Hechos clave:
-
Entrar a grupos sobre criptomonedas te convierte en un objetivo para los estafadores.
-
Aprendí a dudar del más mínimo contacto de desconocidos en las redes.
Ha pasado poco más de un año, desde febrero pasado. En esa fecha comencé este viaje inesperado, que me llevó de escribir sobre deportes y otros temas “sencillos”, a convertirme en un reportero “especializado” en Bitcoin, otras criptomonedas y el tema de moda, la tan mentada como panacea: blockchain.
En este tiempo he aprendido muchas cosas que antes ni sospechaba. No solo en el ámbito de Bitcoin, su tecnología y sus principios económicos. La tecnología en general se me presenta con otros matices. Pero también la gente, las “oportunidades de inversión” y, sobre todo, las intenciones estafadoras de quienes se presentan como respetables representantes de presuntos negocios legítimos.
En este mundo de las criptomonedas hay de todo. Pero desde mi propia experiencia podría caracterizar tres grandes grupos: los solidarios, que buscan hacer entender a quienes han estado menos expuestos al tema; quienes consideran a los demás unos tontos por saber “menos” que ellos; y, los peores, los que simplemente buscan aprovecharse de los demás. Ya sea por necesidad, por ignorancia o por simple codicia, siempre hay quienes caen ante este último grupo.
Para mí ha sido toda una sorpresa ver la amplia gama de estafadores, aprovechadores y embaucadores que pueblan el mundo de las criptomonedas. No por ingenuidad. No es que desconociera que el mundo está lleno de este tipo de personas, pero sí me agarró por sorpresa el volumen. Especialmente, me ha sorprendido que después de un año, para mí sea prácticamente parte del día a día recibir mensajes de desconocidos en diversas plataformas, ofreciéndome “oportunidades irrechazables”.
Sí, en cuestión de meses pasé de recibir mensajes de familiares, amigos o simples conocidos, preguntando por la vida, los quehaceres diarios, series, películas o deportes; a acumular en bandejas de entrada oferta tras oferta presentándome “el próximo Bitcoin” o cómo ganar dinero “mágicamente” desde mi teléfono.
Dinero mágico, ¿quién cree en eso?
La necesidad tiene cara de perro. Este refrán se usa en Venezuela para expresar cómo, en situaciones de extrema necesidad, se cometen errores y hasta actos de vileza con tal de resolver una situación apremiante. Y precisamente hay quienes por necesidad se dejan enamorar por ideas de “dinero mágico” o “fácil”, que no hace sino esconder detrás una estafa o al menos una oferta engañosa. Las tan mentadas “letras pequeñas”.
Pero a quien preste atención, un mensaje que comience con “¿quieres ganar 300 dólares a la semana con sólo usar tu teléfono?” debería encenderle las alarmas. Y si viene de un desconocido, mucho más.
Pues eso es lo que me ocurre cada día. Sobre todo en Telegram, plataforma muy movida en este mundo de las criptomonedas, con grupos y canales informativos de casas de cambio, proveedores de soluciones de pago y un sinfín de empresas o comunidades dedicadas al “ecosistema cripto”.
Al cubrir la fuente, me he unido ya no sé a cuántos de estos grupos o canales, buscando estar informado, captar historias interesantes que reseñar o hallar buenas fuentes informativas.
A cambio, me ha tocado la lotería de los “hola” de personas con nombres impronunciables, de países con los que no he tenido ningún tipo de contacto y que no traen sino ese tipo de ofertas. Minería en la nube, inversiones en esquemas piramidales y retornos improbables que a los más desinformados podrían parecer “irrechazables”.
Ya a la fecha me acostumbré a bloquear cuanto contacto extraño me dijera cualquier cosa de la nada en mi Telegram. Pero por un tiempo, incluso llegué a interactuar para ver qué había detrás de esos abusos de confianza. Nada bueno.
“Sólo tienes que invertir 100 dólares y en tres meses recibes el triple de tu inversión. Pero por cada persona que refieras, te llevas el 10% de su inversión”, es un ejemplo de “oportunidades” que me llegaron a presentar y que, lógicamente, rechacé. Si mis ingresos dependen de llevar gente a tu esquema, ya sé que no tienes un producto real con el que puedas responder a tus inversionistas. Punto. Fin de la discusión.
Otras prácticas comunes
A los mensajes de personas extrañas se suma otra práctica tan común como desagradable. Es incluso más invasiva, más violatoria de tu privacidad y de tu tiempo. Se trata de la constante inclusión, sin previo aviso, consulta o aprobación, a grupos en el mismo Telegram.
Estás tranquilo en tu aplicación de mensajería (en mi caso, la de preferencia, a pesar de familiares y amigos) y de repente ves que tienes 100, 200 mensajes nuevos en un chat. Cuando te das cuenta, ese chat no existía 10 minutos antes en tu línea de tiempo. Estás en un grupo del que nadie te avisó y al que, además, te agregó un perfecto desconocido.
¿Qué esperan lograr con eso? ¿Creen que saldré corriendo a meter 10, 20, 50, 100 dólares en su esquema de inversión, en su “academia” de trading o comprando cursos que ofrecen en su grupo? ¿De verdad? Lo mejor que pueden esperar de mí es un bloqueo y denuncia como spam. Pero lo común de la práctica solo me arroja un dato alarmante: siempre hay quienes caen.
Todos pasamos por lo mismo
No soy el único. Conversando con compañeros de CriptoNoticias, otros medios del área o entusiastas de Bitcoin y las criptomonedas, pude ver que es alarmantemente común esta práctica.
Casi todas las historias comienzan de la misma forma. “Hola, veo que eres un entusiasta de las criptomonedas y creo que te puede interesar la propuesta que te quiero presentar”, puede ser un ejemplo de mensaje recibido por algunas de estas personas.
Detrás de esa presentación, con tono incluso respetuoso, siempre están los mismos esquemas, las mismas ofertas engañosas. En definitiva, estafa tras estafa buscan ocultarse entre la maraña de grupos y chats del “ecosistema”.
La proliferación de estafas o potenciales esquemas piramidales y presuntamente fraudulentos ha sido tal que incluso artistas y personalidades se han visto mezclados en historias escabrosas recientemente.
Siempre parten de la misma premisa, ofreciendo retornos de inversión muy suculentos y aprovechando, sobre todo, la ignorancia. Después de todo, decir “blockchain” o criptomoneda te sitúa en el tópico de moda. Ya pasó en 2017 con la explosión de las ICO (Ofertas Iniciales de Moneda), que aprovecharon la corrida alcista que acercó a BTC a los USD 20.000.
Ahora, ocurre sobre todo con el trading y esquemas de inversión que se esconden detrás de fachadas “educativas”. Como dije, yo bloqueo cualquier mensaje de ese tipo. Por desgracia, son muchos más de los que me gustaría. Esto, al parecer, es como un precio a pagar por emprender este oficio en el área de criptomonedas. Por suerte, las cosas buenas son más, todavía.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.