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El valor del dinero en el sistema fiat está sujeto a las decisiones de los Bancos Centrales.
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Con Bitcoin, toda la política monetaria se conoce de antemano con plena certeza.
Bitcoin (BTC) facilita la planificación económica a mediano y largo plazo mejor que el dólar. Aunque a primera vista parezca contraintuitivo bajo el argumento de la volatilidad del BTC, el cronograma de emisión fijo de Bitcoin, que se hace aún más palpable con los shock de oferta producidos por los halvings, suele tener efectos en la demanda y, por tanto, en el precio, que permiten organizar las finanzas personales y empresariales en ciclos de cuatro años, un grado de predictibilidad imposible con el dinero emitido por Estados.
El dólar y, en general, todo el dinero emitido por decreto de Estado está sujeto a la política monetaria que disponga la gerencia de turno del Banco Central o Reserva Federal (FED). No es secreto para nadie cómo gran parte del sistema económico fiat se articula en torno a los periódicos anuncios de la FED sobre cuál será la próxima tasa de interés y, en ese sentido, el costo del dinero, como si de un oráculo contemporáneo se tratase. Y, más aún, cabe recordar la masiva emisión monetaria que históricamente ha realizado esta institución, la cual, aunque se acentuó durante la pandemia, ha seguido una pendiente alcista desde su fundación.
Este nivel de impredecibilidad dificulta la planificación económica en largos periodos de tiempo. Por ello nos hemos acostumbrado a hacer la asunción educada de que el dinero fiat siempre tenderá a valer menos. El aumento discrecional de la oferta monetaria conduce a que, en el tiempo, el dinero de cada uno tenga menor poder de compra.
El gráfico del oro contra el dólar es una demostración objetiva de ello, si bien pudiera compararse con cualquier otro bien y notarse que, no es que las cosas sean más caras, es que el dinero vale cada vez menos.
Sobre todo a partir de 1971, momento en que el patrón oro fue eliminado por completo y los Estados ganaron plena discrecionalidad respecto a la emisión de dinero sin necesidad de tener un respaldo en metálico, puede notarse como el dólar ha perdido significativamente su poder adquisitivo.
El ahorro, al menos un ahorro significativo, se hace imposible en la economía fiat. Así no se sea economista o no se esté versado en finanzas, la opinión pública comparte la certeza de que el efectivo no es un buen depósito de valor.
En tanto que el aumento de la masa monetaria colabora en la depreciación de la moneda, ni bien se dispone de un extra de efectivo, se busca con ansias a qué otro instrumento convertirlo. Y entre más inflacionaria es una moneda, más se estimula este gasto, pues se sabe que todo el tiempo está goteando valor.
Si producto de tu trabajo tuvieras la capacidad de, postergando el gasto, amasar suficiente capital para invertir en un negocio propio o dedicarlo a cualquier proyecto de tu interés, tendrías la independencia de fracasar o ser exitoso sin que la espada de la deuda penda sobre tu cabeza. La teoría de juegos del sistema fiat incentiva el gasto y la deuda, mientras que penaliza el ahorro. De esta manera, también obstaculiza la libertad. Por tanto, la planificación financiera a plazos largos se hace inaccesible para la mayoría de las personas.
Bitcoin, una tecnología de ahorro
Esto es precisamente a lo que se alude cuando se dice que Bitcoin es una tecnología de ahorro, y los halvings históricamente han sido una pieza clave para ello.
Al menos durante los últimos tres halvings que ha tenido Bitcoin, el corte a la mitad de la emisión de nuevas unidades ha sido sucedido por importantes alzas de precio.
En la mayoría de los halvings anteriores, pocos meses después de que se cumple el ciclo de 2016 bloques, el shock de oferta ha sacudido a nuevos inversionistas, que son atraídos por el miedo a quedar fuera bajo la toma de consciencia de que cada vez habrá menos bitcoin disponibles para cada uno. En este ciclo, dicha toma de conciencia parece haberse adelantado por el hecho de que hay personas e instituciones acumulando a un ritmo más rápido del que nuevas unidades son generadas.
Se trata de simple ley de oferta y demanda: se toma consciencia de que la oferta se va reduciendo gradualmente, con cada vez menos bitcoins emitidos. Al mantenerse constante la demanda, o aumentar, el precio se verá afectado hacia el alza.
Con Bitcoin, se sabe de antemano toda la política monetaria, estando escrito en el código un cronograma de emisión fijo e invariable. Cualquier persona puede calcular, no solo cuándo ocurrirá cada halving, sino cuántas unidades de bitcoin se emitirán cada día por el resto de la historia, lo que ofrece plena certeza sobre la oferta de Bitcoin.
En lo que respecta a la demanda, depende de que nuevas personas lo conozcan y valoren sus propiedades. La mayoría de los llamados holders a largo plazo así lo reconocen, y por eso se aferran a sus tenencias. Pero con cada nuevo mercado alcista, nuevas personas son atraídas a conocer la tecnología, generando un círculo virtuoso. Esto se diferencia de la demanda del dólar, la cual se mantiene relativamente invariable en el mundo (aunque fenómenos geopolíticos como la desdolarización podrían afectarlo negativamente).
Pero, así como al verano le siguen el otoño y el invierno, a los mercados alcistas de Bitcoin le suceden mercados bajistas. Esto no es necesariamente algo malo, sino una parte natural del ciclo y una característica que más que entorpecer, contribuye a la planificación económica basada en Bitcoin. De forma relativamente simplista se pudiera decir que los periodos de alza se convierten en momentos de gasto y los momentos de baja, en periodos de ahorro. Si eres austero durante los inviernos del mercado, durante los veranos podrás cosechar lo que sembraste.
Aunque cabe recordar que desempeños pasados no garantizan ganancias futuras, este halving sería la cuarta oportunidad en que observamos este fenómeno, habiendo roto el máximo precio histórico del ciclo anterior incluso antes de que la reducción de la emisión tuviera lugar.
Suele decirse que los halvings están descontados del precio y que no deberían afectar la volatilidad en tanto que es información conocida de antemano. Sin embargo, los mercados son sobre todas las cosas una expresión de la psicología humana, y así sea bajo la forma de una profecía autocumplida, el efecto halving sigue sucediendo.
Cabe aclarar que, en efecto, su impacto se ha reducido porcentualmente con los años y se seguirá reduciendo conforme sucedan dos cosas: la introducción de nuevas unidades al circulante de bitcoin se haga cada vez menos pronunciada; y en la medida en que más personas sepan sobre Bitcoin.
Porque sí, los halvings son un evento consabido de antemano, pero solo por las personas que saben sobre Bitcoin. La información sigue sin estar uniformemente distribuida y, por lo tanto, cuando nuevas olas de adopción se producen, estas personas que comienzan a estudiar la tecnología vuelven a alimentar la dinámica de precios en torno a los halvings. Pero esto tendrá un límite con la normalización de Bitcoin.
Por los momentos, la política económica inmutable de Bitcoin ofrece un grado de predictibilidad imposible de conseguir con el dinero emitido por el Estado y, con ello, la planificación económica en ciclos de 2016 bloques se facilita, dando la oportunidad para el ahorro y una vida más libre en comparación con aquella obligada al gasto y la deuda.