El exdirector del FBI, James Comey, recientemente declaró que las monedas digitales complican las labores de investigación de organismos de seguridad, pues ocultan identidades de delincuentes tras capas de anonimato.
En una conferencia pública ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Comey expuso los retos que enfrenta el organismo ante estas nuevas tecnologías a las que no están adaptados por impedimentos de carácter legal. Calificando a la situación como crítica, ya que los tiene en desventaja, expresando que entre más contacto tienen con esta tecnología, más preocupante les resulta.
Algunos de nuestros investigadores criminales se enfrentan al desafío de identificar a los pedófilos en línea que esconden sus crímenes e identidades detrás de capas de tecnologías anónimas o traficantes de drogas que usan monedas virtuales para ocultar sus transacciones.
James Comey
Expresidente
Lo expuesto por Comey deja en evidencia la creciente brecha entre las instituciones estatales y las tecnologías que comienzan a regir el mundo digital. «El FBI se refiere a este reto en desarrollo como obscuro, y afecta el alcance de nuestro trabajo», declaró.
Además de la preocupante alarma relacionada al uso de blockchain para realizar transacciones ilícitas en los mercados negros que existen en la red, el expresidente del FBI deja clara las dificultades del organismo para hacerle frente a las investigaciones que incluyen encriptaciones y transacciones descentralizadas. Una brecha de la que no se tiene constancia que se pueda eliminar.
Hay que tener en consideración que si bien el anonimato es una de las principales cualidades de las monedas digitales, también es uno de sus mayores riesgos. Muchos son los ejemplos de actividades ilícitas que desde hace un par de años están siendo mantenidas con transacciones de dinero a través de bitcoins, un ejercicio que solo ensucia el nombre de la comunidad y tergiversa una de las características de las monedas: la privacidad.
Asimismo, el organismo estadounidense dejó claro su compromiso en seguir diseñando alternativas –dentro del marco leal- que combatan la brecha entre tecnologías para seguir atacando este problema de gran envergadura.
Con este comunicado de Comey -quién se encuentra actualmente en medio de una polémica tras su despido vinculado a la intervención de Rusia en las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos- este organismo de seguridad, al igual que el de muchos otros países, ponen en la palestra pública los riesgos del anonimato en transacciones con dinero digital.
Para los conocedores, es bien sabido que no existe auditoría o regulación que evite que mediante transferencias dentro de cadenas de bloques de Bitcoin o altcoins se realicen pagos por drogas, armas, pornografía infantil, financiamiento al terrorismo y hasta trata de personas. Una realidad que ha puesto en tela de juicio la adopción de las monedas digitales, pero que se ha logrado mitigar al adaptar el protocolo blockchain a las necesidades de cada entidad.
Por el momento, quedamos a la expectativa sobre las nuevas acciones a tomar de la Oficina Federal de Investigaciones y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de los Estados Unidos. Hasta el momento, los organismos gubernamentales estadounidenses han demostrado interés en las posibilidades de la blockchain, por lo que no quedas descartadas futuras soluciones ante este nuevo reto.