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Todo sistema Ponzi colapsa cuando mengua el número de nuevos ingresantes.
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Muchas de estas plataformas ocultan el esquema piramidal bajo otras fachadas.
En el ámbito de bitcoin (BTC) y las criptomonedas, numerosas empresas y plataformas de inversión prometen rendimientos financieros. En este contexto, es necesario poder discriminar lo genuino de lo potencialmente fraudulento.
Una modalidad de estafa frecuente son los esquemas Ponzi o piramidales. Según se define en la correspondiente página de CriptoNoticias, en este tipo de fraude, quienes entran primero obtienen intereses de la inversión de los participantes más nuevos. Para esto, es necesario hacer ingresar a nuevos participantes hasta que, eventualmente, el sistema colapsa.
La ONG Bitcoin Argentina, en noviembre del año pasado, había advertido sobre el crecimiento de esquemas piramidales en el país sudamericano. Muchas veces, según explicó Javier Madariaga, utilizan a «personalidades famosas, deportistas o influencers» para promocionarlas.
Algunos esquemas Ponzi pueden ser evidentes. Es ese el caso del «telar de la abundancia», muy de moda hace un par de años. En esa modalidad de estafa, cada persona —tras invertir un capital inicial— debía reclutar a otros que también pusieran dinero. No se ofrecía ningún producto o servicio. Se trataba pura y exclusivamente de un sistema piramidal de recaudación financiera que hizo millonarios a unos pocos, y les hizo perder dinero a muchos.
Otros promotores de esquemas piramidales son más astutos y disfrazan la estafa con el fin de lograr captar nuevos adherentes. A continuación, te presentamos 4 elementos que debes evaluar al momento de considerar una plataforma que te ofrezca hacer inversiones con ellos.
1) Rendimientos elevados garantizados
El mercado de las criptomonedas se caracteriza por su elevada volatilidad. Se puede ganar mucho dinero, y también perderlo. Por otro lado, el mercado bursátil de renta fija no suele pagar más de un 5% anual en dólares, y la renta variable en ocasiones alcanza el orden del 20% o 25% anual.
Pero ningún trader, por más experimentado que sea, puede garantizar obtener determinados rendimientos.
Por ese motivo, si una persona, plataforma o empresa te ofrece inversiones con un elevado rendimiento garantizado, supuestamente proveniente del trading, es un motivo para desconfiar.
Recientemente, un empresario fue detenido en Brasil por una estafa de este tipo. En su plataforma Mirror Trading International (MTI), Johann Steynberg prometía un rendimiento del 10% mensual a quienes pusieran dinero allí. Ese Ponzi, que operaba en Sudáfrica, pagó puntualmente a los inversionistas hasta que dejó de entrar dinero y se produjo el colapso del esquema fraudulento.
Sobre esto, una aclaración importante: los esquemas Ponzi, mientras ingrese dinero, posiblemente les paguen a los inversionistas el rendimiento acordado. Muchos promotores de este tipo de sistemas utilizan el argumento: «nosotros siempre pagamos» o «a mí siempre me pagaron».
De todos modos, es considerado una estafa. El sistema es insostenible en el tiempo y, en el momento en el que dejen de ingresar nuevos inversionistas, irremediablemente colapsará.
2) Énfasis en reclutar nuevos miembros
Como se ha visto en el punto anterior, la clave para que un sistema piramidal se sostenga, es el ingreso de nuevos miembros (y, por lo tanto, de más dinero) de forma constante en el tiempo.
Si una empresa de inversiones insistentemente impulsa a sus miembros a hacer proselitismo sobre la compañía o, como suele decirse en el nicho, a «prospectar» u «ofrecer membresías», es posible que el modelo financiero utilizado sea un esquema piramidal.
La motivación suele ser formar «tu propio equipo de negocios». Esto es un conjunto de personas que busque, a su vez, nuevos miembros para la causa. Cada persona que ingresa y participa de un modelo así, se convierte a su vez en víctima y victimario, en ocasiones sin siquiera sospecharlo.
