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Los hackers y estafadores abundan, pero están lejos de ser lo mismo.
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Puedes ser objetivo usual de cada uno de ellos... o no.
“¡Estafaron a Fulanito!” puede ser una frase común. “¡Estafaron a Twitter/ Telefónica/ Kellog’s!”… no tanto. Del mismo modo, podemos reemplazar el término y el hecho por “hackear” y la cosa cambia: “¡Hackearon a Fulanito!” suena extrañísimo, mientras que “¡Hackearon a Twitter/ Telefónica/ Kellog’s!” se escucha razonable.
Y sí, hackearon a Twitter, aunque no es que queramos que alguien sea estafado y/o hackeado. Pero entrando dentro del reino de lo cotidiano, lo cierto es que los estafadores y los hackers son especies distintas, con una alimentación diferente. Puedes pensar en un estafador como un parásito; una lombriz virulenta que se introduce dentro de tu organismo —tu modo de pensar— casi sin que te des cuenta; mientras que un hacker es un carnívoro grande, con presas igualmente grandes.
Estas especies raramente cambian solo por el hecho de estar dentro del mundo de las criptomonedas, pero siempre podemos diseccionarlas un poco.
¿Qué hace un estafador con criptomonedas?
Por ahí se habla de “mentalidad de tiburón”, y claro, sin ofender a los libros y programas respectivos, que suelen definir este concepto como ser implacable en los negocios; la verdad es que los estafadores tienen más mentalidad de lombriz hambrienta que de tiburón. Es muy usual que tengan un gran carisma e incluso cierto atractivo metafórico, como una libélula o una mariposa. También es bastante usual que tengan la misma clase de cerebro diminuto.
Ajá, te preguntarás cómo una persona con “cerebro diminuto” es capaz entonces de engañar a numerosas otras para sacarles todo el dinero posible —que esa es la definición de estafa. Pues bien, en muchísimas ocasiones, ser inteligente no tiene nada que ver con tener algún talento, y mucho menos con tener carisma o don de gentes. Los estafadores pueden ser perfectamente carismáticos y perfectamente estúpidos al mismo tiempo, así como las personas inteligentes suelen asociarse a miserables habilidades sociales. No siempre resulta de esa forma, pero no siempre se puede tenerlo todo tampoco.
¿Y por qué digo que los estafadores son puro carisma y nada de cerebro? Bueno, que tampoco nada, vamos, que algo de brillantes sí que tienen: saben cómo funcionan las personas. Ahora, ¿saben cómo funcionan las criptomonedas? No, en la mayoría de los casos. Incluso pueden no tener ni idea, aunque sean los fundadores de ese novedoso sistema de trading con Bitcoin que te permitirá conseguir ganancias diarias.
Es probable que solo sepan lo básico al respecto: transferir, cambiar, gastar todos esos fondos robados. Y es que seamos sinceros: ¿cuántas personas se quedarían leyendo en un home de sitio web sobre las matemáticas tras un algoritmo de trading legítimo y riesgoso, y cuántas se quedarían ante la promesa de ganancias diarias sin mover un dedo, solo con un “invertir” una pequeña cantidad?
A casi nadie le importa cómo funciona su televisor, solo le interesa ver los programas. Así es como piensa la gran mayoría: la utilidad se sobrepone al funcionamiento. Aunque, en este caso, la utilidad sea una fantasía. Cuando lo descubran, será demasiado tarde. Los estafadores saben esto, así que no necesitan saber nada más para engañar a otros. Solo necesitan ser simpáticos y convincentes.
A menos que se topen con alguien que empiece a preguntar qué función matemática utiliza el algoritmo, sobre cuál cadena de bloques funciona su novedosa criptomoneda, dónde están esos mineros y cuánta potencia de hash tienen, o cuál es el número de registro de su empresa. Responderán entonces de la buena forma que puedan (es decir, mediocremente) y concluirán con alguna frase parecida a “no tienes que desconfiar, somos una empresa confiable”.
Nada tan antiparasitario como el conocimiento, así que te recomiendo empezar a leer.
¿Qué hace un hacker con criptomonedas?
