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"Falta educación", estiman expertos de las finanzas descentralizadas (DeFi).
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Proyectan que el mundo pasará de finanzas tradicionales a DeFi en 10-15 años.
¿Qué falta en Latinoamérica para que haya tanta inversión, en activos y especialmente en criptomonedas, como en Estados Unidos? Se estima que en tal país el 50% de las personas hacen inversiones y el 10% lo destina a criptoactivos. Así lo indicó Patricio López Juri, un moderador del evento ETHSantiago en Chile, cubierto por CriptoNoticias.
En respuesta, Nicolás Jaramillo, el cofundador y director de producto de la gestora de activos para inversores Arch, dijo: «falta educación». Y agregó que, para un ciudadano común, «esto es chino», refiriéndose a las criptomonedas.
Sostiene que es necesario facilitar el lenguaje, así como la tecnología. En este sentido, señala que la experiencia de usuario debe ser más amigable para que resulte simple de entender. De esa forma, considera que su uso va a aumentar.
A modo comparativo, mencionó que enviar un mail en 1980 era algo «súper complicado», que hoy puede hacer cualquiera y con las criptomonedas sucede algo similar como en esa época. Pero entiende que se va a agilizar mientras el mundo mute de las finanzas tradicionales centralizadas a las descentralizadas, abreviadas como «DeFi».
Como defensores de DeFi, los exponentes de la conferencia coincidieron en que las finanzas tradicionales han fallado y hasta le han hecho perder dinero a la gente. El peor fracaso de las finanzas tradicionales es que «es para una elite», sostuvo Jaramillo. Además, producen «manipulación y secretismo» para que solo unos pocos logren hacer dinero.
Agregó que también la inflación es algo que golpea los bolsillos de la gente, por la impresión desenfrenada de dinero que hace el gobierno. Entonces explica que, así como hace años se separó el estado de la iglesia, espera que el dinero se separe del gobierno en algún punto de la historia.
Estamos acostumbrados a ver el mundo de forma centralizada
Bajo esta idea, reconoce que las criptomonedas permiten desacoplarse de eso, dado que su emisión no es hecha por un ente central, ni tampoco es ilimitada como las monedas tradicionales. Como dice el exintegrante del emisor de la stablecoin DAI, Mariano Conti, «la descentralización no importa hasta que importa», mencionó.
A ello, Matías Olmos, el squad líder de la moneda digital reserve, dijo: «Estamos muy acostumbrados a ver el mundo de forma centralizada. Todo lo que tenemos está centralizado, la justicia [por ejemplo], absolutamente todo. Entonces esto genera una falsa idea de seguridad».
Profundizó que en DeFi, si se pierden fondos, no se pueden reclamar a nadie, dado que no hay un ente central que los regula. Eso, sumado a la «falta de educación» que hay al respecto, «hace que la sociedad siga eligiendo lo centralizado», resaltó.
Con este pensamiento estuvo de acuerdo Cristóbal Pereira, el director del evento Blockchain Summit Latam, la academia Colledge y la comunidad LatAmTech. «Es un tema de evolución. No podemos esperar que en 2-3 años nos mudemos todos a DeFi cuando el sistema tradicional bancario tiene más de 600 años», sostuvo.
«Esta es la primera disrupción del sistema financiero como lo conocemos», añadió. Considera que sería «tremenda revolución» el hecho de que el mundo pase a DeFi. Advierte, sin embargo, que ahora «estamos recién partiendo»; al menos en Chile donde señala que solo alrededor del 2,5% de la población usa criptomonedas.
En 10-15 años podría masificarse las DeFi
Remarca que la primera etapa de internet, llamada «web 1», inició en 1960 y se masificó en 1990. La segunda, conocida como «web 2», surge con los primeros celulares por 1980, que logra instalarse de forma masiva desde los 2000 hasta lo que vemos hoy, indica. Es decir, redondea que se tardó alrededor de 30 años en hacerse de uso común.
Considerando esto, señala que la tercera etapa, «web 3», de DeFi comenzó hace 13 años, con la creación de Bitcoin en 2008. «A lo mejor tenemos que esperar 10-15 años más para que blockchain genere esta ola de usabilidad», alega. Por eso, prevé que esta era «será tan potente como el celular o internet hoy en día».