Aparentemente, ese fue el caso de Arbistar, un presunto Ponzi de origen español que (con un supuesto bot de trading como fachada) presentaba un sistema de referidos para motivar el reclutamiento de nuevos miembros. En septiembre de 2020, la empresa congeló las cuentas de sus inversionistas argumentando un fallo informático. El caso está bajo investigación judicial y se presume que el colapso del esquema piramidal fue lo que hizo que cesen los pagos.
3) «No verifiques, cree»
Una frase frecuentemente repetida en el ecosistema de Bitcoin y las criptomonedas es «no creas, verifica». Por ejemplo, en las plataformas de finanzas descentralizadas (DeFi, por sus siglas en inglés) los contratos inteligentes son públicos y cualquiera con conocimiento de código puede ver cómo es que se generan los rendimientos, si los hubiera.
En cambio, los esquemas piramidales, a menudo se basan en la fe, según la definición bíblica del término: «convicción en lo que no se ve». Esa confianza ciega, que quizás sea útil para cuestiones espirituales o metafísicas, no lo es cuando de finanzas se trata.
Es poco probable que una compañía que desarrolla un esquema Ponzi informe de forma clara y auditable de dónde surgen sus ingresos y los rendimientos que ofrecen. Los adherentes no tienen más remedio que creer en la palabra o las promesas de sus líderes.
Si una empresa, por ejemplo, dice que sus rendimientos vienen de incomprobables «bots de trading» o de un equipo de especialistas que —de forma privada y secreta— realiza inversiones… es posible que se trate de un esquema fraudulento.
4) Venta de productos y servicios a precios exorbitantes
Como se ha mencionado anteriormente, existen esquemas piramidales que no disimulan para nada su condición (es el caso del telar de la abundancia). En cambio, hay otros más elaborados, que la esconden bajo la fachada de la venta de algún producto o servicio.
En ese sentido tienen cierta semejanza con las compañías de marketing multinivel (MLM, por sus siglas en inglés). La diferencia es que, en los esquemas Ponzi, el producto o servicio ofrecido es insignificante y/o suele venderse a un precio exorbitante que no corresponde a su valor de mercado. Lo que importa, en realidad, es la inversión financiera.
Por ejemplo, imagina una compañía que vende un servicio de webmail por el que hay que pagar USD 1.000 y tiene un sistema de referidos que deja cuantiosas ganancias a quienes consiguen nuevos clientes. ¿No te parece sospechoso que alguien vaya a pagar semejante cantidad de dinero por algo que muchas compañías ofrecen gratuitamente o a un precio considerablemente menor?
O imagina una compañía que vende cursos de trading, coaching, superación personal o de lo que sea, por miles de dólares. Imagina también que esta empresa le promete al cliente que recuperará el dinero pagado (e incluso ganará más dinero) mediante un sistema de «becas» y, además, se estimula a los clientes a ofrecerles «membresías educativas» a otras personas. Todo hace pensar que, muy posiblemente, se trate de un esquema piramidal.
El día que dejen de ingresar nuevos inversionistas a estas empresas, el sistema Ponzi irremediablemente colapsará. Como ya ha ocurrido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia (empezando por el negocio del propio Carlo Ponzi a inicios del siglo XX), quienes hayan puesto dinero en estas plataformas no podrán recuperarlo luego de la implosión.
El remedio: no confíes, verifica
Dicho todo esto, queda en manos del lector tomar el control de sus decisiones financieras. Antes de efectuar cualquier tipo de inversión, resulta saludable evaluar riesgos, beneficios, reputación de la compañía, qué se dice sobre la empresa, quiénes son sus líderes, etcétera.
La ya mencionada máxima bitcoiner es aplicable en este caso: «no confíes, verifica». El ejercicio de la capacidad de dudar, preguntar, investigar, indagar e, incluso, sospechar, es fundamental antes de poner dinero en una oferta de inversión.