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Lopp busca resguardar la inmutabilidad y soberanía individual, inherentes al protocolo de Bitcoin.
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Aunque aún distante, la computación cuántica podría teóricamente romper la seguridad de BTC.
El debate sobre el impacto de la computación cuántica en Bitcoin (BTC) y otros sistemas de seguridad digitales sigue vigente, alimentado por la incertidumbre sobre cómo esta tecnología podría transformar el ecosistema de criptoactivos basadas en criptografía.
En este contexto, Jameson Lopp, ingeniero de software bitcoiner y cofundador de la wallet CasaHODL, en un artículo publicado el 16 de marzo, ha planteado la idea de quemar los BTC olvidados o perdidos en wallets antiguas, potencialmente vulnerables a futuros avances cuánticos.
Preservar la soberanía individual, la motivación de Lopp
El núcleo del argumento de Lopp es «la defensa de los valores fundacionales de Bitcoin», como la resistencia a la censura, la inmutabilidad y la soberanía individual sobre los activos.
Si un adversario cuántico lograra tomar control de fondos olvidados, se violaría el mantra «no tus claves, no tus monedas», que enfatiza que el control de las claves privadas equivale a la posesión real de los bitcoins. Para él, este escenario no solo afectaría a los usuarios desprevenidos, sino que erosionaría la confianza en Bitcoin como un sistema seguro y descentralizado.
Lopp cree que la recuperación cuántica de Bitcoin no sería un fenómeno neutral, sino una redistribución forzada de la riqueza. Según él, permitir que estos fondos sean reclamados por quienes dominen la tecnología cuántica implicaría transferir valor de los usuarios desprevenidos a los tecnológicamente avanzados.
«Permitir la recuperación cuántica de Bitcoin es equivalente a la redistribución de la riqueza. Lo que estaríamos permitiendo es que Bitcoin sea redistribuido de aquellos que son ignorantes de las computadoras cuánticas a aquellos que han ganado la carrera tecnológica para adquirir computadoras cuánticas».
Jameson Lopp, cofundador de CasaHODL.
En adición, el ingeniero y defensor de Bitcoin rechaza la noción (expuesta en su propio artículo) de que descifrar claves con tecnología cuántica pueda equipararse a la minería tradicional, donde los participantes invierten recursos para validar transacciones y obtener recompensas. De acuerdo con Lopp, participantes del ecosistema de Bitcoin podrían argumentar que el esfuerzo técnico para explotar wallets vulnerables justificaría su «recuperación».
Lopp desmonta esa idea con una analogía: «supongo que, en el mismo sentido que un ladrón gana sus botines por los recursos que invierte en vigilar objetivos y aprender las habilidades necesarias para entrar en edificios». Con esto, equipara la apropiación de fondos ajenos a un acto ilegítimo, independientemente del mérito tecnológico involucrado.
“Después de una gran consideración, creo que es mejor si quemamos las monedas vulnerables a la computación cuántica”.
Jameson Lopp, cofundador de CasaHODL.
La solución de Lopp: quemar los BTC vulnerables
Ante este panorama, Lopp propone una medida preventiva: establecer un plazo tras el cual los BTC en direcciones vulnerables serían quemados o congelados, es decir, retirados permanentemente de circulación o inmovilizados.
Esta acción, conforme lo dispuso Jameson Lopp, incentivaría a los usuarios a migrar sus fondos a direcciones resistentes a la cuántica, como aquellas basadas en firmas criptográficas alternativas (por ejemplo, Lamport o Winternitz), que no dependen de la factorización de números grandes.
«Permitir que los usuarios vulnerables retrasen la actualización indefinidamente resultará en más rezagados, dejando la red más expuesta cuando la tecnología cuántica esté disponible».
Jameson Lopp, cofundador de CasaHODL.
La propuesta, sin embargo, no está exenta de dilemas. Quemar estos BTC implicaría sacrificar fondos que aún podrían pertenecer a propietarios legítimos y vivos. Lopp reconoce este costo, pero lo considera un mal menor frente a la alternativa de que una entidad con capacidad cuántica se apropie de esos bitcoins.
En ese caso, el daño no se limitaría a las pérdidas individuales, sino que pondría en jaque la credibilidad de Bitcoin como almacén de valor y sistema confiable.
La quema de BTC reduciría de forma controlada el suministro
El planteo de Lopp también apunta a que, si los fondos vulnerables caen en manos de actores que empleen sofisticada tecnología basada en tecnología cuántica, el mercado podría enfrentar una inyección repentina de BTC, alterando su economía y generando desconfianza.
Por el contrario, quemarlos reduciría el suministro circulante, un efecto similar al que ocurrió con los bitcoins perdidos históricamente, pero de manera intencional y controlada. Este enfoque, asegura Lopp, fortalecería la red al forzar una actualización masiva hacia estándares más seguros.
La estrategia de Lopp
Implementar la quema no sería sencillo. Requeriría consenso entre los nodos de la red y, posiblemente, una modificación al protocolo, algo que la naturaleza descentralizada de Bitcoin complica. Sin embargo, Lopp insiste en que la pasividad solo «agrava el riesgo», dejando más bitcoins expuestos a medida que la tecnología cuántica avanza.
Su estrategia consiste en establecer una altura de bloque o marca de tiempo específica tras la cual los nodos de Bitcoin dejarían de aceptar transacciones que gasten fondos de scripts (fragmentos de código) no resistentes a la cuántica. Este enfoque busca forzar una transición paulatina hacia esquemas criptográficos más seguros, eliminando el riesgo de que actores con tecnología cuántica exploten fondos en scripts obsoletos, como aquellos olvidados en monederos antiguos.
Para ejecutar esta quema, Lopp sugiere un enfoque escalonado, priorizando los fondos más expuestos, como los scripts P2PK (pay-to-public-key) o aquellos con claves públicas reveladas por la reutilización de direcciones.
Sin embargo, advierte que esta complejidad adicional podría generar controversia entre los usuarios y desarrolladores. Aunque un enfoque más simple que abarque todos los scripts vulnerables de una vez podría ser viable, Lopp reconoce que cualquier cambio de esta magnitud enfrenta desafíos técnicos y sociales en el ecosistema de Bitcoin.
¿Qué plazos propone Jameson Lopp?
En cuanto a los plazos, Lopp estima que las wallets de software necesitarían al menos un año para actualizarse, confiando en que las hardware wallets puedan adoptar criptografía postcuántica mediante actualizaciones de firmware. Además, calcula que migrar los fondos requeriría un mínimo de seis meses de espacio en bloques.
Finalmente, subraya que «para mantener razonablemente el conservadurismo de Bitcoin, sería preferible permitir una ventana de migración de 4 años». Si surgieran atacantes cuánticos, los pools de minería podrían coordinar una bifurcación suave (soft fork) de emergencia para acelerar la quema de fondos vulnerables, protegiendo así la red de forma más inmediata.
Tal como reportó CriptoNoticias, los analistas ven la amenaza cuántica como un riesgo aún distante para Bitcoin, pero el tema sigue generando discusión. Las propuestas de Jameson Lopp y otros actores de la comunidad reflejan un esfuerzo por anticiparse al futuro cuántico, manteniendo viva la búsqueda de soluciones para proteger la criptomoneda.