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El presidente minimizó el número de afectados desmintiendo que fueran 44.000.
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"Ahora debo levantar filtros y murallas para que no sea tan fácil llegar a mí", dijo.
En su primera entrevista tras el escándalo relacionado con la criptomoneda LIBRA, el presidente de Argentina, Javier Milei, aseguró que los afectados por el desplome del activo son «operadores de volatilidad» que asumieron riesgos conscientes, comparando la situación con «ir al casino y perder plata». El mandatario insistió en que no promocionó el proyecto, sino que lo difundió como una herramienta para financiar emprendedores, y rechazó asumir responsabilidad por las pérdidas millonarias.
Milei argumentó que su tuit sobre LIBRA, publicado tres minutos después de su lanzamiento, respondió a su entusiasmo por proyectos tecnológicos que «ayuden a los argentinos». Aseguró que su rol fue solo dar visibilidad a una iniciativa privada destinada a fondear emprendedores informales, sin vínculo económico con sus creadores. «Yo no lo promocioné, lo difundí. Soy un tecno-optimista fanático», afirmó, deslindando su acción de una posible estafa.
El presidente minimizó el número de afectados: desmintió que fueran 44.000 y afirmó que, en el mejor de los casos, se trata de 5.000 personas, muchas de ellas «bots» y con «muy pocos argentinos». Subrayó que los participantes eran traders experimentados: «Sabían muy bien el riesgo que corrían. Si vas al casino y perdés, es tu problema». Además, destacó que la mayoría de los inversionistas eran extranjeros, principalmente estadounidenses y chinos.
Durante su conversación con el periodista Joni Viale, Milei explicó que su interés en LIBRA estaba motivado por su pasión por la tecnología y su deseo de apoyar a los emprendedores argentinos que carecen de acceso al financiamiento tradicional debido a la informalidad y la ausencia de un mercado de capitales robusto en Argentina. «En Estados Unidos podrían financiar este tipo de proyectos, pero en Argentina, no», señaló.
El presidente se refirió al tuit que publicó sobre LIBRA, explicando que lo había hecho para difundir una oportunidad de financiamiento para emprendedores, pero que lo borró debido a la confusión y los rumores que surgieron, incluyendo la falsa afirmación de que su cuenta había sido hackeada. «Ante la duda, me corro», afirmó, indicando su decisión de no mantener el tweet para evitar más malentendidos.
Aunque defendió su actuar «de buena fe», Milei admitió que el escándalo lo obligó a replantear su accesibilidad: «Asumí la presidencia y seguí siendo el Javier Milei de siempre. Ahora debo levantar filtros y murallas para que no sea tan fácil llegar a mí». Reconoció que, pese a sus intenciones, la difusión de LIBRA le generó un «cachetazo». «Obré de buena fe y me comí un cachetazo”, dijo.
«Si miro las repercusiones políticas y toda la miserabilidad política, puedo decir: bueno, okay, tengo algo que aprender, tengo algo que aprender. Es que yo asumí la presidencia y seguí siendo Javier Milei el de siempre, sí. Y eso digamos, cualquiera de los que me conocen saben que se accede a mí de la misma manera de cuando no era presidente. Lamentablemente, lo que me demuestra esto, es que tengo que agarrar y levantar los filtros, o sea, no puede ser tan fácil llegar a mí».
Javier Milei, presidente de Argentina.
Milei también se defendió de las acusaciones de haber promovido una estafa, aclarando que su intención era la difusión y no la promoción de la criptomoneda. «Yo no tengo nada que ver con esto», dijo, refiriéndose a las afirmaciones de Davis, quien supuestamente dijo que Milei no sabe de criptomonedas. «Mi especialización es el crecimiento económico y la reducción de la inflación, no las criptomonedas», añadió.
En cuanto a las acciones legales y políticas, Milei mencionó que el gobierno está cooperando con las investigaciones y que ha solicitado una investigación de la Oficina Anticorrupción, incluso sobre sí mismo, para demostrar su buena fe y transparencia.