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El indicador que predijo las últimas seis recesiones sugiere que habrá otra en 2023.
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El crecimiento de la inflación fomenta y complicaría la crisis económica.
Adivinar el futuro está fuera de nuestras posibilidades. Pero si nos basamos en el análisis de datos, se podría decir que hay una alta probabilidad de que en el año 2023 haya una recesión. Es decir, un fuerte descenso de actividad comercial e industrial, que afecte a los salarios, el empleo y distintos ámbitos de la economía. Así lo alertó este 7 de marzo de 2022 el analista flix1.
La apreciación de flix1 se da tras el análisis de un indicador que ha avisado las recesiones del siglo XX y XXI con un 100% de efectividad, como describe en una publicación de Medium. Esta herramienta ha detectado, con un margen de 12-18 meses de anticipación, diversos escenarios de recesión en Estados Unidos en 1980, 1982, 1990, 2001, 2008 y hasta 2020 con la impredecible pandemia.
El indicador que predijo todas esas crisis es «la inversión de la curva de tipos». Este dato surge de la comparación del bono del Tesoro de Estados Unidos en un plazo de 10 y 2 años. Cuando el índice se ubica en negativo, entonces se avecina una recesión. Algo que podría darse de nuevo en 2023, puesto que actualmente este cálculo está muy cerca de la línea de cero, tal como se ve en el siguiente gráfico.
La recesión de 2023 sería la peor en 40 años
El analista señala que la combinación de recesión y alta suba de precios nos trae un escenario negativo que no se ha visto desde la década de 1980. La inflación que actualmente está atravesando Estados Unidos es la más grande que ha tenido en los últimos 30 años.
«El alto endeudamiento de los países occidentales, cuyos gobiernos han gastado muy por encima de sus posibilidades en los últimos años, especialmente en 2020 y 2021, nos lleva a una situación que reúne lo peor de la crisis de deuda de 2012 con la crisis inmobiliaria y financiera de 2008», declaró flix1.
Es por eso que podría tratarse de la próxima gran crisis económica a nivel global, dado que los problemas financieros de Estados Unidos impactan en el mundo por su alta actividad económica. Una situación que podría incentivarse con la guerra que inició Rusia contra Ucrania, con amenaza de atacar a cualquier otro país que se ponga en su contra.
Alguien que también cree que habrá una recesión en 2023 es la economista argentina Natalia Motyl. Desde noviembre de 2021 ha estado advirtiendo a sus seguidores «abrocharse los cinturones» porque aún queda para rato mayor desempleo, inflación, devaluación de la moneda, déficit fiscal y pobreza.
Cree que el «desmadre económico» se encuentra a la vuelta de la esquina. Por eso, quiere que el gobierno de Argentina haga una reforma estructural urgente, así como le pide a la gente que se prepare.
Desde España, Álvaro D. María, el autor del libro «La filosofía de Bitcoin«, también visualiza ese panorama. Vía Twitter, manifestó este 7 de marzo: «Estamos a las puertas de una mega crisis política y económica. El coste de prepararse es muy bajo, el coste de que te pille sin estar preparado es demasiado alto».
Bitcoin, posible alternativa para superar la recesión
La recesión podría incrementar la compra y el precio de bitcoin (BTC), considerando que la crisis financiera de 2008 fue el punto de partida de su creación. Algo que fomentó su adopción, así como también en 2020 con la crisis económica provocada por la pandemia del covid-19, como reportó CriptoNoticias.
Flix1 expresó: «Conviene tener la estrategia bien preparada para este escenario de recesión, cada vez más probable, en 2023». Pensando en eso, indica que bitcoin ofrece una buena alternativa para superar esa crisis económica que podría darse.
Sin embargo, considera que el mercado de la criptomoneda sigue siendo pequeño para acoger los flujos masivos de la huida de activos más tradicionales. Por eso, estima que la situación podría permitir que el oro y las materias primas energéticas recuperen un protagonismo no visto desde la estanflación de los 80.
Además, advierte que la liquidez es mala opción en tiempos de alta inflación, con lo cual el mercado inmobiliario y la agricultura podrían resistir con gran divergencia geográfica. Especialmente en estos tiempos de gran movilidad de los trabajadores en remoto.