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El bloque regional sigue aspirando impulsar la desdolarización.
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Cuba y Bolivia están entre los nuevos miembros socios del BRICS.
Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajstán, Cuba, Malasia, Tailandia, Uganda y Uzbekistán se unirán al BRICS, según confirmó hace pocos días el asesor presidencial ruso, Yury Ushakov.
De acuerdo con la información que difunde la agencia rusa Tass, estos 9 países adquirirán oficialmente el estatus como miembros socios del bloque regional a partir del 1 de enero de 2025.
«Aunque esperamos que en un futuro próximo se reciban respuestas de otros cuatro países, a los que también se les envió una invitación», acotó Ushakov, señalando que esperan por Argelia, Nigeria, Turquía y Vietnam.
Son adhesiones que dan mayor fuerza al grupo, inicialmente conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; y al que en 2024 se unieron Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos.
De ahí que se destaque el hecho de que -con los nuevos integrantes- el bloque no solo representa ahora más de 41% del PIB mundial (sin incluir a Cuba), sino que además lo conforman los países más poblados del planeta.
El crecimiento es sustancial, se toma en cuenta que los cinco miembros originales del BRICS representaban el 33,76% del PIB mundial en octubre de 2024, según datos del FMI. Resalta también el hecho de que entre los países del bloque se encuentran importantes productores de materias primas clave como petróleo, gas, granos, carne y minerales.
Se espera así que, con tal capacidad, los BRICS retomen sus planes para impulsar el proceso de desdolarización mundial el año entrante. Un objetivo que sigue siendo vital para Rusia, cuya economía se ha visto afectada por las sanciones que le impuso Occidente debido a la guerra con Ucrania.
Se trata de una meta que también apoya China, en medio de su guerra comercial con EE. UU. Pero el plan -que parecía imparable en los últimos meses de este año- se enfrentó a ciertas disidencias. Esto, debido a divisiones internas en torno a una serie de cuestiones, que incluyen las relaciones con Estados Unidos en medio de cambio de gobierno que ocurrirá en enero, cuando asuma la presidencia Donald Trump.
Y aunque los BRICS auguran un avance de las metas comunes del sur global, también se teme que el aumento del número de miembros genere nuevas tensiones.
Es por ello que, aunque algunos analistas advierten que el bloque podría socavar el orden internacional establecido, los escépticos dicen que sus ambiciones de crear su propia moneda y sistema de pagos sin dólar, desarrollar una alternativa viable a las instituciones internacionales existentes, y socavar el dominio de la moneda estadounidense, enfrentan desafíos «potencialmente insuperables».
Crecen los retos para este 2025
Tal como señala la Fundación Carnegie para la Paz Internacional (CEIP), organización internacional independiente, la expansión de los BRICS durante este 2025 pone de manifiesto «una creciente insatisfacción mundial con las ventajas estructurales de algunas democracias dominantes».
Sin embargo, la CEIP considera que el bloque tendrá dificultades, dada la heterogeneidad del grupo y el deseo de algunos de sus miembros de mantener flexibilidad diplomática frente al G20 (principalmente frente a Estados Unidos).
Se refieren con ello a actitudes como la de India y Arabia Saudita. El gobierno indio hace unos meses confesó que sus intenciones no eran abandonar el dólar; mientras Arabia Saudita mantiene congeladas sus pretensiones de ingresar a los BRICS.
Más que un asalto frontal al orden mundial existente es probable que el impacto final del BRICS sea más moderado e incremental. Proporcionará a un conjunto diverso de potencias emergentes y medias un vehículo para promover sus intereses (a veces) coincidentes, y una plataforma para juguetear -o «bricoler», como dirían los franceses- con las reglas e instituciones del sistema multilateral.
Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
En este escenario, la organización internacional recomienda a Estados Unidos y sus socios occidentales evitar el alarmismo y la confrontación, al tiempo de «adoptar medidas tangibles para atender las quejas de las potencias emergentes y promover sus aspiraciones razonables».
Es una actitud que hasta cierto punto ha mantenido el gobierno de Joe Biden -marcado por su indiferencia hacia los BRICS- con la que no está de acuerdo Trump. Durante su campaña electoral el republicano amenazó con «una guerra de aranceles» contra los países que intenten abandonar el dólar, tal como reportó CriptoNoticias.
A pesar de que esta advertencia parece haber disuado a economías como la de Arabia Saudita e India, algunos responsables políticos europeos alertan sobre el sentimiento antioccidental que promueven los BRICS, el cual «se está volviendo cada vez más agresivo».
Lo expresa así Günther Maihold, investigador principal del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad:
La acusación de que Occidente es arrogante respecto de las necesidades del Sur Global es grave. No se la puede responder ofreciendo ‘alianzas basadas en valores’ y un multilateralismo ‘basado en reglas’ cuando el interés de los BRICS se centra en cambiar esas reglas en las finanzas globales, el comercio y otros procedimientos de establecimiento de normas.
Günther Maihold.
En consecuencia, hay quienes evalúan la expansión del grupo y el creciente interés de muchos países de integrarse al BRICS, como el resultado de una «respuesta occidental mediocre a las necesidades de los países de bajos ingresos».
Por ello, a pesar de que con la llegada de Donald Trump los planes del grupo parecen haber perdido fuerza, el consejo final a los países occidentales para este 2025 es ir más allá de las amenazas y comenzar a reformar seriamente las instituciones financieras.
Los BRICS, por su parte, deben trabajar en el equilibrio de sus tensiones internas esta vez bajo el liderazgo de una economía latinoamericana, como la de Brasil.
Son esfuerzos de ambos lados que permitirán sostener el dominio del dólar por más tiempo, aunque también determinarán la capacidad de los BRICS para convertirse en una voz más unificada y con mayor peso en el escenario mundial.