Las tecnologías de contabilidad distribuida han destacado en el sector electoral debido a sus propiedades operacionales con alta potencialidad de mejorar las condiciones para sufragios más justos. De esta manera, el voto único, secreto y sin coacción se ve asegurado gracias a las características distribuidas, criptográficas y auditables de la blockchain; un panorama cada vez más sólido para la democracia digital.
Con la finalidad de cambiar los paradigmas democráticos y abrazar la concepción de comunidad global, la Fundación internacional Democracy Earth ha estado desarrollando un software de fuente abierta que permitirá administrar lo que ellos llaman la democracia líquida, un novedoso modelo de votación y política que está radicado en el poder de los ciudadanos y tiene altas expectativas de alcances globales.
El objetivo de Democracy Earth ha sido escuchado por gobernantes de diversos países, entre ellos Estados Unidos, Suiza e Inglaterra; así como tiene una gran cantidad de entusiastas en naciones donde los cambios políticos y la necesidad de re-plantamiento de los conceptos democráticos son cada vez más necesarios, como es el caso de Venezuela, Brasil y Puerto Rico.
Colombia ha sido uno de los países latinoamericanos que no se ha quedado atrás en esta revolución electoral, liderando una iniciativa que busca abrir nuevos «caminos para la participación ciudadana». En el evento Semana de Gobierno Digital que se celebró el pasado 25 y 27 de octubre en el centro Corferias de Bogotá, Felipe Alvarez, presidente de la fundación REDmocracia, comentó de forma exclusiva para CriptoNoticias los alcances políticos y electorales de este proyecto en tierras colombianas.
Una democracia colectiva
REDemocracia es una fundación que busca probar y difundir las democracias alternativas digitales entre los colombianos con miras a «cambiar el paradigma del voto tradicional», destaca Alvarez. Esta iniciativa está desarrollando un software a baja escala gracias a un grupo de seis personas que se han comprometido en difundir los beneficios y ventajas de la blockchain en el sector del sufragio y las práctica de governanza.
Asimismo, el grupo también está planeando lanzar su propio partido político, el Partido de la Red Colombia —basado en la agrupación política del mismo nombre catapultado en el 2013 en Argentina— y que tiene como particularidad que su representante, si llega a ganar, votará siguiendo las decisiones seleccionadas por los ciudadanos en una plataforma blockchain de fuente abierta. Plan de gobierno que necesita 60 mil firmas para Senado y otras 60 mil firmas para Cámara de Representantes por los colombianos en el exterior, según datos de la fundación.
Este proyecto colombiano está íntimamente relacionado con la iniciativa Democracy Earth y ya tiene unas 50.000 personas registradas en su base de datos, usuarios que reciben información constante sobre los alcances de la plataforma y el panorama político internacional. Felipe Alvarez resalta que la mayoría de estos miembros son colombianos residentes en el exterior, quienes tienen hoy en día dificultades para participar en los procesos democráticos de su país y que ven una solución en las tecnologías alternativas.
Como entusiastas de un proyecto democrático a nivel global y con miras a constituir una nueva dinámica del voto, la plataforma REDmocracia se dedica a difundir información y socializar sobre los nuevos métodos de participación y la nueva interpretación de datos que inaugura blockchain.
Asimismo, la fundación considera que las tecnologías de contabilidad distribuida pueden acortar la distancia entre las personas y los políticos, generando un espacio donde los problemas no sean solamente un número más:
La democracia son un conjunto de datos en Internet que permiten interpretar información, mostrar pilotos y mostrar iniciativas que se van desempañando a través del tiempo.
Felipe Alvarez
Presidente
De esta manera, blockchain podría extender el tiempo en que se realiza un proceso de votación; realidad que obligaría a los políticos a realizar co-creaciones con los ciudadanos, interactuar directamente con las comunidades y en líneas generales «construir una inteligencia colectiva», puntualiza Felipe Alvares. En este sentido, blockchain transformaría el concepto de la política y la democracia tal cual la conocemos hoy en día.
Además, esto se puede lograr gracias a la inmensa capacidad de resiliencia y seguridad que tienen las herramientas DLT. Blockchain puede asegurar que un voto sea secreto y evitar la coacción política debido a su naturaleza criptográfica, asimismo tiene la capacidad de potenciar la universalidad del voto en vista de las propiedades distribuidas de su información. Unido a todo esto, DLT también puede evitar el doble voto gracias a una prueba de identidad previa y limitar los fraudes electores gracias a su función Hash.
Si tienes un mecanismo que te de garantía de seguridad, la posibilidad de blockchain es inmensa porque puede cambiar la forma en que votamos hoy en día.
Felipe Alvarez
Presidente
De igual manera, las tecnologías de contabilidad distribuida podrían descentralizar el poder y el voto, permitiendo que la información y decisiones de los ciudadanos sean propias e independientes. Alvares prevé que las universidades podrían jugar un papel fundamental en esta lucha contra la información centralizada, devolviéndole a los ciudadanos el control de todos aquellos datos que sean de bien común:
Las autoridades que hiciesen el conteo y la verificación de estos datos deberían no centralizarlos en manos del gobierno, sino descentralizarlos para que sean los ciudadanos los que controlen la seguridad de sus propias elecciones.
Felipe Alvarez
Presidente
Asimismo, el presidente de REDmocracia cree que en algún punto Colombia podría empezar a plantearse un cambio de paradigma electoral debido a los enormes costos que genera operar una democracia tradicional al Estado. «Se gastán mil millones de dólares en cada ciclo electoral», destaca Felipe Alvarez, una inmensa suma de dinero que podría ser invertida en otros bienes nacionales si se opera un sistema electoral basamentado en blockchain.
Debido a esta realidad económica y en conjunción con el panorama tecnológico y social del mundo, REDmocracia considera que es el momento adecuado para que los países de América Latina empiecen a discutir la manera en que se están operando las actividades democráticas.
Votaciones personalizadas
En este sentido, la iniciativa colombiana considera que las tecnologías de contabilidad distribuida pueden ir poco a poco mostrándose a los ciudadanos como una herramienta confiable y operable. Para ello, la fundación ha estado en contacto con políticos colombianos y sociedad civil con miras a promover el uso de blockchain.
Igualmente, Alvarez considera que unas votaciones personalizadas en donde los ciudadanos se organicen y tengan una plataforma para distribuir información y tomar decisiones, es la manera más directa para que las herramientas DLT irrumpa en la vida diaria. Votaciones en universidad, juntas de condominio, urbanizaciones o comunidades son las apuestas que podrían catapultar un uso a gran escala de la democracia digital:
A medida que los ciudadanos adopten esta tecnología van a empezar a preguntarse porqué no usarla para elegir presidentes, senado y todos aquellos que nos representan en los estamentos del gobierno.
Felipe Alvarez
Presidente
Democracy Earth no es la única iniciativa que está encausada en promover el uso de las tecnologías de contabilidad distribuida en el área electoral. Empresas de talla mundial y una que otra nación ha estado probando la posibilidad de utilizar estas herramientas para sus propios sufragios, como es el caso de la Bolsa de Valores de Toronto que ha desarrollado su propia plataforma de votación privada y la provincia Gyeonggi-do en Corea del Sur, quienes realización recientemente su primera votación comunal con DLT.
Estas y otras incursiones de adopción destacan a blockchain como una tecnología capaz de convertirse en un bastión democrático que no sólo determinará governanzas más colectivas y elecciones más justas, sino que también se garantizará la salvaguarda de los derechos más fundamentales.