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La mayor ventaja de una reserva de BTC radica en su escasez: no habrá más de 21 millones de monedas.
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A diferencia del oro, bitcoin no necesita un manejo complejo ni costosísimas medidas de seguridad.
El proyecto de reserva estratégica basada en bitcoin, impulsado por la senadora Cynthia Lummis –conocida en el Capitolio como «La reina de las criptomonedas»-, ha captado la atención de numerosos países y figuras destacadas de la industria. Con esta propuesta, se pone en evidencia el potencial de bitcoin como una herramienta innovadora para modernizar la gestión de activos nacionales.
Lummis presentó su propuesta legislativa en julio de este año, dejando claro que su objetivo era fortalecer el dólar estadounidense y asegurar el liderazgo de Estados Unidos en innovación financiera. El proyecto recibió el respaldo de Donald Trump durante su campaña presidencial, quien prometió hacerlo realidad si regresaba a la Casa Blanca, garantizando así un futuro más favorable en términos de regulación.
El tema ha ganado cada vez más protagonismo a medida que se acerca la asunción de Trump, quien se atribuye logros como el aumento del precio de bitcoin por encima de los USD 100.000. Han surgido diversas opiniones: algunos, como Saifedean Ammous, consideran que las promesas del presidente electo no son más que alegatos vacíos, mientras que otros, como el expresidente de la Reserva Federal Bill Dudley, piensan que una reserva de bitcoin sólo beneficiaría a quienes ya poseen el activo.
El concepto de un «tesoro en bitcoin» se refiere a que un gobierno empiece a acumular BTC de manera regular, con la intención de que estos fondos sean parte de sus reservas nacionales. Tradicionalmente, los países han almacenado valores como el oro, dólares estadounidenses o bonos de otros gobiernos, considerados por las naciones como seguros y estables. Sin embargo, los tiempos han cambiado y cada vez más estados buscan diversificar sus activos y protegerse contra la inflación de la moneda fíat, adoptando estrategias para asegurar la estabilidad económica a largo plazo.
El caso de El Salvador y su importancia
Bajo el liderazgo de Nayib Bukele, en 2021 El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar bitcoin como moneda de curso legal, lo que marcó un hito en la historia de los criptoactivos. Desde noviembre de 2022, Bukele implementó la estrategia de adquirir al menos 1 BTC diario, lo que generó escepticismo y críticas entre especialistas financieros y organismos multilaterales. Sin embargo, El Salvador comenzó a recuperar su inversión tan pronto como bitcoin superó los USD 43.000, y, al momento de escribir este artículo, las reservas en BTC del país superan los USD 600 millones. Al final, quien ríe último ríe mejor. Hay cosas que nunca cambian.
Así pues, los salvadoreños pasaron a tener más opciones para gestionar su economía, algo especialmente valioso en un país con una alta tasa de desbancarización. Bitcoin permite que cualquier persona con un teléfono móvil administre sus finanzas, lo cual resulta crucial en la nación gobernada por Bukele, especialmente considerando que una gran parte de su economía depende de las remesas enviadas desde el extranjero –el uso de BTC puede reducir considerablemente las altas comisiones asociadas al envío de dinero a través de métodos tradicionales-.
No obstante, los niveles de adopción de bitcoin en El Salvador, al menos por ahora, no han cumplido con las expectativas del presidente Bukele. Según una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en 2023 el 80% de los salvadoreños no hizo uso de la criptomoneda. Sin embargo, al analizarlo en frío, esto no es necesariamente negativo. Romper con la lógica del sistema financiero tradicional es un cambio que no se logrará de un día para otro –la gente lleva décadas acostumbrada a construir sus planes en torno al dólar estadounidense-, pero es necesario comenzar en algún punto para que la población entienda que no está condenada a depender de los vaivenes de ningún sistema o gobierno.
Bitcoin es una tecnología que nadie puede ni debe imponer, una innovación idónea para atraer inversión extranjera y generar nuevos empleos. Su suministro limitado y creciente aceptación global lo convierten en una herramienta ideal para trazar planes a largo plazo, lo que ofrece una oportunidad para que los países gestionen mejor sus reservas de valor y economías, enfrentando desafíos como la inflación y el pago de deuda externa.
Bitcoin vs los métodos tradicionales de reserva de valor
El principal beneficio de adoptar una reserva estratégica de bitcoin está en su escasez inherente, ya que nunca existirán más de 21 millones de unidades. En cambio, las monedas fíat pueden ser emitidas sin restricciones por los bancos centrales, lo que genera el tan dañino efecto inflacionario. Por otro lado, al no estar controlado por ningún gobierno, bitcoin puede ser utilizado por países que busquen reducir su dependencia de divisas extranjeras, limitando así la influencia de instituciones internacionales en sus economías.
Aunque la volatilidad de las criptomonedas representa un riesgo, también ofrece una oportunidad de apreciación significativa a largo plazo. El Salvador es un claro ejemplo de cómo ganar dinero con este fenómeno, ya que, con el tiempo, el precio del BTC ha mostrado una tendencia ascendente. Es decir, conforme bitcoin gane mayor aceptación global, una reserva de esta criptomoneda se traducirá en fondos que crecen de forma considerable, generando rendimientos para el país que los mantenga. Alemania, por ejemplo, dejó de ganar más de USD 2.000 millones este año al vender 50.000 BTC que había incautado.
Otra de las principales ventajas de un tesoro en bitcoin es que, a diferencia de los activos físicos tradicionales, como el oro, la criptomoneda líder no requiere un manejo riguroso ni almacenamiento en bóvedas. Además, las transacciones se pueden realizar en minutos o incluso segundos a nivel mundial, lo que permite a los países mover sus reservas de manera mucho más eficiente que con activos convencionales.
Aún está por verse si Trump cumplirá su promesa de campaña, pero, de hacerlo, podría abrir la puerta para que muchos países pequeños adopten una estrategia similar y comiencen a comprar bitcoin de manera periódica –lo que, naturalmente, podría impulsar el precio-. El nuevo presidente debe cumplir con sus votantes, quienes, de ser engañados, difícilmente aceptarán blanquear la mentira como una forma de hacer política, por mucho que la gestión comience a conseguir logros en otros sectores. De momento podemos extraer las siguientes conclusiones:
- El caso de El Salvador demuestra cómo la adopción de bitcoin puede ofrecer una alternativa para países con altos niveles de desbancarización. Aunque los resultados no han sido inmediatos, la experiencia del país ha abierto las puertas a nuevas oportunidades económicas, especialmente en la gestión de remesas.
- A pesar de las fluctuaciones temporales en el valor de bitcoin, sí que es posible incorporarlo como reserva financiera nacional y obtener valor en el largo plazo. Para maximizar los beneficios, una de las estrategias clave es la compra regular de BTC, lo que permite promediar el costo de adquisición y reducir el impacto de las caídas de precio.
- La escasez controlada de bitcoin lo convierte en un refugio seguro para estados o zonas autónomas que buscan proteger sus economías de la inflación y las políticas monetarias externas.
- A diferencia de los activos físicos como el oro, bitcoin no requiere de costosas medidas de seguridad; además, las transacciones son rápidas y globales, lo que facilita a los países mover sus reservas con mayor agilidad y eficiencia, sin depender de intermediarios.