cuando los precios vuelven a subir”, señala Evans.
Asimismo, hizo mención a otros acontecimientos que ocurrieron en 2022 y que, para ella, “han erosionado” la confianza pública en los activos digitales:
“Muchos asocian las criptomonedas con riesgo, no con oportunidad, y no están convencidos de que el sector haya madurado, incluso si las instituciones ya se están lanzando a ello”.
Tonya Evans, colaboradora de Forbes.
Y en este punto se destacan dos acontecimientos que marcaron un antes y un después en la industria: los colapsos de FTX y Terra USD (UST), la stablecoin de Terraform Labs.
Hagamos un breve repaso de estos hechos. Tal como informó CriptoNoticias, FTX era uno de los exchanges más grandes y confiables del ecosistema hasta que colapsó en 2022 tras revelarse graves irregularidades internas. El impacto fue profundo: se perdió la confianza en muchas plataformas centralizadas.
Algo similar ocurrió con UST, una stablecoin que ofrecía un interés anual del 20% para usuarios que la depositaban en el protocolo Anchor. Su desplome, tras perder la paridad con el dólar, fue uno de los eventos financieros más traumáticos, que dejó pérdidas superiores a los 40.000 millones de dólares.
Por otro lado, Evans también considera que “no hay un frenesí mediático ni una narrativa viral que haya empujado a BTC a la conversación diaria en 2025”, porque “la acción del precio ya no mueve las agujas”. En ese sentido, agrega: “De hecho, es lo opuesto, porque la persona promedio interesada en las criptomonedas no sabe que no se trata de comprar un BTC completo, se trata de sats y dinero soberano”.
Este punto es interesante porque la especialista hace hincapié en un punto clave: la desconexión entre el mercado y el público general. El precio de bitcoin puede alcanzar máximos históricos, pero sin una narrativa atractiva que lo vuelva tema de conversación, el interés masivo simplemente no se enciende.
Además, también deja entrever la falta de educación financiera que hay en torno a BTC. La frase “no se trata de comprar un BTC completo”, deja en evidencia que muchas personas no saben que pueden adquirir satoshis (sats). Dicho en términos más simples, si hubiera una mayor educación sobre el tema, el ciclo alcista podría despertar mayor interés y sumar la participación del público general.
A esto se suma la incertidumbre regulatoria, especialmente en Estados Unidos, que también desalienta al inversor minorista. Como advierte Evans, la falta de claridad legal genera temor a que BTC pueda ser prohibido, gravado de forma excesiva o incluso quedar obsoleto. En otras palabras, la desconfianza no solo nace del desconocimiento, sino también de un contexto legal poco transparente que refuerza la sensación de que invertir en BTC sigue siendo terreno incierto.
La demanda proviene de empresas y gobiernos
Aunque el nuevo máximo histórico de BTC parece haber pasado en silencio para el gran público, lo cierto es que detrás de ese aparente desinterés hay mucho ruido. Y cada vez suena más fuerte.
Como ha reportado CriptoNoticias, hay una serie de factores que impulsaron este despegue de BTC hacia un nuevo ATH. Por un lado, es importante destacar que la tregua en la “guerra de aranceles” entre Estados Unidos y China ha colaborado para tener un contexto macroeconómico estable, impulsando el interés por los activos considerados de riesgo como BTC.
Además, cada vez más empresas están acumulando BTC en sus tesorerías como activo de reserva. Esta tendencia que la originó Strategy (anteriormente MicroStrategy) está desatando un FOMO institucional. Al interés de las empresas, se suma que los gobiernos y fondos soberanos están estudiando la posibilidad de crear reservas estratégicas de BTC. Teniendo en cuenta que bitcoin tiene un suministro limitado a 21 millones de unidades, un aumento en la demanda provocará un impulso alcista para su cotización.
Evans también menciona que la aprobación de los fondos cotizados en bolsa (ETF) en Estados Unidos es otro de los factores que impulsa la subida de precio. “Gran parte de la demanda proviene de instituciones e inversores de alto patrimonio, no de particulares. El acceso es ahora más fácil para las grandes empresas, que dominan los flujos de compra”, explica.
Desde su lanzamiento al mercado, los ETF de bitcoin acumulan entradas de dinero superiores a 43.000 millones de dólares.
La falta de interés de los pequeños inversionistas o cambio en la dinámica del mercado se refleja en un estudio reciente de River Financial, una firma de inversión especializada en activos digitales.
En el siguiente gráfico, se observan operaciones de compra y venta realizadas por empresas (businesses, en inglés), fondos de inversión y ETF (funds & ETF), gobiernos (governments), individuos (individuals) y otros (others) en 2025. De acuerdo con el relevamiento, las empresas sumaron 157.000 BTC a sus balances, mientras que, en la categoría de individuos, se registra una caída de 247.000 BTC en sus saldos durante el mismo período.
El dato refuerza la narrativa de que cada vez más instituciones y gobiernos están adquiriendo BTC, mientras que los inversionistas más pequeños se están desprendiendo de sus tenencias.
A modo de conclusión, Evans dice: “Bitcoin está en su máximo histórico, pero el interés minorista está cerca de su mínimo histórico. Los alcistas están al alza, pero la gente es bajista, agotada por el entusiasmo pasado, sin acceso y aún esperando que las ganancias tecnológicas se sientan como ganancias reales”.