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Para la SEC, las actividades de staking líquido son técnicas o administrativas, no gerenciales.
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Los tokens por staking líquido no requerirán registro, salvo que impliquen un contrato de inversión.
La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) ha dado a conocer su postura preliminar sobre una de las prácticas más relevantes dentro del ecosistema: el staking líquido.
Según un comunicado reciente de la División de Finanzas Corporativas del organismo, este tipo de actividad no califica como una oferta de valores bajo las leyes federales vigentes.
El staking líquido permite a los usuarios delegar sus criptomonedas a través de un protocolo o proveedor, y a cambio reciben un token que representa tanto la propiedad de los fondos bloqueados como las recompensas generadas.
Estos tokens se pueden intercambiar libremente, lo que les da a los usuarios la posibilidad de mantener liquidez sin dejar de obtener beneficios por participar en el staking.
La SEC explicó que, según su análisis, el staking líquido no constituye necesariamente una oferta o venta de títulos de valor según las leyes federales de 1933 y 1934. Sin embargo, el organismo aclaró que esta interpretación puede variar según el contexto y las particularidades de cada caso.
En ese sentido, la SEC detalló que su enfoque se centra en las actividades específicas que realizan los proveedores de staking líquido, como custodiar los activos digitales, emitir los tokens que representan su propiedad, distribuir recompensas y facilitar la operación del staking en nombre de los usuarios.
De acuerdo con lo señalado por la agencia, estas funciones son de carácter técnico o administrativo, y no implican esfuerzos gerenciales o empresariales por parte del proveedor, lo cual es clave para que no se las considere parte de un contrato de inversión.
También señaló que los servicios complementarios ofrecidos no alteran esta naturaleza. Por tanto, estas actividades, tal como fueron descritas, no cumplen con los criterios de la llamada prueba Howey —un test legal que determina si existe un contrato de inversión en función de si hay una expectativa de ganancias derivadas del esfuerzo de terceros— y, en consecuencia, no implican la oferta o venta de títulos de valor bajo las leyes vigentes.
El presidente de la SEC, Paul S. Atkins, celebró este criterio como un avance en la búsqueda de mayor claridad regulatoria para las nuevas tecnologías financieras.
«Bajo mi liderazgo, la SEC está comprometida con ofrecer directrices claras sobre la aplicación de la ley a actividades emergentes como esta», afirmó. También destacó que el trabajo de la iniciativa interna Proyecto Crypto ya está dando frutos concretos en beneficio de los ciudadanos estadounidenses.
El reciente anuncio representa un avance dentro de un cambio de enfoque más amplio en la estrategia regulatoria de la SEC. Y es que, bajo la administración de Donald Trump, la agencia ha adoptado una postura más proactiva. Como reportó CriptoNoticias, prueba de ello la agencia hartá una gira que recorrerá varias ciudades de Estados Unidos con el objetivo de escuchar directamente a pequeños emprendedores del ecosistema.
Liderada por la comisionada Hester Peirce, Proyecto Crypto busca dar espacio a startups y equipos emergentes que hasta ahora han quedado fuera de las discusiones regulatorias. Con este enfoque más inclusivo, la SEC aspira a construir un marco normativo basado en el diálogo, que refleje la diversidad del sector y promueva un desarrollo transparente de la industria.
Este giro en la postura de la SEC, impulsado por el liderazgo de Paul Atkins, podría marcar el inicio del fin para años de incertidumbre legal en torno a los criptoactivos. La agencia ya ha dejado atrás la idea de que casi todas las criptomonedas son valores no registrados, dejando la puerta abierta a una regulación más clara y flexible.