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Rompió barreras, pasó por más de 60 países y terminó con una noble causa en Venezuela.
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Su creador no pudo estar al final del camino.
Todo comenzó por diversión. Al menos así lo cuenta el bitcoiner noruego Hodlonaut (por su usuario en Twitter). La propuesta, más allá de esa aproximación, era mucho más seria: generar confianza para el uso de Lightning Network (LN) como medio masivo para micropagos con bitcoin.
Cuando pasó por primera vez la “antorcha”, se trataba de un juego entre amigos. Pero ese primer receptor siguió las instrucciones al pie de la letra. Y el siguiente. Y el que vino después. Así, dos meses más tarde, la diversión se le había ido por completo de las manos.
Cuando apenas tenía unas dos semanas de iniciada la cadena de confianza, Hodlonaut declaró en exclusiva para CriptoNoticias estar realmente sorprendido: «quería probar algo más, sólo por diversión. No esperaba en ningún lugar cerca de este nivel de retroalimentación y entusiasmo».
Bandera, hito, referente para la criptocomunidad, la cadena de confianza de Lightning Network se posicionó con alta estima entre personalidades y entusiastas de las criptomonedas, alcanzando incluso al CEO de Twitter, Jack Dorsey.
Para cuando Dorsey agregó sus 10.000 satoshis a la «antorcha» y la envió, apenas habían pasado dos semanas desde el comienzo de la iniciativa. Así de rápido se convirtió en un fenómeno destacable en la criptocomunidad.
¿Que es la «antorcha» de Lightning Network?
La premisa es muy sencilla: cada usuario que reciba la «antorcha» debe añadirle 10.000 satoshis y enviarla a alguien más, y así sucesivamente. La iniciativa comenzó con 100.000 satoshis enviados por Hodlonaut a una persona de su confianza, y cerró hace unos días con más de 40.000.000 de satoshis acumulados, los cuales fueron donados a una causa benéfica.
Cada invoice de LN enviado por los usuarios agregaría un eslabón a la cadena de confianza, no solo entre los miembros de la comunidad, sino de estos con respecto a la red de enrutamiento que permite micropagos de pequeñas fracciones de BTC.
El plan de recaudar y acumular no solo satoshis sino una alta rotación de transacciones y lugares del mundo fue cumplido con claridad: la antorcha fue pasada en total 275 veces y recorrió más de 60 países. Entre ellos, destacan algunos en los que se supone imposible el movimiento de divisas ajenas a la moneda local, debido a restricciones de sus gobiernos.
“Bitcoin ahora nos permite conectarnos de nuevo al mundo”
Irán. Restricciones a los criptoactivos y a cualquier método de pagos internacionales. Bloqueo al movimiento de divisas. Si se suma el factor prejuicio, la receta estaba completa para pretender ponerle barrera a un bitcoiner iraní para recibir la antorcha. Era su turno, se sabía, pero el emisor destinado a enviarla se negó rotundamente. La cadena se desvió y terminó llegando hasta Gales antes de pasar a Ziya Sadr.
El ejecutivo de Coinex alega nunca antes haber recibido una transacción internacional antes de la llegada de bitcoin. “Bitcoin ahora nos permite (a los iraníes) conectarnos de nuevo al mundo”, declaró vía Twitter tras recibir la antorcha, dando con esas palabras una nueva relevancia y mayor profundidad al valor simbólico de la antorcha, nacida a miles de kilómetros de distancia, en Noruega.
En este punto, la cadena había generado mucho más que confianza: era una pequeña muestra de cómo las criptomonedas, BTC en particular, podían establecer vínculos económicos en todo el mundo, sobrepasando barreras de todo tipo.
Una «antorcha» para Venezuela
No resulta una sorpresa, tras el camino andado por la antorcha, que terminara en Venezuela. No hace falta ahondar en las dificultades económicas de los venezolanos, que han encontrado en bitcoin y otras criptomonedas algún desahogo, para entender por qué la cadena de confianza terminó en manos de una propuesta como «Iniciativa Bitcoin para Venezuela».
Según la organización Bitcoin Venezuela, creadora del proyecto, el total de los fondos recaudados (unos USD 2.156 al precio actual, según Live Coin Watch) serán destinados a la compra de alimentos y medicinas para ciudadanos venezolanos en precaria situación económica.
Sobre la cadena de confianza, desde el país caribeño consideran que se trató de «un experimento muy interesante». No solo por su conversión en una campaña de recaudación de fondos, sino por su capacidad de llamar la atención de gran cantidad de personas y la amplia aceptación que se logró. «Es de un valor incalculable” lo logrado, consideran.
La mancha de Craig S. Wright
La persecución y campaña de intimidación emprendida por Craig S. Wright, creador de Bitcoin SV (BSV), quien recurrentemente ha sostenido que ostenta lo que parece considerar como «el título» de Satoshi Nakamoto, no solo logró enturbiar el ambiente de la criptocomunidad. También afectó el desenvolvimiento natural de la #LNTrustchain. El último envío, que significaba la donación de lo recaudado a la iniciativa venezolana, correspondía precisamente a su creador, Hodlonaut.
Pero el noruego fue el primero en la lista de cacería de Wright. Haber llamado públicamente un «fraude» al proyecto de BSV (o Visión de Satoshi, como lo nombró Wright) generó amenazas y hasta una recompensa por la identidad real del tuitero, que finalmente decidió salir de las redes sin ver finalizado el recorrido de la antorcha.
Tallycoin fue la encargada de cerrar las donaciones y enviar los fondos recaudados por una iniciativa que comenzó para la simple diversión de su creador, pero terminó no solo como referente para los entusiastas de LN, sino como un ejemplo para otras criptomonedas y el mundo.
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