Solemos creer que los hackers son personas muy listas, y la verdad es que la mayoría lo es, aunque a veces se les cruza algún cable de estafador. El poder de los hackers no es el carisma, de hecho, es lo opuesto a los estafadores: saben cómo funcionan las máquinas. Y no solo eso, sino también qué están haciendo la gente común y las empresas con esas máquinas.
Así, por ejemplo, tenemos al clásico hacker que crea un virus (como una RATA-roba-criptomonedas o un minero) y lo implanta en películas pirateadas que se pueden encontrar gratis en Internet; y a los más ambiciosos, que pasan semanas preparando detallados ataques de ransomware y compañía para medianas y grandes empresas.
Porque si se van a molestar en diseñar y ejecutar un ataque informático tan absurdamente complejo, mejor que valga la pena. Si no, estarían programando para Twitter o algo así… claro que, aparentemente, hackear Twitter es mucho más provechoso. Porque mira, un programador empleado de esta firma gana alrededor de 129 mil dólares anuales, mientras que los hackers de hace unos días se hicieron unos 250.000 dólares en, aproximadamente, quince minutos. Pero que conste que no estamos impulsando a nadie aquí a cometer actividades ilícitas, ¿eh?
Ahora imaginemos un ataque a gran escala, hecho por profesionales y no por adolescentes de 17 años —sí, como el último hackeo de Twitter—. Bueno, no, no tenemos que imaginarlo, la verdad. En abril pasado, se calcula que la compañía Travelex, considerada la oficina de cambio de divisas más grande del mundo, pagó unos 2,3 millones de dólares como rescate en un ataque del ransomware Sodinokibi. Y eso da dolor solo de mencionarlo.
Pero y entonces… ¿los hackers no tienen debilidades? ¡Claro! Los seguros de ciberseguridad ofrecidos por varias aseguradoras, los sistemas informáticos limpios, seguros y actualizados; y, sobre todo, los usuarios y/o empleados educados en ciberseguridad. Porque en realidad ese es siempre el punto más vulnerable de toda la cadena: los humanos.
Y otra cosa. Por alguna soberana razón, los estafadores y los hackers suelen tener mala ortografía. Curioso, ¿no?
¿Qué te hace ser un objetivo?
O mejor: ¿ser estúpido te hace un objetivo? Que va. No tienes que ser estúpido para ser víctima. Puedes saber muy bien cómo funciona todo y allá vas, cayendo en un ataque muy convincente de phishing desde una página que era totalmente idéntica a tu casa de cambio favorita, excepto por ese pequeño carácter Unicode en la URL en el que no te fijaste. O quizás te descargaste la película Contagio (2011) desde tu página pirata de confianza, y ahora tu PC está inexplicablemente lenta.
Quizás tu amigo de toda la vida te juró por su madre muerta que esa empresa realmente pagaba a tiempo, o a tu empleado le sonó muy convincente esa llamada en donde se le pedían algunas contraseñas.
¿Has oído esa frase sobre que hay muchos peces en el mar? Pues bien, lamentablemente, eres un pez, nadando en un inmenso océano donde estafadores y hackers lanzan sus cañas de pescar o sus lanzas, a ver qué encuentran. Nada en particular te hace ser un objetivo, solo estás ahí, siendo ya un posible objetivo.
Claro que puedes ser un objetivo usual o inusual, fácil o difícil. Si eres un ciudadano de a pie, serías un objetivo más bien inusual para hackers, y uno perfecto para estafadores. Si eres una empresa, la motivación se invierte. Si te encanta la idea de dinero fácil y no estás muy interesado en saber cómo se producirá, eres un objetivo fácil. Si te has educado previamente sobre los diferentes tipos de estafas, sobre virus y sobre criptomonedas, puedes ser un objetivo difícil.
Pero nadie está exento, nadie es del todo inalcanzable. Solo podemos trabajar para convertirnos en objetivos difíciles. Y para eso ni siquiera tienes que ir al gimnasio: basta leer, mantener limpios y actualizados tus dispositivos, evitar hablar sobre tus tenencias de criptomonedas en público y andar con fe de que no vayas a pinchar el link equivocado. Bueno, la mayoría no lo hace, así que tampoco es para ponerse paranoico. Solo hay que esperar lo mejor, pero estar preparado para lo peor.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.
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