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Siempre que se habla de «mineros» en criptoactivos se piensa en gente o muy experta en hardware, dispuesta a la aventura, o en alguien con suficiente capital para respaldar una operación masiva y a gran escala. En cualquier caso, por una razón u otra, suele ser equivalente a «no es para mí».
Y es una lástima. La minería es el corazón del ecosistema de criptomonedas y blockchain. Cada nodo en manos de un particular, cada equipo confirmando transacciones y añadiendo bloques significa un agente más de seguridad y respaldo, un aporte a esta comunidad mundial que estamos construyendo y que ya está haciendo la diferencia.
Los costos de los equipos, la infraestructura necesaria para alojarlos, los conocimientos técnicos indispensables para mantenerlos funcionando y el precio y la confiabilidad del servicio eléctrico son algunos de los factores que dificultan que más personas vean la minería como una alternativa de negocios.
Dave Carlson, el fundador de Giga Watt, lleva años hablando de esas problemáticas y presentando propuestas para solventarlas. El proyecto que nos trae ahora es el producto de su experiencia, primero como referencia en minería de Bitcoin, luego como bandera de minería a gran escala. Ésta última propuesta capitaliza y reúne años de ensayo y errores, de aprender sobre la marcha y ser la punta de lanza del mundo de minería a gran escala.
Hasta ahora, para participar en el mundo de la minería se tenían pocas alternativas:
- Minería en el hogar
- Minería en la nube
- Instalaciones auto-gestionadas
- Alojamiento con terceros
Minería en el hogar
Con algo de habilidad, dinero y espacio cualquiera puede armar un pequeño equipo de minería en casa. Las ventajas obvias son tenerlo cerca, en monitoreo constante y un costo nulo por el espacio. Las desventajas son el calor y el ruido que pueden generar ciertos equipos, nada desdeñables, el costo de electricidad, que en zonas residenciales es considerable (para los EEUU es 9.4 centavos / KWh en promedio) y empieza a afectar la relación costo/beneficio a partir del 5to minero, hasta llevarlo a rentabilidad cero; y por supuesto, el espacio ocupado, que puede ser bastante.
Minería en la nube
Es un esquema en uso desde hace tiempo, pero las desventajas no han permitido que se generalice. El principio es pagar por una fracción del equipo y recibir utilidades proporcionales. Es un sistema accesible a pequeños mineros y puede ser muy atractivo a primera vista. Entre las desventajas está la rápida obsolescencia de los equipos, que requiere una proyección del margen de ganancia imposible de calcular, ya que los imponderables abundan, el sobreprecio del equipo que varía entre un 30% y 180% del costo al minorista y una cierta oscuridad de los administradores de los equipos, de modo que los mineros no sólo no saben donde se encuentran las instalaciones, sino tampoco el modelo o los números de serie de sus equipos ni su rendimiento real.
Esta política de no transparencia ha devenido en una serie de estafas en que los supuestos mineros cierran operaciones sin más explicaciones, resultando imposible rastrearlos y recuperar el dinero pagado. Ese estado de indefensión e incertidumbre desmotiva a los potenciales clientes.
Instalaciones auto-gestionadas
La construcción de grandes instalaciones de gestión propia, si es llevada a cabo por especialistas eficientes y capaces es una de las mejores opciones. El costo por equipo es relativamente bajo comparado con la rentabilidad, que es alta. El límite máximo viene dado por la capacidad técnica de los operadores y el espacio disponible, y normalmente se considera un buen punto de inicio unos 5000 mineros.
El costo del equipo en estas magnitudes limita su acceso a particulares. La inmensa mayoría de este tipo de instalaciones pertenecen a empresas, o a asociaciones de grandes mineros que reúnen sus capitales para afrontar los costos de arranque.
Con todo, el riesgo de involucrar varios expertos en distintos campos, la necesidad de coordinación constante y el peligro permanente de un error que puede costar millones son factores que hay que considerar con seriedad, incluso en grandes compañías.
Alojamiento con terceros
Esta opción da todas las ventajas de las instalaciones autogestionadas, sin ninguna de sus desventajas. Por lo general, para poder optar al uso de un alojamiento de terceros se pide un mínimo de 100 mineros, lo que pone los gastos iniciales en un punto difícil de alcanzar para particulares.
En Giga Watt ese mínimo de entrada es 1 minero con precios ventajosos. La empresa se hace cargo del mantenimiento, instalación y monitoreo. Su política de transparencia permite que el minero sepa la ubicación de sus equipos, elija el modelo a utilizar y cuál es su rendimiento y utilidad.
Debido a estas ventajas, el problema aquí es que la demanda excede en mucho a la oferta. Tomando esto en cuenta, la oferta de Giga Watt de los tokens WTT, que garantizan al titular espacio en las instalaciones del estado de Washington es muy atractiva.
La preventa del proyecto Giga Watt abrió el 2 de junio y estará activa hasta el 31 de julio, así que aún existe la posibilidad de aprovechar todas sus ventajas desde el principio.