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Tras la victoria de Trump se produce una estampida de capitales del mercado chino.
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Trump amenazó con castigo a quien abandone el dólar para el comercio internacional.
Desde que Donald Trump fue declarado presidente electo de Estados Unidos, el mercado de capitales chino ha experimentado una fuga de fondos extranjeros sin precedentes, poniendo en tela de juicio el proceso de desdolarización que el país asiático comenzó a impulsar junto con algunos miembros del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, entre otros países que se han sumado recientemente).
En septiembre, siendo candidato, Trump envió un mensaje contundente a los países que se habían apartado de la moneda estadounidense para comerciar. «Si dejas el dólar, no harás negocios con Estados Unidos porque vamos a imponer un arancel del 100% a tus productos», dijo el republicano en aquél momento. Poco después, la India, que había decidido impulsar el uso de su moneda para distanciarse del dinero estadounidense, anunció que no dejará de lado al dólar, manifestando su desacuerdo con la agenda de desdolarización que envolvió al panorama financiero global en los últimos meses.
Ahora, los datos indican una estampida de inversionistas internacionales del mercado chino. Es lo que reflejan las cifras de la Administración Estatal de Divisas de China (SAFE), que el mes pasado registró una salida neta de capitales. Esta fuga de capitales es de 45.700 millones de dólares, alcanzando un total de 234.600 millones de dólares en salidas frente a solo 188.900 millones en entradas, lo que representa un aumento significativo respecto a los 25.800 millones de dólares de octubre. Esta cifra, reportada por Reuters, marca un récord y refleja una clara pérdida de confianza por parte de los inversores internacionales en el mercado chino.
La desbandada de capitales del mercado chino sucede pese a los esfuerzos de las autoridades por evitarlo. Intentaron contener la salida masiva introduciendo medidas de estímulo económico en medio de condiciones que empeoran, como una recesión en el mercado inmobiliario de China y la caída acelerada del valor del yuan.
La amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles a China y a otros países ha acelerado la caída del valor del yuan, exacerbando la situación. El Banco Popular de China ha notado que las tenencias de bonos por parte de instituciones extranjeras han disminuido por tercer mes consecutivo, indicando una tendencia de desinversión en el gigante asiático.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) ha analizado que «el fenómeno del dólar fuerte tras la victoria presidencial del electo Trump tuvo un impacto en los mercados de capital de los países emergentes, incluida China». Este análisis subraya cómo las políticas proteccionistas de Trump están influyendo en la economía global, afectando significativamente a la estrategia de desdolarización de Beijing.
La desdolarización ¿un tiro en el pie para China?
Con este panorama, el gobierno chino se enfrenta a nuevos desafíos económicos, proponiendo medidas como un mayor déficit fiscal, la emisión de bonos gubernamentales a largo plazo y ajustes en las reservas y tipos de interés para inyectar liquidez. Sin embargo, BNP Paribas advierte que «el impulso de la recuperación económica de China depende de variables externas como la velocidad de implementación de las medidas de estímulo económico y el momento de los aranceles estadounidenses».
Después de todo, la moneda estadounidense ha emergido más fuerte que nunca, alcanzando un nuevo récord en su participación global en pagos. Datos, incluidos en un informe, señalan que en la red interbancaria SWIFT, el uso del dólar en transacciones internacionales ha escalado al 49%, la cifra más alta en los últimos 12 años. Esta tendencia indica un aumento de nueve puntos porcentuales en la utilización del dólar en comparación con el año anterior, lo que reafirma su predominancia en un contexto de creciente competencia.
Mientras tanto, la desdolarización se muestra como un juego trabado, especialmente por el hecho de que muchos países parecen resistirse a la idea de un choque frontal con Occidente. Pero también por la necesidad de establecer un sistema de pagos independiente que finalmente no se ha concretado y que, al parecer, no se concretará a corto plazo.
Así pues, la política económica de Trump ha desacelerado la desdolarización, al menos por ahora, si se toma en cuenta que este fenómeno fue algo que avanzó progresivamente y que se ha dado por varios factores, como la inestabilidad económica global, las tensiones geopolíticas o la autonomía monetaria.
Las medidas agresivas de Trump frenaron el impulso hacia una economía global menos dependiente del dólar y también han reforzado su hegemonía financiera, dejando a China y a sus aliados en los BRICS en una posición donde deben recalibrar sus estrategias de inversión y comercio internacional en un entorno cada vez más complejo y hostil.