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La aprobación de un proyecto de ley y de enmiendas podría tardar años.
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Una Orden Ejecutiva aceleraría el proceso, pero también pasa por el Congreso.
Las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en relación con el proyecto de incorporar bitcoin (BTC) a los activos de reserva del país, han generado una serie de dudas respecto a los pasos que deberá seguir el gobierno de Donald Trump para implementar el plan.
Powell hizo referencia a las limitaciones que establece la Ley de Reserva Federal para hacer inversiones en la moneda digital.
Se refirió con ello a que existen normas que «restringen que las inversiones de mercado abierto de la Reserva estén sujetas a las obligaciones del gobierno estadounidense o a los instrumentos garantizados por el gobierno federal o sus agencias».
Lo anterior significa que esta ley tendría que ser enmendada para permitir que el banco central compre bitcoins, tal como señaló Powell. Una acción que necesita pasar por el Congreso.
Tal hecho implica seguir el proceso establecido para hacer enmiendas o aprobar proyectos de ley: la Iniciativa, la Discusión, la Aprobación, la Sanción, la Publicación, y la Iniciación de la Vigencia.
Son etapas donde no sólo intervienen las Cámaras del Congreso, sino también el Ejecutivo (en el primero y en el último paso). Las propuestas deben ser aprobadas por ambas cámaras antes de llegar a consideración del presidente, quien puede vetarla.
Se trata de un proceso que puede llevar meses e incluso años, dependiendo del apoyo político y partidista que tenga una determinada propuesta. Algo en lo que Trump parece contar con algunas ventajas en su próximo y segundo mandato, teniendo mayorías republicanas en las dos cámaras y hasta en la Corte Suprema (por lo menos por dos años).
De ahí que se diga que para crear la reserva de bitcoins Trump recurriría a una Orden Ejecutiva, entendida como «una norma u orden emitida por el presidente y dirigida a una rama del poder ejecutivo para llevar a cabo una acción específica o cambiar una práctica en particular».
El proceso en este caso se acelera porque, para tener efecto, las órdenes ejecutivas no necesitan la aprobación del Congreso, teniendo el mismo peso legal que las leyes aprobadas en esta instancia.
Es así, siempre y cuando se emitan de acuerdo «a un mandato estatutario o delegación de autoridad por parte del Congreso», explican desde el bufete de abogados Fitzgerald Law Company.
En función de ello, una Orden Ejecutiva puede aplicarse si es consistente con la ley. «También significa que el presidente, a pesar de lo que muchos dicen, no puede crear leyes, simplemente puede priorizar su ejecución y especificar la forma en que se hará», agregan los expertos.
“Las órdenes ejecutivas son útiles cuando se necesita actuar con urgencia y pueden proporcionar dirección hasta que el proceso formal de legislar se produzca”, explican.
Justamente esa parece ser la idea que maneja el equipo de Trump, tal como han señalado figuras como el bitcoiner Dennis Porter y Jack Mallers.
Siguiendo esta línea de acción, la Orden Ejecutiva permitiría acelerar la enmienda a la Ley de la Reserva Federal, que limita la inclusión de activos como bitcoin. Podría entonces usarse el Fondo de Estabilización de Cambios del Tesoro de EE. UU. para comprar o vender monedas extranjeras, incluyendo bitcoin.
Dos vías para crear la reserva en bitcoin
Los analistas y expertos legales están divididos sobre si Trump realmente podría usar sus poderes ejecutivos para crear la reserva de BTC, o si sería más adecuada una ley del Congreso.
Actualmente, la propuesta de reserva de bitcoins más concreta que circula en Washington proviene de la senadora republicana pro-bitcoin Cynthia Lummis.
En julio pasado, la senadora presentó un proyecto que crearía una reserva operada por la Oficina del Tesoro. Conocida como «Ley Bitcoin de 2024», la idea es implementar un «programa de compra de bitcoin». Se adquirirían más de 200.000 bitcoins al año durante un periodo de cinco años, hasta un millón de bitcoins (un 5% del suministro total). El objetivo es mantenerlo durante al menos 20 años.
Este plan, que estaría financiado, entre otros, por el oro de la Reserva Federal aún debe seguir un largo camino para cobrar impulso. Aunque se espera que los pasos para su aprobación no tengan obstáculos, tomando en cuenta el apoyo que tiene el nuevo gobierno en el Congreso.
Es muy probable que el proyecto llegue a buen puerto más pronto que tarde, pues se sabe que el Senado planea priorizar la aprobación de este proyecto de ley dentro de los primeros 100 días de la presidencia de Trump. Eso sí, necesitará de cierto grado de apoyo bipartidista para ser aprobada, pues la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y en el Senado no es suficiente por sí sola.
Como contrapartida, se señala la opción de la Orden Ejecutiva, la cual tiene fuerza de ley. Pero las órdenes ejecutivas tienen que ser revisadas por los tribunales y pueden ser revocadas. Incluso pueden ser sobreseídas por una nueva legislación o nuevas órdenes ejecutivas. También pueden ser derogadas por un nuevo gobierno, lo que no ocurre con las leyes aprobadas en el Congreso.
En cualquiera de los casos, una enmienda y una nueva ley forzarían tanto a la Fed como al Tesoro a incluir la moneda digital, pero estas instituciones «podrían ver esta norma como perjudicial», han dicho los analistas del Bitcoin Policy Institute (BPI). Un planteamiento que adquiere un matiz diferente si se logra que se vea a bitcoin solo como una forma de diversificar los activos de reserva.
Habrá que esperar a ver cuál es el camino que toma el gobierno de Trump. Pero la actitud de Powell apunta a que más allá de las restricciones legales (que se resolverían con nuevas leyes o enmiendas), debido a que la inclusión de bitcoin en las reservas también deberá enfrentarse a una serie de conflictos institucionales.
Hay que tener en mente la tradicional resistencia de los bancos centrales, que en su mayoría se muestran escépticos a diversificar los activos agregando BTC. Alegan razones que tiene que ver con los principios que rigen a los bancos centrales de todo el mundo, y de las cuales no escapa la Reserva Federal.