Hechos clave:
-
La polĂtica monetaria de Bitcoin no se ajusta por decretos de ningĂşn Estado.
-
Argentina ha intentado frenar la crisis econĂłmica inyectando más dinero en la economĂa.
La idea de que un incremento en la base monetaria en Argentina implica por sĂ mismo una reducciĂłn de la inflaciĂłn parece errado, porque quienes ajustan la emisiĂłn de dinero argumentan -o presumen- que su distribuciĂłn es equitativa entre los ciudadanos y los bancos comerciales, incluyendo al Banco Central. Este es uno de los motivos por el cual quienes pensaron la polĂtica monetaria de Bitcoin eligieron un modelo que no dependiera de las decisiones individuales.
La estrategia parece simple: como consecuencia de las dificultades para financiar las Letras del Tesoro y la significativa devaluaciĂłn del peso, las autoridades deciden cada cierto tiempo inyectar más dinero en el sistema privado y pĂşblico para que la ajustada liquidez no cree un cuello de botella que impida el pago de compromisos comerciales. ÂżUna polĂtica monetaria basada en los preceptos de Bitcoin podrĂa defraudar a los actores de la economĂa solo con base en que cada vez hay más o menos liquidez? ÂżLos problemas de liquidez no habĂan sido programados precisamente por quienes obtienen ganancias de los prĂ©stamos o de la devaluaciĂłn, es decir, quienes tienen ventajas en las negociaciones de activos a tasas preferenciales o quienes no se ven afectados por los controles cambiarios?
En teorĂa, la medida permite incrementar la cantidad de billetes y monedas circulantes, tomando en cuenta las reservas de los bancos comerciales y del Banco Central. Pero en la práctica, las metas son difĂciles de cumplir, debido a que cada ajuste trimestral se establece con base en una expectativa sobre cĂłmo esperan ellos que se comporte la economĂa en un periodo de 90 dĂas.
El factor más debatido en este punto es la necesidad que tiene el gobierno de no transgredir el acuerdo que tiene Argentina con el Fondo Monetario Internacional, que solo aceptarĂa el incremento de 2,5% de la base monetaria si no interfiere con el programa de crĂ©dito del organismo internacional. A propĂłsito, Christine Lagarde, exdirectora del FMI, afirmĂł que sin la intervenciĂłn del organismo «la crisis de la Argentina serĂa mucho peor». Evidentemente este juicio está construido alrededor de la idea de que son los bancos los que sostienen las economĂas globales. Y si caen los bancos caemos todos. Esto es, cuando menos, irĂłnico.
En concreto, tengo la impresiĂłn de que tanto el uso de los crĂ©ditos desmedidos que impone el FMI para «salvar las economĂas» de los paĂses de medianos o pocos recursos, y los controles cambiarios y la polĂtica monetaria contractiva del Banco Central, no son sino un paño de agua tibia para un problema que está precisamente en un modelo constituido para privatizar las ganancias y socializar las pĂ©rdidas.
El suministro de dinero sin lĂmites
En general, las monedas de paĂses como Estados Unidos, Venezuela, Zimbabue tuvieron un suministro suficiente al momento de sus respectivos lanzamientos en los mercados. Pero las polĂticas de emisiĂłn sin medida precipitaron el valor de cada una, entre otras razones porque quienes deciden o regulan ni siquiera contemplan la posibilidad de que la distribuciĂłn de valor ha estado errada desde el comienzo y no admiten que el objetivo de la emisiĂłn es financiar un gasto sin escrĂşpulos de los gobiernos.
Asà se ha crecido la base monetaria en Argentina en los últimos cuatro años, con la emisión de más dinero respaldado en deuda o en expectativas irrealizables.
Dado que la inflaciĂłn monetaria, en el contexto de mercados especulativos, suele ser una serpiente de ocho cabezas, los gobiernos han incrementado el suministro de liquidez, con el objetivo de culpar posteriormente de las crisis a los especuladores y al mercado. Pero lo cierto es que el gasto pĂşblico, por ejemplo, podrĂa financiarse en muchos paĂses con base en los impuestos o la autogestiĂłn de recursos. Si los gobiernos se vieran obligados a usar bitcoin, no podrĂan devaluar la moneda con el argumento de que hace falta más liquidez.
Lo que ha ocurrido en Argentina es la fĂłrmula perfecta para erosionar aĂşn más la economĂa, porque el gasto se financia a travĂ©s de dos frentes: los prĂ©stamos del FMI para los bancos y la emisiĂłn de más dinero. Evidentemente los impuestos no son muy populares y la autogestiĂłn de recursos necesita regulaciones y una cultura que no está presente en nuestras sociedades por ahora. Lo que ha ocurrido, como consecuencia, es que se ha creado una cultura de personas que creen en un modelo alternativo, sustentado precisamente en Bitcoin, que es una criptomoneda ideal para evadir la inflaciĂłn y los controles de los gobiernos.
