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El país sigue innovando en regulación, convirtiéndose en referente mundial.
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Iniciativas como Bitcoin Beach florecen, cultivando la educación y la soberanía financiera.
El 7 de septiembre de 2021, El Salvador fue el primer país en otorgarle curso legal a una bitcoin, y hoy cuando se cumplen 3 años de aquél acontecimiento, resalta lo mencionado por Nayib Bukele, hace pocos días, durante una entrevista con la revista Time. «Bitcoin no ha tenido la adopción generalizada que esperábamos», reconoció el presidente salvadoreño acotando que podría haber funcionado mejor.
La falta de adopción masiva de bitcoin entre los salvadoreños, tras ser reconocida como moneda de curso legal, se considera una de las principales fallas. El tema ha servido de insumo para los críticos del mandatario. Las estadísticas que indican su poco uso se convierten rápidamente en titulares de medios opositores.
A pesar de ello, Bukele ha sido firme en la defensa su proyecto: «siempre nos enorgullecimos de ser un país libre, libre en todos los sentidos», acota, resaltando la libertad que tienen los ciudadanos de optar por usar o no una moneda como bitcoin.
Son varias las razones que explican por qué BTC no ha llamado la atención de los salvadoreños. Muchos miembros del ecosistema exponen constantemente las posibles causas.
«Una de ellas es que el 70% de la población no está bancarizada», dice Mike Peterson, uno de los principales líderes de Bitcoin Beach, la ciudadela pionera de El Salvador. Por eso insiste en que sí hay avances, aunque leves y lentos. «Es un proceso, por eso la prioridad es la educación».
Peterson respalda la visión de Bukele sobre el proyecto bitcoin, señalando que la experiencia ha sido más positiva que negativa. Sobre todo, porque es uno de los caminos que ha dado visibilidad mundial a El Salvador, un pequeño país de Centroamérica que, hasta hace pocos años, era desconocido para la mayoría en el mundo.
El ser pioneros y modelo a seguir para muchos es una de las principales ventajas, comentó Bukele. Y realmente es eso lo que más resalta en las tres claves que CriptoNoticias repasa este 7 septiembre, cuando se cumplen 3 años de la entrada en vigor de la Ley Bitcoin.
Primeros en tener a bitcoin como reserva estratégica
A finales de 2021, poco después de declarar a bitcoin como moneda de curso legal, Bukele anunció un nuevo plan: comprar bitcoin para incluirlo en las reservas estratégicas del país.
Para muchos la propuesta era totalmente descabellada, considerando la volatilidad que caracteriza a la criptomoneda –a corto plazo–. Inmune a las críticas el mandatario puso en marcha su iniciativa y así El salvador comenzó a hacer hodl (ahorrar) bitcoin.
En un principio, el plan no mostraba muchos avances. Tras alcanzar un máximo histórico de casi USD 70.000 a finales de 2021, el valor de la moneda creada por Satoshi Nakamoto se fue a pique en 2022 y gran parte del 2023.
Durante ese tiempo se puso énfasis en las pérdidas no realizadas en las que incurría el Estado, las cuales llegaron a sumar más de USD 70 millones para finales de 2023.
Esto llevó a demandas y acusaciones de malversación de fondos. En medio de la polémica, Bukele siguió con su plan de holdear e incluso se comprometió a comprar 1 BTC al día.
Los frutos comenzaron a verse a inicios de 2024, con el nuevo rally de bitcoin. Gracias a su propiedad de revalorización a largo plazo, las compras de El Salvador actualmente registran ganancias no realizadas que rondan el 25% y el Estado posee unos 5.865 BTC.
Con estas tenencias, El Salvador ya se encuentra en la lista de las ballenas de bitcoin. Esto, en un momento en el que la criptomoneda gana cada vez más terreno como refugio de valor, siendo reconocida como activo importante por grandes empresas de las finanzas internacionales.
