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La descentralización de la primera de las criptomonedas es un verdadero desafío para los Estados.
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Después de todo, las criptomonedas, por diseño, nunca se regularán formalmente.
Desde los ojos de los usuarios de bitcoin (BTC) y otras criptomonedas, la regulación existente en los Estados puede ser confusas porque dependiendo de dónde se encuentren o cómo operen con ellas, deben estar atentos a una ley o legislación diferente que aplique al lugar o a la operación que realizan.
Lo anterior deja claro que hay una brecha entre la tecnología de bitcoin y la ley, la cual -bajo el análisis- revela los desafíos que enfrentan los reguladores del mundo en sus esfuerzos por legislar sobre el ecosistema de las cadenas de bloques.
En una publicación reciente de Forbes, la analista Roselyne Wanjiru detalla los tres desafíos que enfrentan los reguladores de los países africanos en sus intentos por legislar sobre la industria de las criptomonedas.
Los elementos que dificultan la regulación en África también son retos a superar en el resto del mundo, dejando en evidencia que el ecosistema de las criptomonedas requiere legisladores con conocimiento profundo de la industria.
Tal como lo refleja Wanjiru, son «muchos los que creen que la innovación supera a la regulación y si esto es cierto, existe la necesidad de crear un puente entre los innovadores y los reguladores para promover la confianza de los inversores».
En todo caso, la analista destaca que para legislar sobre bitcoin hay que tener presente tres aspectos que dificultan la regulación: la descentralización, la diversidad de protocolos y gobernanzas que existen en el ecosistema, así como pluralidad de jurisdicciones en el planeta.
Los tres desafíos que enfrentan los Estados para regular a bitcoin
1.-La descentralización
Lo primero que destaca Wanjiru como el mayor reto que enfrentan los Estados que buscan regular a bitcoin, es su descentralización.
Este aspecto es la columna vertebral de bitcoin, que ofrece a los usuarios soberanía financiera, libertad de censura y privacidad.
Tal como lo presenta la analista, dado que bitcoin no tiene una autoridad central que ejerza control sobre la red o su criptomoneda ¿cómo puede un gobierno particular supervisar a este criptoactivo, o al resto del sector descentralizado?
Agrega que la descentralización es un verdadero desafío para los Estados por el hecho de que «las autoridades centralizadas, como los bancos, están estructuradas para supervisar la política monetaria y los flujos en un país». Pero el mismo nivel de supervisión no aplica para el ecosistema de las criptomonedas.
De hecho, mantener la supervisión es costoso. Estados Unidos, por ejemplo, gasta millones de dólares en el rastreo de criptomonedas, como lo ha reportado CriptoNoticias con anterioridad.
Los acuerdos de integración como los que existen entre Chainalysis y el gobierno de Estados Unidos, «es lo que hará que la complejidad del ecosistema de las criptomonedas sea más simple para que los reguladores naveguen», señala Wanjiru en su publicación.
No obstante, que los Estados establezcan el rastreo de transacciones como regla no será favorable para los usuarios, ya que, de este modo, el ecosistema se convierte en un entorno cada vez más vigilado, menos privado para quienes interactúan en él.
2.-Diversidad de protocolos y gobernanzas
Otro elemento que dificulta la regulación es que en el ecosistema bitcoin y otras criptomonedas es que abunda la diversidad de protocolos, así como los sistemas de gobernanza.
Bitcoin, por ejemplo, tiene un creador anónimo, conocido bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto.
En el mundo bitcoin «el código es ley» y, por lo tanto, algunas empresas adoptan estructuras planas, eliminando por completo la jerarquía. En ese sentido, Wanjiru cree que algunas legislaciones pueden dejar vacíos muy grandes si miran a la industria de los criptoactivos como estructuras centralizadas, donde hay responsabilidades claras.
«Para las estructuras centralizadas es más fácil cumplir con los requisitos reglamentarios establecidos, como el cumplimiento y la presentación de informes», señala la analista.
Luego Wanjiru se hace una serie de preguntas: «¿Cómo cumplen las empresas de criptografía con los informes financieros? ¿Quién tiene la responsabilidad de las pérdidas financieras en un mercado bajista? ¿Quién rastrea actividades sospechosas o fraudulentas? ¿Dónde pueden reportar estas actividades?»
Agrega que «los legisladores deben apreciar la diversidad de protocolos que existen en el ecosistema como gran punto de partida para construir una mejor comprensión de sus formas de gobernanza». Y con una mejor comprensión de los distintos protocolos que existen y sistemas de gobernanza, podrán legislar con menor riesgo de frenar la innovación.
3.-Diversidad de jurisdicciones
El tercer elemento a superar para enfrentar la regulación de bitcoin son las diferentes perspectivas con la que está se aborda. Por ejemplo, mientras unas prohíben como China, otras aprueban leyes amigables con la industria.
«Una prohibición en un país provoca un cambio en otro para que los negocios puedan continuar y las empresas buscan jurisdicciones más amigables», comenta Wanjiru en su nota.
Agrega que en países como El Salvador y República Centroafricana decidieron adoptar a bitcoin como moneda de curso legal, aun cuando no está del todo demostrado que eso tiene un valor significativo para que otros países hagan lo mismo.
Conclusiones
La gran conclusión a la que llega Roselyne Wanjiru es que pese a todos los esfuerzos que hagan los Estados, la verdad es que «las criptomonedas, por diseño, nunca se regularán formalmente».
Sin embargo, cree que el mejor enfoque para legislar sobre bitcoin en los Estados será que avancen con mesas de trabajo entre reguladores y los actores de la industria de las criptomonedas.
«En consecuencia, los cursos cortos y los sandboxes significan puntos de progreso para esta área compleja» de regular el ecosistema de las blockchains, tal como señala la analista.