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Con un PIB de 2.000 millones de dólares, Bitcoin es más valioso que toda la economía de este país.
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Solo 355.000 personas tienen acceso a Internet en esta nación con más de 4 millones de habitantes.
Una de las noticias más importantes de la semana en el ecosistema de las criptomonedas es, sin lugar a dudas, el hecho de que un segundo país adoptará a Bitcoin como moneda de curso legal. Siguiendo los pasos que dio El Salvador el año pasado, la República Centroafricana ha aprobado una ley que hace obligatorio el uso y la aceptación de bitcoin como medio de pago en todo el territorio.
Esto ha generado grandes expectativas en la comunidad bitcoiner, donde se celebra la suma de una nueva nación, entre aquellas que reconocen los beneficios de la criptomoneda como reserva de valor y medio de cambio. Sin embargo, mientras algunos tocan bombos y platillos por esta noticia, otros se preguntan sobre cuál es el papel de este país en la economía global y el posible impacto que podría tener su decisión en el mercado de Bitcoin.
Empecemos por lo primero. La República Centroafricana, conocida por sus siglas como RCA, es un país sin salida al mar que comparte fronteras con otras naciones como Chad, Sudán, el Congo y Camerún. Aunque en un principio fue una colonia francesa, desde 1960 se trata de un país totalmente independiente que celebró sus primeras elecciones en el año 1993. De esta manera, se convirtió en un Estado con presidente, ministros, una asamblea y la representación de una suprema corte.
A pesar de su política republicana, desde la década de los 2000, el país ha sufrido dos guerras civiles que le ha costado la vida a cientos de personas. Asimismo, esto ha tenido un gran impacto en la economía del país, que tuvo una contracción debido a las disputas armadas, lo que lo ha llevado a convertirse en uno de los países más pobres de África y del mundo entero, según data de UNICEF y ACNUR.
Información del Banco Mundial señala que todo su Producto Interno Bruto (PIB) equivale a poco más de 2.000 millones de dólares. Este indicador económico refleja el valor monetario de todos los productos y servicios que se generan en el país, de los cuales un 58% dependen de la actividad agrícola. Y aunque el país tiene abundantes recursos minerales, como el oro, los diamantes, el uranio e, incluso, el petróleo; aun así, el 67% de sus habitantes se encuentra en el umbral de la pobreza, según el Fondo Internacional del Desarrollo Agrícola.
El PIB de la República Centroafricana supera por poco los 2.000 millones de dólares. Fuente: Banco Mundial.
Poniendo todo esto en contexto, se podría especular que Bitcoin tendría la capacidad de modernizar la economía del país, ayudarlo a desarrollarse en el comercio internacional e incluso enriquecer a su población, en donde el PIB per cápita, al año, no sobrepasa los 431 dólares. No obstante, la situación no es tan sencilla y esto se debe a que los servicios de telecomunicaciones e Internet en esta nación africana no están desarrollados como en otras partes del mundo.
República Centroafricana tiene una limitada conexión a Internet
Mientras que en los países europeos o americanos, casi toda la población tiene un teléfono móvil en su poder, en la República Centroafricana solo el 33% de su población puede gozar de este lujo. Tomando en cuenta que la población total del país africano es de 4,7 millones de personas para 2022, solo 1,64 millones son los que poseen un teléfono propio, según estadísticas de GSMA Intelligence.
Peor aún son los datos de conexión a Internet, compartidos por fuentes como Kepios y Data Reportal, en donde se señala que existe un aproximado de 355.000 usuarios en todo el país. Esto equivale a menos del 8% de toda la población de la república, lo que significaría que más del 90% de sus habitantes no tendrían la posibilidad de utilizar bitcoin como método de pago.
Aunque los estudios señalan que con la pandemia de COVID-19 y las cuarentenas impuestas alrededor del mundo, es probable que el número de usuarios siga aumentando en el año 2022, sigue siendo una cifra alarmante para un país que quiere instaurar como moneda de curso legal a bitcoin. Tomando en cuenta que es necesario tener un dispositivo electrónico, una wallet de criptomoneda y, por supuesto, conexión a Internet para poder recibir o enviar pagos con bitcoin. ¿Si la mayoría de la población se encuentra en extrema pobreza y viven de las actividades agrícolas, realmente una adopción de bitcoin en todo el territorio es viable? ¿O solo será una ley de papel?
Aunque no tenemos las respuestas a estas preguntas, sin lugar a dudas es un dato que nos hace reflexionar sobre el verdadero impacto que podría tener la adopción de Bitcoin en esta república africana. No solo se trata de un país con poco capital como para generar un fuerte movimiento de compra-venta en el mercado de criptomonedas, sino que también resulta tener una infraestructura muy precaria para que sus habitantes logren beneficiarse de bitcoin.
Por si fuera poco, para el 2019, solo el 14% de la población del país tenía acceso directo a la electricidad.
En este sentido, es posible que la adopción de bitcoin quede en manos de los más privilegiados del país, así como tampoco se sabe aún si el gobierno hará una campaña para modernizar la nación en aras de que esta adopción sea factible. Una estrategia que podría beneficiarles, y que también ha aplicado El Salvador, es que el gobierno decida de forma activa invertir en bitcoin para mantener una reserva monetaria que se valore en el tiempo y enriquezca a sus ciudadanos.
No obstante, esto no está planteado en la ley y solo el tiempo, así como las políticas de los gobernantes del país, será lo que dictaminará el impacto que pueda tener la adopción de la criptomoneda en su economía interna.
En cuanto al mercado de Bitcoin, tomando en cuenta que su capitalización supera los 700.000 millones de dólares —350 veces el valor del PIB de la república— pareciera bastante limitado que esta noticia tenga mayor repercusión en el precio de bitcoin. Sin embargo, es probable que el apoyo de otro país, que confía en la criptomoneda, haga que Bitcoin gane cada vez más reputación.