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Los estafadores robaron información de las víctimas con ingeniería social.
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El fraude se lleva a cabo por llamada telefónica, aunque también envían correos y mensajes de texto.
El fraude telefónico está a la orden del día en este período de cuarentena, llegando a afectar a varios bancos en México. Unas 17 personas denunciaron recientemente ante la fiscalía que sus cuentas bancarias registradas en la entidad financiera Banorte fueron hackeadas, sustrayendo en total unos 10.000 dólares en pesos mexicanos.
Francisco Rodríguez Daniel, encargado de comunicaciones de Banorte, afirmó ante diarios locales que la Fiscalía General del Estado de Coahuila sigue recibiendo reportes de hackeo a Banorte y que podrían existir aún más víctimas. Denuncias en las redes sociales sugieren que bancos como BBVA Bancomer, HSBC y Santander también se han visto afectados con esta misma modalidad de robo, la cual amenaza con expandirse a otros países de América Latina.
El fraude se realiza por llamada telefónica, ya que los estafadores se contactan con los clientes utilizando los números oficiales de las empresas bancarias. El supuesto operador telefónico asegura a los cuentahabientes que sus tarjetas de débito, crédito o cuentas comerciales han sido suspendidas por el banco debido a la falta de documentación. Una excusa que les permite pedir información confidencial de las víctimas.
Los estafadores también suelen enviar correos electrónicos o mensajes de texto confirmando la suspensión de los servicios bancarios, práctica que hace aún más difícil detectar el fraude.
El falso operador del banco sugiere a los clientes descargar una aplicación llamada Team Viewer QuickSupport para monitorear la activación de la cuenta desde su teléfono inteligente. La app les permite ver la pantalla del móvil desde un lugar remoto, así como infiltrarse en los documentos privados y grabar todos los datos ingresados por la víctima a su teléfono.
De esta manera, los estafadores acceden a la clave bancaria que los usuarios utilizan en su aplicación móvil del banco, robando posteriormente el dinero que se encuentra en sus cuentas. Medios locales afirman que la mayoría de las transacciones fraudulentas se llevaron a cabo desde una app telefónica a cuentas del Banco Azteca.
Los bancos no se hacen responsables de llamadas fraudulentas
Aunque el número de afectados sigue en aumento y la modalidad de robo se encuentra activa desde hace más de 10 meses, las víctimas de Banorte denunciaron que la entidad financiera no se ha hecho cargo de la situación. Asimismo, afirmaron que habían cobrado intereses por los montos que fueron transferido en el hackeo.
La estrategia de Grupo Financiero Banorte, según Francisco Rodríguez, es educar a los cuentahabientes sobre métodos para aumentar su seguridad financiera al momento de utilizar dispositivos electrónicos. De esta manera, recalcó que el banco nunca pide datos privados o de contraseñas a sus clientes, y que ante cualquier duda es mejor acudir a la institución bancaria en persona.
No es la primera vez que clientes de Banorte sufren las secuelas de un hackeo, ya que hace dos años atrás también se vieron afectados cuando un grupo de criminales robo datos privados de la empresa. Asimismo, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) recibió tan sólo el año pasado unas 239 mil reclamaciones relacionadas a Banorte por casos de fraude; número que ejemplifica cuán expuestas están las entidades financieras a las estafas y robos electrónicos.
Por si fuera poco, los robos electrónicos se han multiplicado en todo el territorio desde el año 2019, afirman funcionarios de Banxico. No obstante, las autoridades apuntan que los bancos tienden a no reconocer estos hackeos debidamente. El año pasado criminales robaron unos 789 millones de pesos mexicanos por Internet, lo que representa más de 30 millones de dólares americanos.
Banxico, además, afirma que en todo México se reportan anualmente unos 16 ciberataques a bancos de grandes proporciones. Número que puede aumentar este 2020 debido a que la cuarentena ha expuesto a los usuarios aún más al uso de Internet y dispositivos electrónicos.
En este sentido, tanto los usuarios de la banca tradicional, como de las criptomonedas, deben estar atentos ante la proliferación de aplicaciones fraudulentas o plataformas financieras con muy pobre seguridad. Las casas de cambio y los monederos de criptoactivos también son vulnerables a ataques en su software que vulneren los ahorros de sus usuarios, aunque en muchos casos sí se llega a un acuerdo para resarcir las pérdidas monetarias de la comunidad.