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La especulación se dispara, eclipsando a proyectos de criptomonedas con fundamentos.
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El mercado de memecoins superaría los 100 millones de tokens creados para finales de 2025.
Una regulación clara y específica para la industria de Bitcoin y las criptomonedas podría ser el impulso que el sector necesita para integrarse al sistema financiero tradicional. Sin embargo, en 2025, mientras Estados Unidos debate marcos normativos, la memecoin TRUMP, promovida por el presidente Donald Trump, arrastra al ecosistema hacia el peligroso terreno de la especulación, opacando su potencial y potenciando riesgos sistémicos. Este contraste entre avances legislativos y caos especulativo define un momento crucial para el futuro de los activos digitales.
La industria de las criptomonedas atraviesa un momento clave en 2025, impulsado por un entorno político favorable bajo la administración de Trump. La Ley FIT21, estancada en el Senado desde su aprobación en la Cámara de Representantes el 22 de mayo de 2024, promete ser una herramienta útil para clasificar criptomonedas como valores o commodities según su nivel de descentralización y funcionalidad.
Este marco, que reduciría la incertidumbre jurídica, junto a otros, como la derogación del SAB 121 el 23 de enero de 2025, que eliminó barreras para la custodia institucional, y los avances en la regulación de stablecoins, inyecta optimismo a una industria que enfrentó momentos críticos frente a reguladores hostiles que perjudicaron la innovación de un sistema financiero emergente.
Sin embargo, mientras la FIT21 busca ordenar el sector, la memecoin TRUMP revive los peores vicios de la especulación. Esto como inversiones basadas en el entusiasmo o el marketing, en lugar de fundamentos económicos o valor intrínseco, así como burbujas especulativas, con situaciones en las que el precio de la memecoin se infla desproporcionadamente respecto a su valor real, con el riesgo de colapso.
Esta acción no solo desafía la seriedad del proceso normativo, sino que expone la contradicción de un líder que promete orden mientras alimenta el caos, generando un contraste notable entre los esfuerzos regulatorios y las dinámicas del mercado.
Esta dualidad de acciones por parte de Trump es realmente una ironía. Por un lado, se autoproclama pro bitcoin y hace 10 promesas favorables a la industria, como revertir políticas hostiles que impacten negativamente en el ecosistema. Sin embargo, su respaldo a una memecoin contradice su discurso de legitimidad.
La memecoin TRUMP desafía la seriedad del momento
Las memecoins son el chiste recurrente de las finanzas. Eso es porque carecen de casos de uso y su valor depende de influencers, no de tecnología. La de Trump, asociada a su nueva llegada a la Casa Blanca, no es diferente.
La memecoin TRUMP desafía cualquier intento de clasificación convencional. Es razonable que, por ello, Hester Peirce, responsable del nuevo Grupo de Trabajo de la SEC, dijera que es muy probable que las memecoins queden fuera de la jurisdicción de la entidad.
Como lo advierten los usuarios, hay un riesgo latente en la memecoin TRUMP. El 80% del suministro de este token está en una sola dirección, lo cual sugiere una alta centralización del control sobre el criptoactivo, un hecho que contrasta con el principio de descentralización que se busca en las criptomonedas.
Al controlar la mayor parte del suministro, los creadores pueden influir en el precio de mercado, ya que, en el futuro, a medida que vayan liberando tokens pueden potencialmente manipular la oferta.
¿Cómo clasificaría la regulación a las memecoins? ,¿Son un activo financiero, una herramienta política o simplemente una broma especulativa? En esencia, es todo eso y nada a la vez. Como memecoins, carecen de utilidad técnica, lo que las convierte en un chiste financiero impulsado por la viralidad y la imagen de Trump.
Su asociación con la principal figura del gobierno de Estados Unidos, transforma a TRUMP en una herramienta política, un símbolo de apoyo que mezcla especulación con lealtad ideológica. En fin, un híbrido que también genera confusión regulatoria porque no encaja en las categorías de valores o commodities que busca definir la Ley FIT21.
