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Con esta ratificación, Biden dice: “seguiremos imprimiendo”.
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Mientras tanto, Estados Unidos va contra Bitcoin.
Una simple acción dice mucho más que miles de palabras. Ocurre en todas las instancias de la vida. Y la política es una de las que más deja entrever intenciones en cada movimiento que dan sus actores. La ratificación de Jerome Powell al frente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos es una de las más recientes de Joe Biden, actual presidente del país norteamericano.
El mensaje parece claro: la política monetaria no cambiará de rumbo. Powell, cabeza de la institución que funge como Banco Central de Estados Unidos, está en el cargo desde el año 2018, tras ser designado a finales de 2017. Primero, con Trump habitando la Casa Blanca; y durante los últimos meses, con Biden ya instalado como el nuevo mandatario estadounidense.
Con esta ratificación, el «heredero» le da un espaldarazo a la forma de gestionar la emisión de moneda que arrastra de su predecesor. Pero esto parece una mera formalidad para sellar lo que ya venía ocurriendo en la práctica: desde su llegada, Biden no solo ha continuado por la senda que había trazado Trump en cuanto a la emisión monetaria, sino que fue all in con ella.
Powell, mientras tanto, ha sido el responsable de mantener la impresora andando. No en vano su figura ha trascendido su cargo. Es ahora mismo un meme, una representación que abarca la irresponsable forma de manejar el dinero de los gobiernos.
Récord de dólares impresos: el legado en activo de Powell
Jerome Powell, en las redes sociales, se escribe con b de «brrr». Los internautas no dejaron pasar el sonido de las impresoras de dinero, que produjeron en 2020 alrededor del 22% de todos los dólares en circulación para ese momento, tal como reseñamos en CriptoNoticias. Una inyección de efectivo sin precedentes.
Ahora, en 2021, la masa monetaria aumentó aproximadamente un 20%, tras sumar más de 1 billón de dólares a la cuenta entre enero y el registro del mes de octubre. De acuerdo con cifras de la Fed, para el cierre de ese mes había ya más de 6,3 billones de dólares. Casi el doble de lo que había al inicio del año 2020, unos 3,4 billones.
La mayor parte de esa emisión monetaria ocurrió antes de la llegada de Biden al poder, cuando Trump anunció una serie de cheques de estímulo, o bonos de alivio económico para los ciudadanos en medio de los confinamientos por la pandemia.
Este año, ya con Biden como presidente, la emisión ha continuado y el rumbo no parece cambiar. De hecho, desde su llegada se hablaba de un presupuesto de gasto público sin precedentes en el país norteamericano. Y aunque la cifra que se esbozaba al inicio terminó bajando, la recién aprobada Ley de Infraestructura perfila un gran gasto en obras para los próximos años, por encima del billón de dólares.
Mientras tanto, la inflación no parece tener freno. Según el más reciente reporte de la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense, el índice interanual de inflación llegó al 6,2%, el más alto en 30 años. Antes, ya habíamos reseñado en este periódico cómo esta situación venía empeorando en meses anteriores.
Es hora de Bitcoin, pero no en Estados Unidos
La otra parte de este enfoque económico queda clara si atendemos a la forma en que las autoridades estadounidenses se plantan contra Bitcoin. Mientras mantienen una forma inflacionaria de llevar las riendas de la economía, desdeñan de la herramienta deflacionaria que nos entregó Satoshi hace poco más de una década.
Otra cara de la recientemente aprobada Ley de Infraestructura son los impuestos a bitcoin y otras criptomonedas. Según el propio gobierno, para paliar la deuda pública, parte del dinero que gastará el Estado saldrá de dichos impuestos. Eso, sobre el papel. Pero en la práctica, lo más probable es que los impuestos a las actividades con criptomonedas desincentiven a las empresas locales.
Tal como advirtió recientemente el senador republicano Ted Cruz, esta huida afectaría, por ejemplo, a los mineros de Bitcoin. La minería ha aumentado su actividad en territorio norteamericano tras la persecución del gobierno de China, donde hasta hace poco estaba la mayoría.
La postura de las autoridades estadounidenses parece apuntar a cerrar cada vez más fuerte el puño cuando de bitcoin se trata. El más reciente ejemplo de ello fue el anuncio conjunto entre la Fed, la Oficina del Controlador de la Moneda (OCC) y la Corporación Federal de Seguros para Depósitos (FDIC): en 2022 pondrán la lupa a la regulación de las criptomonedas. Especialmente, en lo que concierne a los bancos que han comenzado a prestar servicios de custodia o préstamos con respaldo en estos activos digitales.
No es que deba extrañarnos este enfoque. Porque, tal como reconoció la excandidata presidencial Hillary Clinton, los políticos sienten a Bitcoin como una amenaza. Este invento está llamado a reconfigurar el sistema financiero mundial, dominado ahora mismo por el dólar. Y eso, a los gobiernos y los poderosos, les genera mucho temor.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.