Como Bukele, los políticos del mundo, incluyendo los de Estados Unidos, ahora dan importancia a bitcoin. Y se abre el debate para incluir a la criptomoneda en las reservas estratégicas como herramienta para solventar problemas económicos.
Pioneros en el desarrollo de leyes para bitcoin
Con la entrada en vigor de la Ley Bitcoin, no solo nació una legislación que dio a BTC rango de moneda, sino que también se desarrolló un marco legal muy completo que da impulso al ecosistema y que también sirve de modelo para el mundo.
Hay que tomar en cuenta que, además de la Ley Bitcoin en 2021, el año pasado se aprobó la Ley de Emisión de Activos Digitales, junto con otras normativas que fomentan la adopción.
Para este 2024 se prepara una enmienda a la Ley de Bancos con el fin de promover la banca privada de inversión, la cual podrá ofrecer servicios en dólares o en bitcoin. Adicionalmente, dos reformas preparan el terreno para defender la autocustodia y para apoyar medidas antilavado de dinero.
Tales hechos han sido reconocidos a nivel global. De hecho, según el ranking 2024 de la firma Coincub, plataforma que se ocupa de hacer análisis técnicos sobre el ecosistema de las criptomonedas, las leyes de El Salvador –junto a las de Suiza– son las mejores a nivel mundial para la integración de bitcoin al sistema financiero.
El Salvador se coloca incluso por encima de la Unión Europa, que destaca en el panorama regulatorio luego de la aprobación el año pasado del Reglamento para el Mercado de Criptoactivos (MiCA).
En ese sentido, con su regulación, el país centroamericano también se posiciona a la cabeza de América Latina, donde los avances en materia de regulación de bitcoin están muy fragmentados y se han quedado rezagados en la mayoría de los países, salvo muy pocas excepciones.
La semilla para nuevas formas de adopción
Aunque la mayoría de los salvadoreños no usa bitcoin, la iniciativa que cobró vida en el pueblo playero de El Zonte ha tenido una de las repercusiones más sonadas del modelo salvadoreño. Allí nació Bitcoin Beach, una economía circular donde las actividades de la comunidad giran en torno a la criptomoneda.
Bitcoin Beach se ha hecho famosa a nivel global y se erige como sitio de culto para el turismo bitcoiner. Su comunidad, en la que BTC es el eje del sistema de pagos, es inspiración para la creación de numerosas ciudadelas en todo el mundo. Los proyectos se siguen multiplicando, generándose nuevas formas de adopción de bitcoin.
No solo se trata de que las personas solo paguen con la moneda digital por sus bienes y servicios, como se entiende normalmente la adopción. Se trata de que las personas asuman el llamado «estándar bitcoin», defiendan su soberanía financiera y tomen la descentralización como modo de vida.
Bajo este criterio aparecen varios tipos de ciudadelas, más allá del modelo en el que los miembros de una comunidad intercambian bitcoins, hay espacios que se conforman como defensa ante las restricciones de gobiernos y élites financieras.
De ahí el concepto de ciudadela como espacio geográfico con capacidad para resistir un asedio externo, brindando refugio a sus habitantes. La gente se agrupa así buscando compartir sus ideales comunes y para educar en el manejo independiente del dinero. Es el motor que mueve a muchas de las economías circulares que se han asentado en Latinoamérica.
También es el criterio que prevalece en algunas ciudades o pueblos, donde son los gobernantes o líderes locales los que deciden adoptar a BTC para entender y experimentar «con una nueva forma de dinero«.
Eso sucede, por ejemplo, en proyectos que copian el modelo gubernamental salvadoreño como el que surgió en Santa Mónica (Estados Unidos) y en la zona económica especial de Próspera, en la isla Roatán de Honduras. También hay experiencias de países como Japón, que sienten curiosidad por lo que implica BTC y decretan «El Día de El Salvador».
Queda esperar que aparezcan nuevas mutaciones en esos modelos de ciudadelas que siguen el rastro de El Salvador. Lo importante es que prevalezca en ellos los ideales de libertad que dan soporte a la filosofía de bitcoin.