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La caída de bitcoin (BTC) es impulsada principalmente por factores macroeconómicos.
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Bitcoin tiene fundamentos propios para desmarcarse y brillar como el "oro digital" que es.
A menos que algo cambie en los próximos 3 días, bitcoin (BTC) se aproxima a cerrar un febrero rojo.
Resulta llamativo si se tiene en cuenta que febrero es, históricamente, uno de los meses más alcistas para la moneda digital. Pero, como dice una vieja regla del trading y las inversiones, rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros.
El siguiente gráfico, provisto por CoinGlass, muestra cuál ha sido el rendimiento mensual de bitcoin desde el año 2013:
La caída de bitcoin desde el 1 de febrero supera el 10%, lo que ha sorprendido a inversionistas que esperaban ver un 2025 súper alcista. Lejos de estar pasando eso, BTC ha marcado horas atrás su precio más bajo en lo que va del año calendario en curso.
Pero, a no preocuparse. De momento, todavía puede considerarse que BTC está teniendo una corrección habitual y hasta saludable (pues permite un crecimiento orgánico sin señales de sobrecompra).
El siguiente gráfico muestra el precio de bitcoin desde enero de 2024. Allí queda en evidencia todo lo que ha subido desde entonces y se observa que la caída actual es relativamente menor:
🤔¿Qué está pasando con bitcoin?
Para entender qué ocurre con BTC es necesario mirar el panorama macroeconómico. En las últimas semanas, el escenario global ha estado marcado por señales que generan incertidumbre entre los inversionistas, especialmente en Estados Unidos, el principal motor económico que influye en los mercados financieros, incluidos los de criptomonedas.
Uno de los factores clave es la inflación en EE. UU., que sigue mostrando señales de resistencia. Según datos recientes, el índice de precios al consumidor (IPC) ha registrado un aumento mensual del 0,4% durante los últimos tres meses.
Si esta tendencia se mantiene, la inflación anual podría escalar hasta un 4,6% para julio de 2025, un nivel que pondría presión adicional sobre la economía. Este panorama ya fue destacado en un artículo de CriptoNoticias ayer, 24 de febrero, donde se advirtió que el aumento sostenido del IPC está poniendo en jaque a los mercados, incluido bitcoin.
En este contexto, la Reserva Federal (Fed) no parece dispuesta a acelerar los recortes en las tasas de interés. En su más reciente reunión, la Fed mantuvo las tasas en un rango de 4,25%-4,50% y proyectó solo dos recortes para todo el año, una postura mucho más conservadora que las expectativas previas del mercado, que aguardaba hasta cinco reducciones.
Esta decisión de la Fed refleja una cautela ante el riesgo de que la inflación no se enfríe lo suficiente, lo que limita la liquidez disponible para inversiones en activos volátiles como BTC. Tasas altas favorecen instrumentos más seguros, como los bonos del Tesoro, y enfrían el apetito por el riesgo.
A esto se suma el hecho de que Trump ha desatado una «guerras de aranceles» contra países como China, México y Canadá, una política que podría disparar aún más la inflación al encarecer las importaciones.
Estas medidas, combinadas con planes de desregulación y una posible reserva estratégica de bitcoin, generan un cóctel de incertidumbre. Aunque la retórica pro-criptomonedas de Trump podría ser positiva a largo plazo, en el corto plazo los aranceles amenazan con tensionar los mercados globales, lo que históricamente ha llevado a caídas en activos considerados «de riesgo» como bitcoin.
Frente a este entorno, los inversionistas están adoptando una postura más conservadora. La aversión al riesgo se hace evidente: cuando la inflación sube y las tasas de interés no ceden, el dinero tiende a fluir hacia refugios tradicionales como el efectivo o los bonos del Tesoro (habitualmente llamados «la inversión más segura del mundo»), dejando de lado activos especulativos como las criptomonedas.
Además, fuera de lo macroeconómico, no puede dejar de mencionarse el reciente hackeo al exchange Bybit. Si bien no afectó directamente a bitcoin y los usuarios del exchange, en general, no están mostrando problemas para retirar fondos, puede considerarse un golpe a la industria de los activos digitales.
📈La fiesta alcista no ha terminado
Sin embargo, no todo es pesimismo. Los fundamentos alcistas de bitcoin siguen intactos, y hay razones para creer que, tarde o temprano, logrará desmarcarse de este contexto macroeconómico adverso.
La oferta monetaria M2 en EE. UU. sigue creciendo y se acerca a su máximo histórico. Este exceso de liquidez tiende a buscar activos alternativos como BTC, especialmente en un entorno donde la inflación erosiona el valor de las monedas fíat.
Además, la adopción institucional continúa: firmas como BlackRock han destacado en reportes recientes que bitcoin podría consolidarse como una «cobertura contra riesgos que los activos tradicionales no pueden abordar», una narrativa que refuerza su papel como «oro digital».
A esto se suma el factor cíclico. Históricamente, bitcoin ha mostrado resiliencia tras correcciones como la actual, especialmente en años posteriores a un halving, como el de 2024. La reducción en la emisión de nuevos BTC sigue fortaleciendo su escasez, un atributo que lo distingue de otros activos y que, en el mediano plazo, podría impulsar su precio al alza independientemente de las turbulencias macroeconómicas.
Incluso en este febrero rojo, el análisis técnico sugiere que la caída actual podría ser el preludio de una «ruptura al alza», como apuntó un trader reportado por CriptoNoticias el 29 de enero de 2025, al identificar patrones de «banderín alcista» en el gráfico de precios.
En resumen, aunque el panorama macroeconómico actual plantea retos para bitcoin, sus fundamentos sólidos y su naturaleza única como reserva de valor sugieren que esta corrección podría ser solo un bache en el camino. Tarde o temprano, BTC brillará nuevamente como el «oro digital» que es, demostrando su capacidad para sobresalir incluso en tiempos de incertidumbre global.