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Telegram lanzará una blockchain descentralizada, distanciándose de criptomonedas como Libra.
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Facebook planea ofrecer un servicio financiero, mientras que Telegram se centra en la tecnología.
En los últimos años las criptomonedas se han convertido en un producto de interés para empresas de redes sociales y aplicaciones de mensajería. Cada vez más plataformas deciden embarcarse en la industria blockchain y lanzar sus propias criptomonedas, destacando entre ellas Facebook y Telegram. La incursión revela que el eterno versus entre las blockchains centralizadas y descentralizadas también se encuentra presente en las empresas de esta industria.
El interés del sector por las criptomonedas es muy obvio. Primero empezaron los planes de Kik (la aplicación de mensajería instantánea fundada en 2010, por la canadiense Kik Interactive) con su token Kin, luego en el 2017 Telegram reveló los detalles de una futura blockchain y finalmente Facebook en el 2019 confirmó que también se uniría al mercado de las stablecoins. Los objetivos son diversos, pero la mayoría de las empresas parecen confesar que no desean quedarse atrasados ante las innovaciones. Una preocupación válida, sobre todo si tomamos en cuenta que tanto las redes sociales como blockchain pertenecen al nicho de los nuevos servicios digitales.
En este sentido, firmas como Facebook y Telegram han decidido innovar y aprovechar una industria que genera hoy en día buenas ganancias. Pero aunque estas dos empresas prestan servicios similares, tienen maneras diametralmente opuestas de abordar y desarrollar sus nuevos productos blockchain. Mientras Facebook se ha decidido por crear una criptomoneda basada en la gobernanza de una asociación, Telegram asegura que soltará las riendas de su proyecto para el desarrollo colectivo. En este artículo hablaremos a profundidad de estos dos modos de gobernanza, así como de sus posibles causas e impactos.
Dos visiones distintas
Bitcoin es el padre de las blockchains, pero también es el hijo de los Cypherpunks. Debido a que esta criptomoneda funda el ecosistema, la comunidad adoptó gran parte de la ideología de este grupo como suya. En este sentido, la independencia, la privacidad y, por ende, la descentralización del poder son principios incuestionables en el ecosistema. Es bajo esta mirada que la irrupción de plataformas blockchain con gobernanzas centralizadas resultan tan controversiales, puesto que van en contra del ideal financiero de persona a persona (P2P) que introduce Bitcoin.
No obstante, debido a que Bitcoin es de código abierto y la tecnología blockchain tiene cada día más impacto a nivel financiero, son muchas las empresas que adoptan estas redes bajo un gobernanza de unos pocos, para así mantener un mayor control sobre sus proyectos. Facebook es un ejemplo de cómo una empresa de redes sociales puede estar interesada en la tecnología blockchain, más no en su funcionamiento descentralizado.
La directiva decidió hace meses atrás que su criptomoneda sería administrada por un grupo, llamado Asociación Libra, conformado por más de 20 empresas del sector financiero y comercio digital. La entidad posee una junta directiva y un equipo ejecutivo, quienes son los que toman las decisiones sobre el destino de Libra.
El proyecto de Facebook ha recibido fuertes críticas debido a esta decisión, ya que los usuarios consideran que Facebook y las empresas afiliadas podrían condicionar su funcionamiento. La censura de las transacciones y el desarrollo del criptoactivo de manera unilateral son algunas de las preocupaciones que saltan a la vista en una gobernanza centralizada.
La mayoría de las empresas prefieren desarrollar blockchains centralizadas con el objetivo de seguir manteniendo el control sobre sus proyectos. Después de todo se trata de un producto que, en la mayoría de los casos, ha sido lanzado para generar ganancias o beneficios. Sin embargo, otras firmas no parecen tan interesadas en generar ganancias teniendo control total sobre la red que crearon.
Telegram anunció esta semana que su blockchain TON será totalmente descentralizada. La directiva no solo decidió que el proyecto no tendrá una fundación ni entidad directiva, sino que también dejará de contribuir en su desarrollo, luego del lanzamiento. La decisión de Telegram genera sorpresa después de la avalancha de críticas que recibió Facebook en el 2019. La firma parece no estar interesada en desarrollar únicamente un producto para su aplicación de mensajería de texto, sino más bien una nueva red que competirá con otras blockchain públicas del mercado.
Dos destinos opuestos
La movida de Telegram se diferencia considerablemente del proyecto Libra de Facebook debido a los objetivos que persigue. Es notable que Mark Zuckerberg y compañía están interesados en generar ganancias concretas con su futura stablecoin. Debido a ello, Libra es un proyecto sumamente controlado, en donde cada uno de sus actores desea tener voz y voto en el destino del criptoactivo. Por otro lado, los beneficios de Telegram con el desarrollo de TON no parecen tan claros, puesto que puede tratarse más bien de una apuesta a largo plazo y no de ganancias concretas como Facebook.
El punto de bifurcación está en que Facebook está interesado en ofrecer un servicio financiero concreto y Telegram apuesta a capitalizar el ecosistema blockchain como totalidad. Por ejemplo, Facebook desde un principio ha sido claro respecto al funcionamiento de Libra como criptomoneda estable, confirmando incluso cuáles monedas fíat respaldarán su valor. Asimismo, la directiva ha confirmado que Libra tiene como meta convertirse en un método de pago digital en Internet, el cual podrá ser utilizado en las plataformas de Facebook, Instagram y WhatsApp.
Debido a estas características de Libra, no pasó mucho tiempo para que reguladores y entidades bancarias entendieran su finalidad. Facebook está ofreciendo una nueva alternativa a los bancos tradicionales y se quiere convertir en su competencia, por ello ha recibido tanto rechazo de las autoridades y la industria bancaria. En vista de que Libra fue concebida como servicio financiero, no resulta extraño que Facebook funcione como un intermediario de confianza. El objetivo de la plataforma no es innovar o revolucionar el sector financiero, sino facilitar un servicio que pueda ser conveniente y popular entre los usuarios. La centralización del poder es el método más adecuado para que Facebook capitalice las ganancias, mientras motiva una mayor adopción entre aquellos usuarios que no comprenden la tecnología blockchain.
Esta misma estrategia de gobernanza no le conviene al proyecto de Telegram, ya que el mismo está enfocado a otro público. Desde el lanzamiento de su libro blanco, TON es una blockchain que ha sido presentada como una alternativa a blockchains públicas como Bitcoin y Ethereum. La idea de la empresa es ofrecer una red con contratos inteligentes, aplicaciones e incluso robots que pueda superar en escalabilidad a las antecesoras. Es decir, Telegram está enfocando su nicho en el mercado de criptomonedas en bruto. Su público son los usuarios asiduos a las criptomonedas. Por ello, si desea competir contra Bitcoin o Ethereum, solo lo puede hacer con una blockchain de código abierto.
Aunque la discusión entre la gobernanza centralizada y descentralizada se mantendrá siempre activa en la comunidad de criptomonedas, es una realidad ineludible que ambos tipos de proyecto seguirán existiendo y cohabitando sin importar cuán dramática sea la controversia. Los usuarios siempre serán los que tengan la última palabra, incluso cuando una empresa concentra todo el poder. La comunidad seguirá eligiendo y popularizando aquellas blockchains que mejor se acoplen a sus necesidades e ideales.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.