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El funcionario está acusado de robo, manejo de bienes sospechosos y uso de información para benefici
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Si el robo hubiese ocurrido con dinero en efectivo no se habría detectado con facilidad.
Un funcionario de la policía australiana fue acusado formalmente de haberse robado más de 80 bitcoins (BTC) que fueron confiscados hace unos años en un caso ligado al narcotráfico.
William Wheatley fue presentando en una audiencia de detención ante el Tribunal de Magistrados de Melbourne, en Australia. Allí fue señalado de robo, tráfico de bienes sospechosos de ser producto de un delito y uso de información para beneficiarse deshonestamente.
A Wheathley se le señala de haber tomado 81,6 bitcoins que estaban depositados en un monedero frío de la marca Trezor. El dispositivo fue confiscado en una redada policial contra el narcotráfico en enero de 2019, en la cual participó.
En la audiencia de esta semana, el detective Deon Achtypis, quien también participó en el operativo antidrogas, habló como testigo. Recordó que el monedero se entregó a la unidad especial Icarus, que estaba llevando adelante la investigación.
Dijo Achtypis Achtypis que tres semanas después de la incautación del monedeo frío, un tribunal autorizó la recuperación de la wallet para poder ingresar a él.
Fue el 14 de febrero de 2019 cuando finalmente entraron a la wallet y se percataron de un movimiento de 81,6 bitcoins a dos direcciones distintas. Las transferencias se realizaron el 29 de enero, es decir, pocos días antes de que las autoridades australianas ingresaran al monedero.
Se dijo en ese momento que los fondos fueron retirados de la hardware wallet por alguno de los cómplices de los narcotraficantes que cayeron en la redada de enero de 2019. Y así había quedado en el archivo.
Pero no fue sino hasta 2021 cuando nuevas herramientas de rastreo de transacciones sugirieron que los fondos del Trezor, en realidad, terminaron en manos de un policía inmerso en la investigación.
El detective Achtypis contó en la audiencia que una de las direcciones IP arrojadas en el caso estaba vinculada con la sede de la policía de Melbourne. Esto le hizo entender que algún miembro del cuerpo “pudo haber estado involucrado en el movimiento de los BTC”.
Las investigaciones finales determinaron que entre el 29 de enero y el 11 de abril de 2019 se hicieron 28 transferencias desde una de las direcciones que recibieron los más de 80 bitcoins robados. El seguimiento de las transacciones reveló luego que el punto final fue la cuenta bancaria del funcionario William Wheatley.
Bitcoin es rastreable, el fíat no
La posibilidad que tuvieron los investigadores de la policía australiana para determinar la presunta responsabilidad del oficial Wheatley en el robo de más de 80 bitcoins, hace recordar por qué los criminales suelen preferir el dinero fíat en efectivo.
Bitcoin, aunque enaltece la privacidad, es un protocolo pseudoanónimo. Esto implica que, con herramientas adecuadas, se puede hacer trazabilidad continua a una o miles de transacciones, permitiendo así relacionar un movimiento financiero con algún delito, como en este caso, un robo.
Una tarea que sería muy difícil de lograr si el robo hubiera sido en dinero en efectivo, ya que no existe algún indicio que se pueda rastrear fácilmente, como sí en las operaciones con bitcoin.
Esta realidad hace que incluso las autoridades de Estados Unidos reconozcan la preferencia de los antisociales por el dinero fíat tradicional y no las criptomonedas para distintos crímenes, como el lavado de dinero o el fraude.