La polĂtica monetaria de Bitcoin
El valor de bitcoin está en la capacidad que tiene de enfrentar el status quo de las polĂticas monetarias que los gobiernos imponen a los ciudadanos como forma de control. Como sugiere Camilo JorajurĂa, «en comparaciĂłn con Bitcoin, los Estados son entidades arcaicas», por lo tanto, medir los dos sistemas parecerĂa un exabrupto.
El cambio de paradigma tiene que atravesar esta dicotomĂa del valor del dinero introducida por una nueva generaciĂłn de plataformas y mĂ©todos para intercambiar dinero.
Bitcoin no altera su polĂtica monetaria por decisiones personales o de gobiernos de ningĂşn tipo. La base de los cambios en el cĂłdigo de Bitcoin está en las discusiones de la comunidad y los desarrolladores. Y aĂşn asĂ hay lĂmites definidos para regular la cantidad de criptomonedas que entran en circulaciĂłn al mercado. La medida está en la capacidad de cĂłmputo que tiene la red en un momento determinado, debido a que la dificultad de la Prueba de Trabajo se ajusta automáticamente de acuerdo con la cantidad de participantes que aportan sus herramientas para procesar transacciones e impedir que un atacante modifique la historia de dichas transacciones.
Un rasgo distintitivo de Bitcoin es que cualquier participante de la red de mineros tiene la posibilidad de obtener criptomonedas emitidas como recompensa por su disposiciĂłn a contribuir con la seguridad de la historia de las transacciones. No hay un Ăşnico ente que decida sobre la emisiĂłn de las criptomonedas porque la polĂtica monetaria está programada y, como ya saben, solo es posible emitir 21 millones de unidades a lo largo de un tiempo preestablecido. Satoshi Nakamoto comentĂł en un correo del 8 de noviembre de 2008 cĂłmo entendĂa esta propuesta, incluso cuando la tasa de inflaciĂłn de bitcoin era de 35% segĂşn un usuario identificado como Ray Dillinger, quien argumentaba que esa cifra no se modificarĂa dadas las condiciones de la red: la cantidad de mineros en ese momento y la inexistente demanda.
A medida que los ordenadores se vuelven más rápidos y aumenta la potencia total para generar bitcoins, la dificultad aumenta proporcionalmente para mantener constante la nueva producción total. Por lo tanto, se sabe de antemano cuántos nuevos bitcoins se crearán cada año en el futuro.
El hecho de que se produzcan nuevas monedas significa que la oferta monetaria aumenta en una cantidad planificada, pero esto no da necesariamente como resultado la inflación. Si el suministro de dinero se incrementa a la misma velocidad que aumenta el número de personas que lo usan, los precios se mantienen estables. Si no aumenta tan rápido como la demanda, habrá deflación y los primeros propietarios de dinero verán que su valor aumenta.
Satoshi Nakamoto.
La frecuencia con la que bitcoin entra en circulaciĂłn en el mercado depende todavĂa de numerosos factores. Por ejemplo, la necesidad que tenga cada minero de intercambiar valor o la posibilidad a largo plazo de que algunos comerciantes acumulen más criptomonedas que otros. Pero es virtualmente imposible que la tasa se incremente, ni siquiera por accidente, como pudo haber ocurrido hace poco -si el protocolo lo hubiese permitido por un defecto en la programaciĂłn- cuando los nodos de Bitcoin evitaron que alguien inflara el mercado con 1.265 BTC.
El modelo de emisiĂłn contempla que los bitcoins distribuidos se utilicen como se utiliza el dinero en cada una de las actividades humanas que requieren intercambio de valor. Pero con el atenuante de que nadie, al menos que haya consenso, pueda modificar la frecuencia en la que crece la base monetaria. RazĂłn por la cual, desarrolladores como Luke Dashjr insisten en que hay que crear mecanismos para evitar la centralizaciĂłn de la minerĂa, aunque sabe que no es algo que podrá «resolverse de la noche a la mañana».
Una polĂtica de escasez parece haber aportado valor a un activo cuya demanda crece con el tiempo. El resto, ya obedece a la oferta y la demanda. Algunas direcciones de bitcoin poseen más o menos bitcoins. Y en la medida que hay más usuarios y se diversifica el mercado, la competencia entre servicios que usan bitcoin podrĂa ser el preámbulo a la competencia entre las monedas que emiten los gobiernos y la emisiĂłn distribuida de bitcoin.
Salvo que en esa carrera las monedas fiduciarias, como el peso argentino, parecen estar perdiendo, porque aunque hay más demanda de bitcoin porque es útil y tiene cada vez más valor, la demanda de pesos ha sido impuesta y cada vez más personas consideran que la pérdida de valor no justifica su uso.
Descargo de responsabilidad:Â los puntos de vista y opiniones expresadas en este artĂculo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.