Hechos clave:
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Los bancos comenzaron a dar dólares en efectivo en Venezuela, pero no siempre funciona.
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Con bitcoin, no debo esperar a que nadie pueda o quiera darme mi dinero.
Últimamente he estado retirando dólares en efectivo directamente en la oficina de un banco en Venezuela. Hasta hace poco, esta historia parecería sacada de un cuento de ciencia ficción, tras largo tiempo en el que la palabra «dólar» era sinónimo de crimen en el país. Pero ahora, sí, los bancos están autorizados para ejecutar operaciones cambiarias y entregar billetes extranjeros a los clientes.
En circunstancias normales, evito el efectivo a toda costa. Nada más cómodo que lo digital y mejor todavía si es con bitcoin (BTC). Pero una reciente mudanza me ha obligado a recurrir a los dólares con regularidad: el casero solo admite pagos con efectivo o vía Zelle. Para usar la segunda, necesitaría cuenta en algún banco estadounidense o depender de un tercero.
Desde el momento en que pagué por primera vez el depósito del lugar opté por el efectivo. Y al descubrir que a través del servicio en línea de mi banco podía cambiar bolívares (moneda local) por dólares y retirarlos en taquilla, se hizo mucho más fácil… hasta que tocó el pago de este mes.
Normalmente, me preparo con tiempo. Esta vez no fue la excepción, y comencé el proceso faltando más de una semana para la fecha de pago: cambié los bolívares por el monto en dólares que necesitaba más la comisión (menos de 1%), que cabe destacar me parece bastante razonable.
Una vez con los dólares acreditados en mi cuenta, pasé a agendar el retiro. Porque tampoco es tan sencillo como ir a una taquilla y pedir el monto que uno quiera: toca «avisar» desde la página web que uno pasará a retirar el efectivo, seleccionando la oficina que uno prefiera. En mi caso, al primer intento no aparecía disponible la de mi conveniencia (a pocas cuadras de mi nueva residencia). Pero tenía tiempo, así que decidí intentar de nuevo al día siguiente.
Retiro agendado, ¿todo en orden?
En efecto, mi oficina preferida aparecía sin problemas al día siguiente. Hice la solicitud muy tempranito (no eran siquiera las 8 AM cuando logré hacerlo) y proyecté ir a la oficina a mitad de mañana.
El banco te da un día para retirar el efectivo en la oficina seleccionada, no indica que debes ir al día siguiente. Pero cuando llegué a la oficina me dijeron que no aparecía mi solicitud. Tras una breve queja de mi parte, la chica que me atendió rectificó: «sí, aquí está, pero la hiciste hoy. Debes venir mañana».
Ya no estaba tan contento. Había pedido permiso para ausentarme en el trabajo y, aunque la oficina está cerca, entre la caminata ida y vuelta y el tiempo de espera en el banco, en total perdí más de una hora. Y debía repetir el proceso al día siguiente, para retirar mi propio dinero. «¿Y la gente todavía no entiende por qué necesitamos tanto de bitcoin?», me preguntaba en el camino de regreso.
A pesar de mi molestia, decidí no darle demasiada importancia. Al día siguiente volvería, me darían mis billetes como habían estado haciendo antes y ya, el caso pasaba a la historia. Pero la nueva respuesta fue incluso peor: «oye, no tenemos efectivo en este momento».
Me atendía otra persona, que ante mi reclamo solo supo decir: «pasa en el transcurso del día a ver si nos llegó». Era pasada la media mañana, ya había perdido nuevamente una hora de trabajo; después de mediodía debía salir a llevar a mi hija a una clase; y el banco cierra a las 3 de la tarde. ¿Y se supone que pase «en el transcurso del día»? Pues no. Tras confirmar que al no retirar ese día el saldo volvía a estar disponible en la cuenta, decidí volver al «pasado» y buscar quien me vendiera ese efectivo por fuera.
La solución y una reflexión final
No todo es malo, aunque la situación en general termine siéndolo. Mi búsqueda fue breve, pues uno de mis amigos más cercanos justamente acababa de recibir efectivo y lo puso a mi disposición. Además, él usa criptomonedas desde hace poco y le parecía buena idea cambiar ese efectivo por su equivalente en la moneda USDT de Tether.
Entonces, el problema de los billetes estaba resuelto, no sin un saldo negativo: alrededor de 5% de pérdidas de mi parte por la diferencia entre las tasas de cambio del dólar oficial (Banco Central de Venezuela) y el mercado paralelo. Tuve que cambiar los dólares de la cuenta a bolívares para luego pasarlos a USDT. La negativa de mi banco me costó no solo tiempo. También perdí dinero.
Sé que a estas alturas sigue siendo mayoría la gente que no acepta bitcoin, que no lo entiende o que no le interesa. Por eso, el efectivo y otros métodos todavía dominan los pagos, en Venezuela y fuera de ella.
Pero para mí, todo lo ocurrido en días recientes no hace sino consolidar mi noción con respecto al valor de Bitcoin: con esa red, no dependo de que un banco quiera o pueda darme mi dinero, porque mientras yo controle las llaves de mi monedero, puedo mover a mi antojo mis BTC cuándo quiera y a quien quiera. Este es otro claro caso de uno de los lemas bitcoiners: bitcoin arregla esto.
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