El cuadro Los girasoles de Van Gogh se vendió en subasta en 40 millones de dólares hace ya unos veinte años atrás, un precio que lo posicionó como una de las pinturas más caras de la historia y revolucionó el mundo de las colecciones de arte. En este sentido, los objetos coleccionables se han vuelto uno de los tipos de inversión más populares y beneficiosas, brindando entretenimiento a sus clientes y una variedad inimaginable de objetos curiosos.
Asimismo, el mundo de los coleccionables también ha sufrido transformaciones debido a la irrupción de la tecnología. Por ello hoy en día los inversionistas también pueden adquirir piezas digitales únicas y extravagantes; una propuesta que ha convencido a muchos por lo práctico que resultan estos objetos virtuales y lo bien que se venden en el mercado.
En el ecosistema blockchain los bienes digitales se constituyen por un grupo de altcoins marcados, también conocidos como tokens alternativos, cuya función no es exclusivamente monetaria sino que trabajan como objetos transferibles de manera digital. De este modo, las plataformas DLT se basan en la escasez digital para convertir cada una de estas piezas en un único bien irreproducible, una idea que permite a los usuarios comerciar y coleccionar dichas piezas.
Las redes DLT ofrece diversos tipos de formato de monedas alternativas que pueden ser catalogadas como coleccionables, entre las que destacan las imágenes únicas coleccionables, las cartas intercambiables, los juegos y el arte visual criptográfico. Es así como nacieron los cryptokitties, los ethermons y los rare pepes.
Para constatar el éxito de los bienes digitales sólo hace falta ir directamente a su exitoso mercado, estas monedas alternativas han logrado cotizarse en los miles de dólares por pieza y su mercado siguen en aumento. Por ejemplo, uno de los cryptokitties más costosos se valoró hace unos meses atrás en 105.000 dólares, un precio que reafirma cuan serias son estas inversiones.
Este rotundo éxito ha impulsado nuevos proyectos enfocados en los bienes digitales, como es el caso del juego de monstruos alojado en la plataforma de Ethereum, ethermons, que ahora tendrá su propio espacio en la realidad virtual de Decentraland. O, por otro lado, la más reciente iniciativa de robots (Etherbots) que ha superado a los cryptokitties en volumen de transacciones.
No obstante, el mercado de bienes reales sigue estando muy alejado del furor digital, siendo el predilecto de muchos para generar colecciones millonarias. Un ejemplo de estos son las cartas raras de Pokemon, en eBay un manojo de cartas de Pikachu está comercializando en 2 millones de dólares y una sola exclusiva carta puede llegar a cotizarse en más de 54 mil dólares, un suceso que ha sido reportado por el usuario de Twitter Neeraj K. Agrawal.
y’all still buying cryptocurrencies???
get on my level ? pic.twitter.com/4E1JLEPwe5
— Neeraj K. Agrawal (@NeerajKA) 9 de marzo de 2018
Neeraj bromeó al respecto e incluso comparó la inversión de cartas de Pokemon con comprar criptoactivos, asegurando que es mucho mejor adquirir bienes reales como artesanías, estampillas y colecciones de todo tipo, que criptomonedas. Otros usuarios también coincidieron que el mercado de colecciones físicas sigue generando enormes ganancias.
Este suceso también ha permitido que usuarios de la Internet comparen los pro y los contra de las colecciones digitales y físicas, concluyendo que aunque los objetos físicos son más populares debido a su enorme variedad y vistosidad, sin lugar a dudas, los objetos digitales son igualmente inmutables y no ocupan grandes cantidades de espacio; ventajas novedosas para el mundo de la colección.
De igual manera, los bienes digitales también poseen las características necesarias para desatar la ambición coleccionadora de los humanos. Siendo un producto inmutable, de características únicas e infinita producción, no es difícil predecir que las personas deseen adquirir un bien que nadie más tenga en el mundo.