-
Bitcoin cuenta con una emisión máxima y es posible regular la distribución de monedas en la red.
-
El sistema central emite dinero sin respaldo, devaluando el trabajo de quienes menos perciben.
En tiempos donde la economía genera más angustia que calma y más dudas que certezas, conviene regresar a aquellos conocimientos clave para despejar la mente de incertidumbres.
A fin de paliar la crisis económica generada en el contexto de la epidemia de Covid-19, los gobiernos del mundo han optado por emitir cantidades exorbitantes de dinero, expandiendo artificialmente sus fondos de reserva en monedas que, todos sabemos, no tienen un respaldo en activos físicos desde que se rompiera el acuerdo de Bretton Woods en 1971.
Desde este evento histórico partimos para recordar cómo Satoshi Nakamoto, la entidad detrás de la creación de Bitcoin, contempló en este protocolo los mecanismos monetarios inflacionarios y de compensación que contribuirían a traer equilibrio a la criptoeconomía.
Satoshi explica muy bien estos principios en uno de los correos que enviara, junto a la comunidad criptográfica en 2008, afirmando que «si la oferta total de monedas aumenta en la misma medida que la cantidad de usuarios, el precio se mantendrá estable […] Las monedas tienen que ser distribuidas de alguna manera, y emitirlas a una tasa constante parecer ser la mejor fórmula».
Bitcoin basa la distribución del dinero en las comisiones de transacción (pagadas por el usuario) y en la recompensa de bloque, esta última conformada por monedas nuevas, emitidas cuando un bloque es minado exitosamente.
Según explica Satoshi en otro comentario, este mecanismo de recompensa constituye el incentivo para que un nodo ejecute una prueba de trabajo sobre un bloque. Una vez el nodo reclame la recompensa, esta circulará entre otros participantes del ecosistema según sea administrado.
Esta emisión constante, pero no exacerbada de monedas, no es una inyección injustificada de dinero nuevo, lo que sin duda desvirtúa la economía y genera anomalías inflacionarias, como ha ocurrido con el sistema fíat desde hace 50 años. Satoshi explicaba en ese mismo correo que esta emisión sería regulada mediante el mismo protocolo, y para esto fijaría la dificultad de la red proporcionalmente al aumento del poder de procesamiento de las computadoras. Así, se evita que los cada vez más potentes equipos de minería puedan acelerar la producción de bloques y por ende, recibir más recompensas.
«Esto nos permitirá saber cuántos nuevos bitcoins se producirán anualmente en el futuro», dijo Satoshi, y ese futuro está aquí. Faltan muy pocos días para el próximo halving, o reducción de la recompensa de minería a 6,5 BTC por bloque y las expectativas de muchos con respecto son alcista, aunque algunos argumentan que podría haber temporada de decrecimiento. Pero una gran mayoría de la comunidad se siente cada vez más entusiasmada, pues Bitcoin está siendo adoptado cada vez más e históricamente el halving no ha interferido con su crecimiento.
Es precisamente bajo esta expectativa de crecimiento y adopción, que el halving funciona moderando la emisión y distribución de monedas. Por tanto, si tomamos al pie de la letra la ley de oferta y demanda, al ser cada vez más escasas las monedas, se encarece su precio en dólares o cualquier otro fíat. Esto no es definitivo ni una constante invariable, pero hasta ahora el precio de BTC ha aumentado en la medida de la reducción de su emisión total, como puede apreciarse en el siguiente gráfico de ChartsBTC:
Si comparamos el historial de factores y eventos económicos cruciales de Bitcoin, con el comportamiento de la economía fíat a partir de la disolución del acuerdo de Bretton Woods, podemos apreciar cómo el sistema financiero predominante ha aumentado la emisión y distribución de dinero (en unidades efectivas), pero no en su calidad o integridad como almacenamiento de valor. En otras palabras, el dinero se ha devaluado y hay cifras que lo respaldan.
El sitio WTFHappennedin1971 cuenta con una galería de imágenes gráficas donde se puede comprobar lo afirmado.
Navegando en esta web encontramos datos interesantes y perspectivas de todo tipo, como la gráfica que muestra a continuación. Allí se aprecia cómo desde la suspensión del Bretton Woods, el índice de precios al consumidor para el cuidado de la salud se incrementó drásticamente, seguido de los gastos de educación y cuidado infantil.
En el caso de Estados Unidos, el índice de precios al consumidor en su evolución histórica (1775-2020) muestra además cómo desde 1971 los precios han crecido aceleradamente, siendo los picos más recientes de crecimiento en la Primera y Segunda Guerra Mundial respectivamente. Esto demuestra cómo en años recientes hemos vivido un periodo inflacionario sin precedentes.
Aunque vale recordar que el dólar es la principal moneda a nivel global y un estándar desde hace años, no se puede pasar por alto que las demás monedas, como el yen, euro, libra esterlina y los marcos alemanes, también se depreciaron en los años subsecuentes a la disolución del Bretton Woods.
Bitcoin y las múltiples aplicaciones prácticas de su tecnología tienen el potencial de renovar el intercambio de bienes y la prestación de servicios, lo que atrae a otros nichos con intereses diferentes al mero impulso de hacer dinero de forma especulativa, conformando una comunidad diversa y emoci
Así, no solo ha aumentado la cantidad de usuarios de Bitcoin, sino que el mercado se adapta orgánicamente a la realidad, más allá de hipótesis y otros azares de la subjetividad individual.