Hechos clave:
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Empleados públicos y jubilados reciben pagos en petro.
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El precio de la criptomoneda subió en los mercados secundarios, pero no por un aumento de demanda.
Desde el año 2017 la palabra «petro» es parte del imaginario colectivo venezolano y una pieza más de su sistema financiero. Para aquel entonces, el gobierno de Venezuela presentaba la criptomoneda nacional como la solución para la maltrecha economía del país que sufría por la devaluación del bolívar, la hiperinflación, las tensiones políticas-comerciales internas y las sanciones internacionales.
La idea era tener una moneda digital respaldada en el petróleo, gas, oro y diamante del país. Por lo que, con un desarrollo y administración centralizada, se creó dicho instrumento con el objetivo de combatir la «guerra financiera». De esta manera, el petro nació con 3 propuestas en mente: avanzar en soberanía monetaria, vencer el bloqueo financiero impuesto por los Estados Unidos y lograr nuevas formas de financiamiento internacional.
Y para lograr este plan, el ejecutivo promovió su uso comercial interno, fomentó conversaciones con empresas en el extranjero para que fuese aceptado como método de pago y favoreció que fuese recibido en las entidades públicas del país para trámites gubernamentales. Incluso, en la actualidad, se siguen promoviendo regulaciones que auspician el uso del petro y el bolívar —la moneda nacional— por sobre otras divisas.
Sin embargo, el uso del petro no permeó en la sociedad venezolana de buenas a primeras, así como tampoco logró convencer a las empresas internacionales. Con una economía cada vez más dolarizada, y ciudadanos buscando alternativas como el oro y las criptomonedas para proteger sus ingresos de la devaluación del bolívar, el sector comercial del país siguió su rumbo sin que el petro jugase un rol de gran importancia en una posible recuperación.
A más de cuatro años de su lanzamiento y con una Venezuela que acaba de salir técnicamente de la hiperinflación, el petro sigue siendo como una ficha extraña en el bolsillo del venezolano. No obstante, la aparición de esta criptomoneda en el día a día parece haber aumentado en comparación con años anteriores.
El petro es utilizado para pagar la gasolina en establecimientos verificados, entre ciertos comerciantes que amparan su uso y ampliamente aceptada para trámites de pasaporte, compra de pasajes aéreos y pago de impuestos. La nueva vida del petro nos hace preguntarnos: ¿cuál es el rol que juega este criptoactivo en el capital de los venezolanos y la economía del país?
Para responder esta pregunta, CriptoNoticias contactó a Aarón Olmos, quien es economista, conocedor de las criptomonedas y CEO de la empresa de consultoría Olmos Group Venezuela.
¿Quiénes usan el petro y para qué?
Con el aumento de carteles en negocios que rezan «aquí se acepta petro» o «tenemos biopago», se presenta la duda de quiénes son las personas que están utilizando la criptomoneda venezolana hoy en día, en un país cuya economía está ampliamente dolarizada y la moneda nacional (el bolívar) goza de poca reputación.
Olmos apunta a que la persistencia en usar el petro como medio de pago se ha dado debido a que los trabajadores, empleados públicos, jubilados y pensionados reciben parte de sus pagos con esta criptomoneda. El activo es depositado en sus monederos de la plataforma de subsidios Patria, o en la aplicación PetroApp, donde pueden gestionar el activo para realizar pagos a terceros o venderlos en el mercado secundario.
Asimismo, en el grueso de la población venezolana existe un sector que adquiere estos activos e incluso los acumula bajo la premisa de que en un futuro su uso será habitual y obligatorio. Por lo que, para adelantarse al caos monetario que esto generaría, ciertos ciudadanos prefieren tener reservas de petro.
Adicional a estas razones, hay que reconocer que los usos del petro en el día a día del venezolano también han aumentado en comparación a años anteriores. Por ejemplo, en la actualidad la criptomoneda goza de aceptación en servicios amparados por el Estado y funge como unidad de cuenta para trámites internos.
Algunas empresas lo aceptan, principalmente aquellas ligadas al gobierno nacional, así como también aquellas personas naturales y jurídicas que deben pagar alguna tasa, impuesto o contribución solo en PETROS. Se utiliza como unidad de cuenta para el cálculo de impuestos, tasas y comisiones ante entes gubernamentales. Es usado como medio de pago en algunos comercios, principalmente por la vía del bio-pago.
Aaron Olmos, CEO de Olmos Group Venezuela.
A pesar de que no ha desaparecido del sistema financiero, el petro queda ampliamente opacado por otras formas de pago que cohabitan en la vida diaria del venezolano. El bolívar como moneda nacional es el método de pago más extendido en todo el país caribeño, mientras que el dólar es la divisa más usada en el territorio y es una moneda que goza de gran prestigio en el comercio interno.
Incluso, criptomonedas como bitcoin, han logrado permear entre los comerciantes venezolanos con una reputación más consolidada que el criptoactivo centralizado creado por el gobierno. En este sentido, aunque el petro forme parte de la jerga habitual del venezolano, sigue siendo una pieza de la economía muy ignorada.
El precio del petro ha aumentado en los mercados secundarios, ¿a qué se debe?
Un elemento que llama poderosamente la atención en el comportamiento actual del petro es que su precio en el mercado secundario ha aumentado en los últimos meses. Para entender lo inusual de este detalle hay que tomar en cuenta que, al igual que otras monedas en suelo venezolano, el petro no tiene solo un precio de comercialización.
