En los recientes días la comunidad bitcoiner chilena ha experimentado las devastadoras consecuencias de la monopolización. La banca, uno de los carteles más grandes y longevos de la historia de la humanidad, ha tomado acción para eliminar la competencia en el país latino mediante el cierre de las cuentas de tres de las bolsas de intercambio de criptomonedas más importantes de Chile: Buda, CryptoMKT y OrionX.
La actuación de la banca, que obligó a las tres empresas antes mencionadas a cesar sus operaciones de intercambio por pesos chilenos, ha desatado una ola de noticias, iniciado una disputa en tribunales y, más recientemente, generado una tendencia en Twitter con el hashtag #ChileQuiereCryptos que ha preocupado mi mente y motivado a escribir este artículo.
Ojeando los tweets más destacados de este hashtag, iniciado el día de ayer por las tres empresas afectadas, se pueden leer argumentos de la criptocomunidad chilena en contra de la acción de la banca que van desde “los bancos nos están quitando el acceso” y “matar el futuro del blockchain y las criptomonedas en Chile”, pasan por pedir a la banca que acepte amablemente la competencia y llegan hasta decretar el fin del mercado de criptomonedas en Chile. No solo está la comunidad chilena equivocada, sino totalmente confundida y les explico porqué.
Bitcoin es el primer producto sustituto a los bancos en centenares de años. Jamás en la historia otro producto había podido competir y, peor aún, amenazar la hegemonía bancaria de la forma en que las criptomonedas lo hacen hoy. Ante tal escenario, no son muchas las opciones que tiene la banca para actuar: reinventarse o resistirse. La primera opción no es nada fácil, implica cambiar y eso no nos gusta, pero sí quizás la más duradera; la segunda es mucho más fácil de emprender, natural y acorde a la posición de poder, aunque probablemente no duradera. En este caso, los bancos chilenos optan por la segunda alternativa. No se le puede pedir a un gato asustado que no pelee.
Para tener tal posición de competencia ante el gigante sistema bancario, es claro que Bitcoin no puede ser igual a cualquiera de las otras alternativas, como PayPal, Payoneer, Wester Union, etc… y gracias a Dios (o a Satoshi) no lo es. Bitcoin es la primera red de intercambio de valor que es segura, resistente a la censura, funciona en internet y no requiere de intermediarios, eso que llaman “descentralización” y donde los chilenos parecen más confundidos.
Está bien que las empresas afectadas busquen apoyo y emprendan acciones legales en contra de la banca por la competencia desleal que los afecta, pero lo que no está bien es que permitan a la gente creer que si ellos cierran, Bitcoin se acaba en Chile. Esto no puede estar más lejos de la realidad. Ni los bancos pueden quitar acceso a las criptomonedas o matar el futuro de blockchain, ni Bitcoin como tecnología se sustenta en unas cuantas bolsas de intercambio. Y es aquí donde entra la famosa “descentralización”.
El hecho de que cualquier persona con un dispositivo con acceso a internet pueda descargar un monedero o cartera de criptomonedas, sin pedir permiso a nadie y alojar y manipular en esa aplicación su dinero a placer, lo hace una herramienta de libertad individual tan poderosa que cambia todo el sistema financiero que conocemos. Ya no son suficientes las plataformas centrales cuando ahora cualquiera puede ser incluido. El mundo al que vamos requerirá de nuevas plataformas, alineadas en naturaleza con la nueva forma de hacer intercambios: descentralizadas.
Y sobre ese mundo ya hay buenos ejemplos, que funcionan y que muy difícilmente pueden ser censurados, como lo son LocalBitcoins o LocalEthereum, por nombrar algunas de las más famosas. En estos casos, las plataformas solo sirven como lugar de encuentro y jueces de comportamiento, pero los intercambios los realizan sus usuarios de forma descentralizada: de mi cartera a la tuya, de tu cuenta bancaria a la mía, de mis manos a las tuyas.
Esto se parece más a Bitcoin y por eso funciona mejor, por los fundamentos antes mencionados entre los que destaca la resistencia a la censura, como la que ahora están sufriendo las criptoempresas chilenas. Y no pretendo que esto sea una cuña publicitaria, ni tampoco estoy en contra de las plataformas afectadas, las cuales espero salgan victoriosas de este ataque, pero mientras sigamos analfabetas de lo que es Bitcoin realmente, de lo que representa, no veremos más que trabas en el camino y tampoco alcanzaremos el futuro que las criptomonedas prometen.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la opinión de CriptoNoticias.