Y no por el hecho de que esté ligada a la figura presidencial de Estados Unidos, escapa del renglón de memecoins que desaparecen en meses. Esto, al menos, en momentos de auge, como el actual, con el efecto adverso de que opaca proyectos serios como Ethereum.
Todo esto ocurre en un momento crucial para la regulación de la industria de las criptomonedas en Estados Unidos, la memecoin TRUMP no solo deslegitima el sector, sino que expone la hipocresía de un líder que promete claridad normativa mientras alimenta el caos especulativo. Clasificarla es imposible sin reconocer que, más allá de un activo, es un reflejo de nuestra era: donde la política, la cultura digital y la especulación se entrelazan en un espectáculo sin precedentes.
La memecoin de Trump olvida el caos, como el de FTX
Como lo advirtió recientemente el CEO de Binance, Richard Teng, el mercado de las criptomonedas está fragmentado: «Los 100 principales tokens representan el 98% de la capitalización total; mientras que la mayoría de los 37 millones de memecoins tienen valores mínimos y dependen puramente de la especulación».
Al ritmo actual, la proyección es que el mercado de memecoins supere los 100 millones de tokens creados para finales de 2025, lo que podría diluir aún más el valor de este ecosistema.
Lo curioso es que todo este auge de memecoins sucede 2 años después del colapso de FTX, que se declaró en quiebra, revelando un agujero de once cifras en sus libros y desapareciendo los fondos de millones de sus clientes. También está la debacle de Terra/Luna en el mismo año, que evaporó 40.000 millones de dólares. Ambos fueron casos que demostraron los riesgos de la autorregulación y la especulación desenfrenada. Sam Bankman-Fried, CEO de FTX, manipuló el sistema con donaciones políticas y lujosas fiestas en Washington, promoviendo leyes que permitieran a plataformas como la suya autorregularse. Inversionistas, políticos y reguladores relajaron la supervisión, abriendo las puertas al auge y caída de un imperio de criptomonedas.
Hoy, pese a las lecciones que dio el pasado, las memecoins emiten señales de que la historia podría repetirse en cualquier momento. Esto tomando en cuenta que desde el año pasado, las memecoins capturan la atención de inversionistas ávidos de retornos rápidos en un mercado en constante cambio.
La realidad es que estas representaban menos del 3% de las 300 principales criptomonedas por capitalización de mercado, excluyendo las stablecoins, su influencia en el volumen de transacciones fue notable, manteniendo consistentemente entre el 6-7% del total, con picos recientes hasta casi el 11%, según datos de Messari.
Como en el pasado, el colapso de un proyecto de criptomonedas como la de Trump, podría convertirse en el Lehman Brothers de este mercado. Podría desatar pánico generalizado y desencadenar una represión regulatoria drástica.
Un caballo de Troya
La memecoin de Trump no es una broma inocente; en realidad es un caballo de Troya que trivializa la innovación, atrae especulación desenfrenada y pone en riesgo el futuro del sector de las criptomonedas.
Por lo tanto, los reguladores deben actuar con urgencia para diferenciar memecoins como activos especulativos, y no mezclarlas con criptomonedas utilitarias. También deben exigir advertencias claras para proteger a inversores minoristas; y acelerar la aprobación de marcos regulatorios, aislando la seriedad de la farándula especulativa.
Si Trump quiere posicionarse como el «campeón» del sector, como se autoproclamó, debe empezar por dejar de reírse de su futuro. Su memecoin, que mezcla lealtad ideológica con volatilidad financiera, no solo ignora las lecciones de crisis pasadas, sino que amenaza con retrasar la adopción del ecosistema. Es hora de priorizar la innovación sobre el espectáculo, porque el potencial transformador de las criptomonedas no puede quedar atrapado en el juego de memes y ambiciones políticas.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.