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El impuesto sería para abordar los altos costos energéticos de la emisión de criptomonedas.
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El impuesto se plantea cuando Europa atraviesa una de sus mayores crisis económicas.
Fabio Panetta, miembro de la junta directiva del Banco Central de Europa (BCE), ha vuelto a enfilar contra bitcoin (BTC) y las criptomonedas. Ahora instó a establecer un impuesto a los activos digitales por su supuesto alto costo social.
«En Europa, dadas las externalidades negativas que las criptoactividades pueden generar en varios Estados miembros, la Unión Europea debería introducir un impuesto que grave a los emisores, inversores y proveedores de servicios de criptografía transfronterizos», expuso Panetta durante su discurso en la London Business School, recogido por página oficial del BCE.
El impuesto podría abordar los altos costos energéticos y ambientales asociados con algunas actividades de «criptominería y validación», dijo el representante del BCE.
El banquero italiano, reconocido por su rechazo a las criptomonedas, expresó que estas «no ofrecen ningún beneficio a la sociedad». Entre sus argumentos se encuentra la ya conocida narrativa de los antibitcoins, como la contaminación de la minería de Bitcoin, su volatilidad y supuesta escasa utilización para pagos.
Como informó CriptoNoticias, la última vez que Panetta habló sobre las criptomonedas fue en la Universidad de Columbia en abril pasado, cuando las comparó con el Salvaje Oeste.
Desde ese momento, Panetta ha reforzado sus palabras argumentándolas en las caídas de la stablecoin algorítmica Terra USD (TUSD) y más recientemente con el colapso del exchange estadounidense FTX, a pesar de que bitcoin y otras criptomonedas no se relacionan con el mal manejo que tuvieron esas empresas.
Algo que omitió Panetta en su discurso y que afecta en el día a día a la sociedad europea, es la alta inflación. Tan solo hace tres meses, la UE enfrentó la mayor inflación (10,9%) de esa región por factores relacionados con la impresión de dinero, inestabilidad geopolítica y crisis energética.
Todo esto, mientras en países como Francia, se plantean posibles cortes de electricidad controlados durante el invierno, con el fin de preparar a la población a la escasez de energía causada por problemas de suministro.