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El Salvador no ha claudicado con sus compras periódicas de bitcoin.
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Tanto Nayib Bukele como Stacy Herbert han dado indicios de que sus convicciones no han cambiado.
Parecía que la opinión pública ya se había acostumbrado a las posibilidades que El Salvador ofrecía respecto a bitcoin. Sin embargo, el reciente acuerdo entre el país centroamericano y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alterado la situación, pese a que las autoridades gubernamentales han declarado que siguen firme en sus convicciones y, hasta el momento, hay evidencia que lo sustenta.
En diciembre pasado se anunció que, tras más de tres años de negociaciones, se concretaba un acuerdo que otorgará al país 1.400 millones de dólares para fortalecer su equilibrio fiscal. Desde el FMI aclararon que ambas partes no habían llegado a un entendimiento debido a los parámetros de la Ley Bitcoin vigente en El Salvador, sobre la cual el presidente Bukele se comprometió a realizar algunos ajustes.
Estos cambios consistieron, principalmente, en que la aceptación de bitcoin ya no será obligatoria para los comercios en El Salvador. Además, el gobierno anunció que, de manera progresiva, descontinuará la Chivo wallet, la billetera digital que lanzaron en 2021.
A partir de ese momento, la reacción en internet fue polémica. Algunos, indirectamente, han acusado al gobierno de ser cómplice de ese al que consideran el enemigo definitivo, el FMI, mientras que otros adoptaron una postura más comprensiva. Sin embargo, lo que se dice en internet no siempre refleja la realidad.
Aunque no es posible resumir con exactitud lo que actualmente se vive en El Salvador, sí que lo es hacer un llamado a la reflexión, principalmente por dos razones. La primera es la importancia de no simplificar el recorrido ni el impacto de procesos tan innovadores. Algunos hablan como si la administración de Bukele hubiera enterrado a bitcoin y borrado de un plumazo los logros alcanzados en los últimos años. Nada más lejos de la realidad.
La segunda razón radica en comprender el valor de la calma y la investigación en medio de situaciones que muchos perciben como auténticos terremotos. Si el lector se toma el tiempo de investigar y basarse en las diversas evidencias surgidas desde diciembre, se dará cuenta de que no existe nada empírico que sugiera que «el recorrido de bitcoin ha llegado a su fin en El Salvador» o algo similar.
El 19 de diciembre, Stacy Herbert, directora de la Oficina de Bitcoin bajo la administración de Bukele, dejó en claro, entre otras disposiciones, que la criptomoneda líder seguiría siendo de curso legal, que el país continuaría comprando BTC, y que, aunque la Chivo Wallet sería descontinuada, esto no implicaba el fin de los servicios de billeteras digitales en el país.
Asimismo, Herbert mencionó que su oficina seguiría diseñando políticas para atraer inversiones y desarrollando programas educativos. En este contexto, destacó las iniciativas de CUBO+, que capacita a desarrolladores en Bitcoin y Lightning, así como las de Mi Primer Bitcoin y Node Nation, que enseñan sobre criptomonedas en las escuelas primarias del país.
Este último aspecto resulta crucial, puesto que la educación es fundamental para fomentar el uso de cualquier innovación. Si bien la ayuda política genuina no debe despreciarse, el cambio realmente cobra fuerza cuando proviene de abajo, es decir, de la gente, y para lograrlo la educación es clave.
Otro aspecto relevante es el de las compras. Desde el anuncio del acuerdo con el FMI, El Salvador ha realizado más de 50 adquisiciones de bitcoin, algunas de ellas bastante significativas. Antes de la asunción de Donald Trump, el país adquirió nada menos que 11 BTC. El 3 de febrero, realizó otra compra por el mismo monto. En otras palabras, a pesar de la breve pausa al final de enero, El Salvador no ha desistido de sus compras periódicas.
Por otro lado, conviene mencionar que Bukele siempre ha sido un mandatario muy activo en redes sociales, promoviendo medidas de diversos ámbitos implementadas en el país. En el caso de bitcoin no ha sido la excepción, ya que casi todas las actualizaciones de balance son anunciadas a través de su cuenta de X. Además, rara vez pierde la oportunidad de comentar sobre eventos relevantes en el mercado, aprovechándolos para destacar oportunidades de adquirir BTC con descuento.
También es importante resaltar que, en enero, Bukele aprovechó la ocasión para arremeter contra sus opositores. Los acusó de haber criticado durante años sus decisiones económicas y de ahora intentar decirle en qué gastar las ganancias obtenidas gracias a su estrategia –comprar bitcoin cuando está a la baja y esperar a que suba-. El presidente, en sus intervenciones públicas, no ha mostrado ningún indicio de que la estrategia adoptada en 2021 haya llegado a su fin.
Aunque algunos sectores insistan en ciertos tecnicismos que puedan encontrarse en uno que otro documento, lo cierto es que, con bitcoin, El Salvador sembró las semillas de un cambio que en solo 4 años no podía convertirse en una especie de utopía libertaria. Para correr, primero hay que caminar, y aquí empezó algo con implicaciones mucho más profundas.
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