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El panorama actual sugiere que disminuirá la dominancia del dólar en los negocios internacionales.
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Mientras esto ocurre, Bitcoin (BTC) se fortalece como opción de reserva de valor y moneda global.
Puedes estar de acuerdo con las políticas del presidente Vladimir Putin y pensar que es un político sensato, o por el contrario considerar que maneja su país como un auténtico autoritario. Cuando se trata del mandatario de Rusia se alimentan los extremos y no hay medias tintas. Sin embargo, a pesar de las diferencias ideológicas que podamos tener con Putin, hay una realidad que ha denunciado recientemente que no se le puede negar. El dólar, a pesar de ser la moneda mundial y reserva de muchos países, es el dinero de unos pocos y está sufriendo una crisis de confianza cada vez más grave debido a ello.
Quienes estén leyendo estas líneas dirán que he sido seducida por la propagando rusa, otros gritarán al cielo de que al fin nos hemos dado cuenta de que el malo de la película es Estados Unidos. Pero, este artículo no lo estoy escribiendo para señalar a unos supuestos enemigos de la sociedad o profundizar en teorías conspirativas. Lo hago porque estoy viendo un cambio de paradigma y me parece sumamente importante que todos tengamos nuestros ojos puestos en esta transformación.
¿Pero, cuál es ese cambio que se avecina? Pues, sencillo: la gente ya no quiere usar dinero de otro, se da cuenta de la desventaja de tener «dinero prestado» y está clamando por una moneda que se resista a la censura y al abuso de poder. Ergo, Bitcoin. Y nada de esto me lo estoy inventando, forma parte de los reclamos que han hechos los bitcoiners desde hace ya más de una década y que ahora es encabezada por los mandatarios de países sancionados por los Estados Unidos.
La historia se ha repetido una y otra vez en los últimos años. Primero fue Venezuela que, frente a las sanciones impuestas por los Estados Unidos, decidió crear su propia criptomoneda anclada al precio del petróleo y trataron de comercializar su producción de crudo en divisas distintas al dólar. Irán fue otra de las naciones en seguir este ejemplo: promoviendo pagos transfronterizos con criptomonedas y legalizando la minería de activos criptográficos en la región; una movida que también se generó para financiarse luego de las sanciones económicas impuestas por el país americano.
La lista no se detiene allí: China, uno de los actores más importantes del mercado internacional, también se ha quejado de las prácticas financieras de los Estados Unidos y está promoviendo el uso del yuan digital para ganar poder en este sector.
La lucha, incluso, ha llegado a la industria del petróleo, en donde China ahora trata de hacer contratos de comercio con Arabia Saudita en yuanes. Una movida que podría ser el inicio del fin de la hegemonía del petrodólar, un fenómeno financiero que explicamos en CriptoNoticias el año pasado y del cual todos deberíamos tener conocimiento para entender a profundidad la complejidad de esa crisis.
Más allá de estos factores, todos motivados por las políticas internacionales de Estados Unidos que han sido ampliamente conflictivas con países que no se adecuan a la visión política de occidente o con regímenes difícilmente catalogados como «democracias», la realidad es que día tras día el dólar sigue debilitándose como moneda global y bitcoin se ve fortalecido en esta narrativa.
Bitcoin está en la mesa y es una opción fuerte
Hace unas semanas atrás, si se me hubiese preguntado si Bitcoin sería una opción fuerte para los países sancionados por Estados Unidos, yo hubiese dicho que era demasiado pronto para hablar en esos términos. Después de todo, bitcoin es una moneda relativamente joven, de nicho y que aún no goza de aceptación global (al ser prohibida en distintos países).
Por si fuera poco, naciones como Venezuela, China e Irán no decidieron depositar toda su maquinaria gubernamental en promover el uso de esta criptomoneda para pago de deudas, productos y servicios, ni mucho menos como moneda de curso legal.
No obstante, esta semana Rusia ha dado un golpe en el timón, logrando decir fuerte y claro que Bitcoin sí que es una opción y que está lista para ser una alternativa a las prácticas sancionatorias de los Estados Unidos. El jefe del Comité de Energía de Rusia, Pavel Zavalny, aclaró que el gigante euroasiático comercializará su petróleo y gas en monedas distintas al dólar americano. Por ejemplo, planean aceptar rublos, yenes, oro e incluso el mismísimo bitcoin a cambio de que otras naciones del mundo adquieran sus productos.
La decisión se tomó en el marco de una serie de declaraciones de Vladimir Putin, donde el mandatario acusó a Occidente de incumplir sus obligaciones monetarias al congelar las reservas de Rusia. Adicional a estas acusaciones, Putin arguyó que esta clase de comportamiento sólo minaba la confianza sobre las divisas de Estados Unidos y Europa (el dólar y el euro), en vista de la facilidad con la que se podía bloquear dineros pertenecientes a los ciudadanos de un país autónomo.
Dejando a un lado que las sanciones que recaen sobre Rusia están motivadas por la invasión que ha llevado a cabo Putin en Ucrania, operación que ha costado la vida y la paz de millones de personas, resulta preocupante la facilidad que tienen países como Estados Unidos de decidir el destino del dinero de una nación.
Y aunque es cierto que la política de bloqueo hacia Rusia no solo es llevada a cabo por el país americano, es una realidad irrefutable que el poderío que tiene el dólar en el mercado global de materias primas, así como el peso político que tiene en las entidades financieras internacionales, resulta desequilibrado e injusto para países que dependen de la moneda americana y de sus decisiones monetarias.
Casi el 60% de las reservas mundiales se resguardan en el dólar. Es decir, casi la mitad del dinero del mundo está en manos de la cúpula de un país que no supera los 400 millones de habitantes. O, en otras palabras, controlado por un grupo de personas que tiene toda la potestad de imprimir más dinero si así lo desea, bloquear cuentas según lo que estipule y distribuir las riquezas como mejor le convenga. Al final, el dólar sigue siendo una moneda para los estadounidenses, y todo aquel que la utilice como reserva de valor deberá tener en cuenta que estará a merced de las motivaciones de los Estados Unidos.
En este contexto, resulta una prioridad cada vez más apremiante para el mundo, el hecho de conseguir un sustituto para el dólar y cualquier otra moneda centralizada. Dejar el destino de tus finanzas en manos de un tercero todo poderoso no es la mejor opción que podemos tener cuando se trata de dinero propio, por lo que transitar hacia un sistema monetario que sea resistente a la censura, a la centralización y a los abusos de poder, es un derecho humano que debemos garantizarnos.
La buena noticia es que no tenemos que inventarnos una moneda de la nada, ni tener que luchar y hacer acuerdos con los poderosos de turno, porque ya existe la alternativa a los abusos de poder en el mundo financiero. Bitcoin nace como una respuesta a la crisis de confianza en la economía mundial, destacándose por ser un activo que no depende de un banco central ni de ninguna entidad financiera. De esta manera, bitcoin no es vulnerable a la censura al ser una moneda más privada y descentralizada, así como se resistente a los abusos del poder al funcionar por medio de un código matemático y funcionar gracias a una red de usuarios.
Por estas características, y en vista del panorama actual en el que se encuentra sumergido el mundo, a mi parecer resulta cada vez más obvio que los espacios para el dólar se van reduciendo, mientras que Bitcoin se fortalece ante las nuevas necesidades de los ciudadanos del mundo quienes piden mayor autonomía.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.