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El Gobierno chino debe mantener un delicado equilibrio si quiere evitar graves consecuencias.
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A nivel mundial, el "efecto China" ya está haciendo impacto.
China, el país con el mayor producto bruto interno (PIB) del mundo y, por lo tanto, una potencia económica global, enfrenta una situación aparentemente contradictoria en sus finanzas.
Por un lado, el gigante asiático le hace frente —tal como ha reportado CriptoNoticias la semana pasada— a una crisis económica producto de una economía con riesgos de parálisis debido a la deflación.
Por otro lado, a pesar de este escenario crítico, las acciones chinas se han disparado al alza, marcando un nuevo máximo en lo que va de 2024. Eso puede verse claramente en el siguiente gráfico de TradingView del índice SSE Composite. Este índice incluye todas las acciones listadas en la Bolsa de Shanghái y es uno de los principales indicadores del rendimiento del mercado de valores en China.
Para entender por qué ocurre lo que ocurre, es necesario darle una lectura a recientes publicaciones de este mismo portal informativo. El 24 de septiembre, CriptoNoticias publicaba que «China recorta las tasas para combatir la deflación y crece el temor por una crisis global».
El mencionado recorte de tasas de interés era parte de un plan del Gobierno chino para revitalizar la economía. Explican los analistas del boletín ‘The Kobeissi Letter’, que «con sólo reducir el requerimiento de reservas bancarias en 50 puntos básicos, se agregaron más de 140.000 millones de dólares de liquidez». Además, China señaló que habrá mucho más estímulo en el futuro.
Además, este 30 de septiembre el Estado chino anunció que compró bonos por un valor de 28.500 millones de dólares en los últimos 30 días y que se reabrieron «6 bonos soberanos especiales ultra largos».
Los analistas de ‘The Kobeissi Letter’ explican que estos estímulos son «similares a los de una pandemia en un esfuerzo por recuperar la economía» y los califican como «una locura».
¿Y si el remedio es peor que la enfermedad?
El reciente auge de las acciones podría ser un arma de doble filo para el gobierno y la economía de China. Aunque las inyecciones de liquidez (esto se traduce en que hay más dinero en el mercado) y los estímulos gubernamentales, como el recorte de tasas y la compra de bonos, están diseñados para reactivar la economía y evitar una espiral deflacionaria, estas medidas conllevan riesgos significativos, especialmente en lo que respecta a la devaluación del yuan (la moneda china).
Uno de los principales peligros de inyectar tanto dinero en la economía es que puede desestabilizar el valor de la moneda local. A medida que el gobierno chino aumenta la oferta monetaria, el yuan corre el riesgo de depreciarse. Una devaluación importante del yuan podría generar presiones inflacionarias internas, ya que el poder adquisitivo de la población se reduciría, encareciendo los productos y servicios que dependen de insumos importados.
El aumento de la inflación en un país como China, que depende en gran medida de su sector manufacturero y de exportaciones, tendría un impacto devastador en su competitividad internacional. Una moneda más débil significaría un aumento en los costos de producción para las empresas chinas que importan materias primas o tecnología del extranjero, lo que reduciría sus márgenes de ganancia o haría que los productos chinos sean menos atractivos en los mercados globales.
Además, si la inflación supera un cierto umbral, la capacidad del consumidor chino para adquirir productos básicos, como alimentos y combustibles, se vería severamente afectada. Esto generaría una caída en el consumo interno (tal como la que quiere evitarse), lo que terminaría por desacelerar aún más la economía en lugar de estimularla.
El Gobierno chino debe mantener un delicado equilibrio. Si bien sus políticas actuales están orientadas a reactivar la economía, podría desencadenar una crisis inflacionaria que terminaría por anular cualquier beneficio a corto plazo. Un ejemplo de este tipo de situaciones ocurrió en Argentina, donde la emisión desmedida de moneda para financiar políticas públicas llevó a una inflación galopante que, a su vez, destruyó el poder adquisitivo de la población y desestabilizó la economía.
Lo que ocurre en China impacta en el mundo (y bitcoin no es la excepción)
El exceso de liquidez en China no solo está afectando su economía interna, sino que está teniendo un impacto global. En este mundo interconectado, las políticas de un gigante económico como China tienden a expandirse rápidamente a los mercados internacionales. Los efectos ya se están viendo en otros indicadores globales clave.
Un ejemplo es el S&P 500, el índice bursátil que mide el rendimiento de las 500 empresas más grandes en Estados Unidos, el cual se cotiza cerca de máximos históricos. Téngase en cuenta que los Estados Unidos también están recortando las tasas de interés del dólar. Así, el efecto se potencia.
La inyección masiva de liquidez en China y otras regiones impulsa a los mercados financieros internacionales, con inversionistas buscando oportunidades en activos considerados «de riesgo» ante la abundancia de capital.
Otro activo que ha estado capturando la atención de los inversionistas es el oro. Con el exceso de liquidez flotando en los mercados globales y la incertidumbre económica generalizada, muchos ven en el oro un refugio de valor seguro. Esto ha llevado al metal precioso a cotizar cerca de máximos históricos en 2024.
Sin embargo, no solo los activos tradicionales están beneficiándose de este contexto. Bitcoin (BTC), a menudo denominado “oro digital”, también se perfila como un importante beneficiario de esta dinámica global. Al igual que el oro, bitcoin es visto por muchos como una reserva de valor en tiempos de incertidumbre económica, pero con el añadido de su naturaleza descentralizada y su oferta limitada, lo que lo hace especialmente atractivo en escenarios de expansión monetaria como el actual.
El ciclo de estímulos económicos y la búsqueda de grandes rendimientos por parte de los inversionistas globales ya han mostrado en el pasado cómo esto dispara el precio de bitcoin y las criptomonedas a nuevas alturas (por ejemplo, lo ocurrido durante la pandemia del COVID-19).
Una reciente publicación en la red social X por parte del trader profesional y analista de mercados, Willy Woo, hace referencia a esta situación. Él explica que la liquidez global «ha vuelto a estallar» y que hay mucho margen para la emisión monetaria (o, como suelen llamarla los bitcoiners, ‘brrrr‘) en los próximos años:
Por todo esto, el escenario que se está configurando, con bancos centrales y gobiernos inyectando estímulos masivos para evitar recesiones, crea las condiciones ideales para que bitcoin continúe consolidándose como un refugio de valor digital.
La historia reciente demuestra que, en épocas de exceso de liquidez, el precio de bitcoin ha tendido a subir significativamente. Y, si esta tendencia se mantiene, la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto podría ver un nuevo impulso alcista en el cuarto trimestre de 2024.