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El FMI dice que el ecosistema de criptomonedas da oportunidades a países con economías inestables.
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Advierte que se deberían establecer estándares globales de regulación de activos en criptomonedas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe de estabilidad financiera global, en el cual dedicó un capítulo entero al análisis del ecosistema de las criptomonedas. El apartado consta de 18 páginas y forma parte de los tres pilares de mayor relevancia para la economía actual, según dicha entidad.
En la edición semestral publicada este mes, la organización posicionó al ecosistema de las criptomonedas como el segundo tema de interés mundial a nivel financiero. Los otros dos son el repunte de la economía tras la pandemia de COVID-19 y los fondos de inversión que promueven los negocios verdes.
El FMI advierte que el universo de las criptomonedas y las economías descentralizadas (DeFi) continúan en rápido crecimiento y evolución. Esto ha generado que algunos bancos comiencen a brindar servicios sobre criptoactivos. Aunque como escasean, se ha propagado el nacimiento y crecimiento de instituciones financieras no bancarias.
El documento especifica que el tamaño de las DeFi creció 110 mil millones de dólares en septiembre. Y añade que, en los primeros cinco meses de 2021, la capitalización del mercado de las criptomonedas casi triplicó a todo 2020. En mayo, precisamente, alcanzó el pico histórico de 2,5 billones de dólares.
La razón de este auge se debe, en gran parte, al aumento de interés en la inversión de stablecoins, lo cual se ha cuadriplicado en el último año. Su volumen de comercio es superior al de los demás criptoactivos y ha mostrado una mejora de precio. El FMI sostiene que «su estabilidad relativa ha protegido a los usuarios, a diferencia de otros criptoactivos que poseen gran volatilidad».
El ecosistema de las criptomonedas ofrece oportunidades y riesgos
El FMI sostiene que el universo de los activos criptográficos tiene una doble cara, por lo que hay que tomarlo con especial cuidado para poder aprovecharlo y no salir perdiendo. Explica que ofrece, por un lado, un mundo nuevo y emocionante de oportunidades, pero por otra parte, un escenario lleno de desafíos.
Si bien el ente asegura que los activos financieros, como las criptomonedas, brindan beneficios —especialmente a inversores y mercados emergentes—, también esconden muchos riesgos. Manifiesta que el principal es la limitación actual de las entidades reguladoras para controlarlos debido al anonimato y la falta de datos.
Algunas señales de alerta -por ejemplo, la mayor asunción de riesgos financieros y el aumento de las fragilidades en el sector de las instituciones financieras no bancarias- son indicativas del deterioro de los cimientos de la estabilidad financiera. Si no se corrigen, estas vulnerabilidades podrían convertirse en un legado de deficiencias estructurales.
Fondo Monetario Internacional (FMI).
Fuente: David McBee / pexels.com
En otras palabras, explica que el auge de las criptomonedas revela una falta de confianza y apoyo de la población en los entes financieros tradicionales. Es por eso que advierte que cada nación debe actualizarse y adaptarse a sus necesidades para aumentar la credibilidad en el sistema económico y monetario.
De lo contrario, «se peligra el crecimiento a mediano plazo y se pone a prueba la resiliencia del sistema financiero mundial». Sobre todo, en países en desarrollo donde la economía es poco estable, algo que el FMI ya había mencionado antes, tal como publicó CriptoNoticias meses atrás.
Uno de los ejemplos a los que hace alusión el informe es al caso de El Salvador, exponiendo que desaconseja seguir sus políticas. El FMI recomienda no convertir a bitcoin en una moneda de curso legal, como ha hecho este país centroamericano. Aunque reconoce que puede ser positivo para economías emergentes o países dependientes del dólar, si se logra regular, ya que el ecosistema va a seguir creciendo.
Por ello, al final del reporte, el FMI llama a la acción a responsables políticos para que tomen cartas en el asunto. Señala que se debería mejorar la divulgación de criptoactivos, implementar estándares globales, controlar su riesgo, promulgar políticas de desdolarización y mejorar la credibilidad monetaria.