Mientras entidades gubernamentales como el Banco Central de Venezuela (BCV) y la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (SUNACRIP) reportan el precio oficial del petro, que ronda entre los 48 y 60 dólares, existen casas de cambio autorizadas por el Estado que se dedican a la compra-venta del activo y suelen operar con la criptomoneda con hasta 60% menos de su valor oficial.
Hace nueve meses atrás, según registros del periódico nacional Crónica Uno, el petro se comercializaba a 48 dólares por unidad en plataformas como Petro Divisa, mientras que SUNACRIP daba por sentado que su precio era de 56 dólares por unidad. En la actualidad, la diferencia es mucho menor, con el petro vendiéndose a 56 dólares en el mercado secundario y las entidades gubernamentales declarando que su precio oficial está al cambio de los 57 dólares.
Aarón Olmos señala que el precio del petro se ve afectado por cuatro variables: el petróleo, el oro, el hierro y el diamante. Es decir, las materias primas en las que está «anclado», cuyo valor se calcula a precio internacional. Con el precio del barril de petróleo venezolano en aumento esto podría explicar una revalorización del petro, aunque también hay que tomar en cuenta otras variables.
Los activos basan su valor, también, en la demanda y la oferta de los usuarios. Sobre todo, en los mercados secundarios donde los ciudadanos compran y venden los activos financieros en relación a sus propias necesidades. Son estas operaciones las que suelen registrar el precio «real» con el que se está vendiendo dicho producto.
Tomando esto en cuenta significa que: ¿el uso y prestigio del petro ha aumentado en el mercado secundario? Pues, Olmos no cree que esa sea la razón, sino que las medidas del gobierno, para mantener las tasas de cambio de divisas en valores equiparables, han intervenido en el mercado de las casas de cambio.
El mercado secundario del PETRO por lo general siempre presenta una merma del 30% al 45% de su precio original, si en los actuales momentos está aumentado, es en parte por la política de intervenciones cambiaras del BCV que ha mantenido artificialmente el precio del dólar entre 4 y 5 bolívares, más allá de su uso mandatorio como medio de pago ante entes gubernamentales.
Aaron Olmos, CEO de Olmos Group Venezuela.
Esta apreciación va en línea con el hecho de que el Estado venezolano parece querer darles nuevamente protagonismo a las monedas nacionales y quitarle espacio al dólar, que está dominando actualmente el sistema monetario del país. Con la introducción del impuesto a grandes transacciones, el mensaje del poder ejecutivo es cada vez más claro: no hay espacio para que el dólar, el bitcoin o cualquier otra divisa juegue en igualdad de condiciones con las monedas locales.
Entonces, ¿cuál es el valor del petro en la economía venezolana?
La realidad es que, aunque haya aumentado el uso del petro en el día a día del venezolano, aún sigue siendo un activo que goza de poca confianza y prestigio en la sociedad. Olmos señala que esto se puede ver en las diferencias que siempre ha habido entre el valor oficial del petro y el del mercado secundario, donde la baja reputación que tiene la moneda entre los consumidores disminuye su precio considerablemente a la hora de la compra-venta.
Generalmente cuando esto ocurre tiene que ver con la confianza que pueda representar dicho elemento o vehículo de intercambio en el mercado real, esto es, «efectivamente» cuánto representa para alguien -no gobierno- ese token, y cuánto se puede tardar alguien en transformarlo en otro medio de pago en el mercado nacional. Todo esto se ve reflejado en el diferencial de precio de mercado, principal indicador de la apetencia o no de este criptoactivo por sobre otros, e incluso sobre las divisas por parte de los venezolanos.
Aaron Olmos, CEO de Olmos Group Venezuela.
Y es que, aunque los números del mercado lo reflejan, también se puede ver en las calles venezolanas. Mientras monedas como el bolívar, que gozan de poca confianza como activo de resguardo de valor, siguen siendo ampliamente aceptadas en los establecimientos públicos y privados; el petro es una opción menos común. No todos los comerciantes se arriesgan o tienen las herramientas para aceptar la criptomoneda nacional, por lo que sigue siendo un método de pago extraño en comparación con otras divisas que circulan en el país.
Ante este panorama, el petro ha quedado relegado a una moneda para trámites burocráticos, método de pago para ciertos servicios y una unidad de cuenta oficial. «En función de las expectativas ofrecidas con la puesta en marcha del token centralizado gubernamental, en medio de una confusa estrategia económica que giraba en torno al mismo como ancla de la 2da reconversión monetaria, e incluso medida de fijación del salario mínimo, hoy el PETRO ha quedado relegado -por los momentos- a convertirse en unidad de cuenta para el pago de impuestos, tasas y contribuciones gubernamentales y pago de pensiones y jubilaciones», comenta Olmos.
Es decir, pareciera que el petro es utilizado por los venezolanos como la forma más básica del fiat. ¿Qué significa esto? Que, en vez de relacionarse con él como un producto de valor, lo perciben como una deuda emitida por el Estado, quien tiene la obligación de aceptarlo como método de pago y unidad de cuenta. En pocas palabras, el petro no cumplió con todos los objetivos prometidos y su rol en la economía venezolana aún se siente forzoso.
Aarón Olmos coincide en esta visión, al considerar que el petro no llegó a cumplir las promesas de su libro blanco y lo expuesto por el Ejecutivo Nacional. Por si fuera poco, el criptoactivo sigue estando sancionado por la OFAC (desde marzo del 2018), lo que imposibilita su uso para la captación de capital internacional y limita sus posibilidades de aportar verdadero valor a la recuperación económica del país.